Los desafíos tras la renuncia de un gerente general

<P>Una situación así puede provocar una sensación de vacío que inmoviliza y cambia las prioridades e incluso la visión de la empresa. Por eso, es necesario mejorar la motivación del resto del equipo y trabajar en la retención de otros talentos.</P>




LA rotación es un tema permanente en las empresas, aunque adquiere otro cariz cuando el que se va es quien lidera la organización en su día a día y cumple un rol fundamental en la cohesión e integración de los equipos. Por lo mismo, es una circunstancia para la que hay que estar preparados.

Las razones de por qué renuncia el gerente general de una organización pueden dividirse en dos grandes grupos: por desacuerdo con las políticas de los accionistas, o bien para asumir nuevos desafíos en otra compañía o para comenzar un proyecto personal.

Cualquiera sea el caso, con su salida el equipo puede perder foco y orientación, pudiendo generarse una sensación de vacío que inmoviliza y provoca un cambio de prioridades y en la visión de la organización. Por eso, reponer la pieza faltante y reorganizar el equipo se convierte en primera prioridad, pese a que los reemplazos no siempre son fáciles y muchas veces representan una gran oportunidad para cambiar culturas y estilos que no están ayudando a los objetivos y estrategia de la empresa.

"Ante la renuncia de un líder se pueden tomar dos opciones: intentar mantener las cosas como antes o comenzar a dar más espacio a los de abajo.

En general, los nuevos líderes que surgen lo hacen de forma natural dentro del equipo del gerente anterior o a través de una contratación externa", señala Murilo Arruda, managing director de DNA Human Capital.

La situación también impone a las organizaciones una reestructuración y un esfuerzo para seguir con las labores que se habían definido. En paralelo, se debe sostener y mejorar la motivación del resto del equipo, que pudo haberse visto afectada por la salida de quien lo encabezaba. Así, en el período previo a la llegada del nuevo gerente, la compañía tiene que esforzarse por lograr un funcionamiento cohesionado.

"Otro punto esencial será la retención de los talentos claves de la organización, ya que la salida del líder puede acarrear la salida de otras personas afines, ya sea porque lo siguen en sus nuevos desafíos o porque cae su interés en el trabajo, al perder a su referente", acota Arruda.

Comunicación clara y concreta

Para la gente es importante la sensación de estabilidad y continuidad de la gestión. Dependiendo de los motivos de la salida del gerente general, su equipo puede sentirse cuestionado o desamparado. La organización debe avanzar en la dirección contraria, aplicando medidas que permitan lograr que la gente se ponga a disposición para colaborar hasta la llegada de un reemplazante.

"Es necesaria una comunicación clara y concreta de la estrategia y comprometer al equipo generando confianzas. Con un manejo adecuado la gente rápidamente se alinea, porque debe seguir con sus desafíos", sostiene Leslie Cooper, socia y directora ejecutiva de HK Human Capital.

Si dentro del equipo no hay un profesional competente que pueda asumir la posición de líder y que el resto del equipo lo valide, la empresa tendrá que buscar en el mercado al ejecutivo correcto, poniendo atención al ambiente, cultura y estilo de trabajo que se ha generado en el grupo.

Será importante, además, que este estilo que se ha desarrollado sea acorde con los objetivos, propósitos y estrategia de la empresa. "De no ser así, la salida del líder puede ser positiva para los dueños de la firma y la salida natural de colaboradores cercanos de él, una oportunidad para poder hacer cambios reales", asegura Magdalena Fernández, socia y directora de Seminarium Penrhyn.

Luego, muchos factores inciden en la validación del nuevo líder. Cada uno tiene su propio estilo, pero debiese ser capaz de aglutinar, orientar y guiar en torno al logro de objetivos, comunicando adecuadamente su visión, estilo y expectativas, generando confianzas para evitar sorpresas, integrando y escuchando.

Igualmente, el nuevo gerente general debe dejar establecidos los cambios que implicará su estilo, pero sin hacer que el equipo se sienta amenazado.

Por último, siempre se pueden sacar ventajas de un cambio. La salida de un alto ejecutivo puede permitir que los integrantes del directorio reflexionen acerca de lo que pasa con la compañía, y les da la oportunidad de incorporar miradas nuevas para, en definitiva, puede sacar a la empresa de su zona de confort y darle un nuevo ímpetu.

"Pueden surgir nuevos liderazgos, con ideas innovadoras y el surgimiento de un nuevo tipo de gestión. Todos esos cambios pueden contribuir a crear una sinergia que aumente la productividad y el crecimiento", agrega Murilo Arruda.

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