Los juegos en peligro de extinción
<P>Hoy, los niños no conocen los juegos con que sus padres se divertían en la infancia. Una de las razones es porque ya no juegan afuera de la casa. </P>
BASTABA una tiza para dibujar un luche y pasar una tarde entera jugando. Pero si ahora le propusiera a su hija que hiciera lo mismo lo miraría, al menos, con cara de escepticismo. Y tras su expresión, la primera pregunta que le haría es ¿y cómo se juega? No se preocupe. Que ella no sepa jugarlo no es síntoma de que usted está muy viejo o vieja. Simplemente aquellos juegos que antes entretenían tardes enteras, hoy están en peligro de extinción. Los niños no saben jugarlos y algunos ni siquiera conocen su existencia.
Si le cuesta creerlo, quizás necesite alguna cifra: el 50% de los menores no sabe jugar luche y sólo uno de cada tres niños sabe juegos con bolitas. Así lo comprobó el estudio británico de Dairylea: Simple Fun Report, que indagó en mil padres y sus hijos acerca de los juegos con que ambos se entretenían. El estudio concluyó que los juegos antiguos sobreviven principalmente por el recuerdo de los adultos más que por la práctica de los niños, porque mientras el 62% de los padres se acordaba de las reglas de las bolitas, sólo el 32% de los hijos la conocían.
¿Causas? En la encuesta dan algunas: en número importante los padres (44%) recordaban que sus juegos eran al aire libre, en parques, plazas y las calles. Con sus hijos, en cambio, ocurre lo contrario: el 66% de los padres dijo que sus niños carecen de la libertad de salir fuera de la casa a jugar por el temor a la inseguridad.
Como consecuencia, la mayoría de los niños informaron que se entretienen dentro de la casa, mientras juegan en el computador o en las consolas. Como efecto también se contabilizó que son niños que cada vez se disfrazan menos y no les interesa jugar a los indios y cowboys u otros juegos que involucran más imaginación y y elementos de aventura.
Sobre la inseguridad a la que aluden los padres para no dejar salir a sus hijos a la calle, el reporte explica que no es el único factor. Los cambios sociales, como familias cada vez más pequeñas, casas más grandes y cómodas y padres que trabajan hacen que la tecnología llene un vacío, para adultos y para niños, y les ofrece un entretenimiento y estimulación fácil y rápida que, además, les permite estar en contacto con otros sin estar cara a cara.
Y para profundizar en el mal momento de los juegos, al luche y las bolitas se unen el bachillerato y el ahorcado: sólo cuatro de cada niños encuestados sabían y entendían las reglas de este último.
Ahora, no es que los niños prefieran sólo la tecnología y que los gustos por los juegos hayan cambiado tan radicalmente. Cuando les preguntaron qué actividades les gustaría hacer más, la respuesta que lideró fue andar en bicicleta, lo mismo que sus padres dijeron hacer con mayor frecuencia durante su niñez.
¿Una buena noticia? El cachipún se mantiene muy vigente. El 70% de los padres y el 65% de los niños que tenían menos de 11 años sabían cómo jugarlo. Claro que quizás ahora ya no se usa con los fines de antes, como decidir quién parte en el luche o quién toca el timbre de la vecina para que pase la pelota.
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