Los dilemas de pasar de un colegio alternativo a la educación formal
<P>Niños autónomos, proactivos y con gusto por aprender son algunas de las características de los egresados de colegios con metodologías como Waldorf y Montessori. Las dificultades: mucha flexibilidad y un desafío cognitivo menor.</P>
"En un principio el cambio fue brusco, me llamó mucho la atención que mis compañeros se desordenaran en clases, que conversaran o no prestaran atención. En cuanto a lo académico, no me costó mucho". Matías Goitiandía (15) estudió hasta octavo básico en el Colegio Giordano Bruno, institución que implementa la pedagogía Waldorf en Chile. Este año, como su colegio sólo tiene enseñanza básica, se cambió al Notre Dame, un establecimiento tradicional católico en Peñalolén. Otros cuatro ex alumnos del Giordano Bruno estudian en el establecimiento y los resultados han sido positivos. "Son muy buenos alumnos y eso se ve reflejado en sus notas y en su metodología de trabajo. Son independientes, y ahí hay una diferencia con nuestros alumnos, quienes suelen requerir más apoyo y atención por parte del profesor", comenta Ana María Izquierdo, coordinadora académica del Notre Dame.
En el país existen 10 colegios con metodología Montessori y otros cinco que siguen la pedagogía Waldorf. Se trata de un nicho que ha encontrado un lugar en la sociedad. Hace una década, los colegios Waldorf sólo eran un par y a ellos se han añadido otros con metodologías Freinet y Etievan, entre otros. "El sistema tradicional chileno es restrictivo, autoritario y homogeneizante, y no es atractivo para ningún niño. Los colegios tradicionales europeos y norteamericanos son más parecidos a los colegios alternativos chilenos", comenta Isidora Mena, sicóloga educacional de la Universidad Católica.
Sin embargo, muchos padres no recurren a estos colegios por el temor de que, tarde o temprano, sus hijos deberán enfrentarse a la educación tradicional, ya sea en primero medio o en la universidad. Pero la transición hacia el mundo formal es menos traumática de lo que se supone.
Todos coinciden en que estos colegios suelen formar niños más autónomos, proactivos y que enfocan el aprendizaje como una actividad motivadora y no como una obligación, habilidades fundamentales en el mundo universitario y en la vida laboral. "La motivación nunca fue la nota, sino las ganas de aprender. Eso es algo que valoro hasta hoy: el desarrollo de la capacidad de asombro, que, en mi opinión, es la que te permite aprender", dice Eduardo Montero (26), ingeniero civil de la UC y ex alumno del Giordano Bruno.
Todo ello se logra con las metodologías de trabajo, que son parcialmente guiadas por un profesor, bajo un marco de libertad. Liliana Ponce, subdirectora del Pucalán Montessori, de Colina, explica que se promueve la autonomía a través de detalles como poder ir al baño sin pedir permiso y no tener un timbre que indique el regreso a clases.
Además, hay pocas evaluaciones al año y no se estigmatiza a los niños por sus notas. "Uno tiene confianza en sí mismo, es más extrovertido y le pierde el miedo, por ejemplo, a preguntar en clases", dice Eduardo Costoya, ex alumno del Huelquén Montessori y estudiante de Veterinaria en la U. de Chile.
Sin embargo, el proceso no es fácil. Henry Beattie (34) estudió en colegios Waldorf, uno de ellos en Inglaterra. Al regresar a Chile, ingresó al Santiago College. "No estaba acostumbrado a tener inspectores. Tampoco podía entender cómo podía existir tanta competencia por las notas".
Otro punto relevante, según Isidora Mena, es que a veces cae en el exceso de flexibilidad, lo que se traduce en un menor desafío cognitivo para los alumnos. Por eso, asegura que lo ideal es "preparar al niño con un profesor particular, un año, al menos, antes del cambio".
Así como no todos los colegios son ideales para cualquier niño, los alternativos no son la excepción. La académica de la Fac. de Educación de UC Julia Sequeida afirma que "los niños criados en familias restrictivas pueden tener problemas para adaptarse a estos modelos, ya que ellos educan para la libertad y autonomía".
La preparación para la PSU es otro tema a tener en cuenta. Si bien en el Colegio Huelquén Montessori se asigna un sábado al mes para la preparación de la PSU y se incluyen preguntas tipo en las pruebas desde primero medio, Eduardo Costoya sostiene que el mérito de haber ingresado a Veterinaria es personal. "No me sentía preparado por el colegio, y la mayoría de nosotros tomó un preuniversitario particular".
En el Rudolf Steiner, donde se imparte el método Waldorf, consideran que su labor es despertar las habilidades en los alumnos, como el juicio práctico y crítico, que les permitan acercarse a lo que se evalúa en la PSU, por lo que no ofrecen preparación especial.
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