Los latidos del cine francés

<P>Cada vez más ausentes de la cartelera local, la pista para las cintas francesas se ha puesto dura. Pero el cine galo no está quieto. </P>




No obstante que los franceses hermanos Lumiére inventaron el cine desde hace más de un siglo, la industria cinematográfica gala no está muy presente actualmente en los mercados internacionales. América Latina no es una excepción; en el caso específico de Chile, las cintas francesas estrenadas en 2009 apenas explican el 0,8% de las entradas a las salas nacionales.

¿Por qué tan bajo, por qué tan poco? Bueno, está el avasallador poder de marketing de las superproducciones anglosajonas, muchas veces asociadas a libros ya exitosos, como la saga de Harry Potter. Está el uso de efectos especiales cada vez más impresionantes, que transforma el cine en otra dimensión de los videojuegos que muchos de los mismos espectadores gozan en casa.

Más discutible es la percepción de que el cine francés se limita principalmente a un cine de autor dirigido a un público intelectual, en un país donde escasean los cinéfilos. Este prejuicio se ajusta muy poco a la realidad y la muestra que organizó Unifrance para la región en junio pasado en La Habana (16 largometrajes y 63 cortos) lo corroboró: el cine francés de hoy ofrece una amplia gama de películas para todos los gustos, tocando temas diversos y con un estilo al alcance de todos. No importa si los actores o directores no son nombres reconocidos internacionalmente. Lo importante es que hacen buen cine.

Las más vistas

De las cuatro cintas incluidas en la muestra y que fueron presentadas por figuras de su equipo de producción, la más exitosa en Francia fue El primer día del resto de tu vida, que en el año de su estreno (2008) tuvo 1,2 millón de espectadores. A La Habana llegó Rémi Bezancon, su director, y Pio Marmaï, uno de los actores.

La cinta cuenta la historia de una familia a lo largo de dos décadas, pero concentrándose en cinco días cruciales. Con excelentes actuaciones, es una obra que, según su director, tiene como propósito describir el paso del tiempo. "No quería hacer ni cine social ni preocuparse de la verosimilitud", agrega. Es una suerte de retrato tipo Mike Leigh, pero a la francesa y con más acontecimientos. Como en toda historia familiar, hay conflictos generacionales.

El próximo proyecto de Besancon será filmado parcialmente en Cuba y quiere abrir otras miradas al tema de la maternidad. Mientras tanto, esta cinta obtuvo nueve nominaciones a los César, versión francesa del Oscar, ganando en tres categorías: mejor actor y actriz de reparto y mejor edición. Según escribe Jean-Pierre Lacome en el Journal du Dimanche, El primer día del resto de tu vida "es sencillamente bella, sobria y emocionante… No será la obra maestra del año, pero con sus imperfecciones, no deja de ser una de las sorpresas del verano".

Otra de las películas, Sin dejar huellas es un drama familiar en un esquema de thriller, dirigido por Grégoire Vigneron. El director es más conocido como guionista y escribió Astérix, la película. También fue co-guionista de la muy exitosa El pequeño Nicolas, el filme francés más visto el año pasado (5,5 millones de espectadores). Inspirada libremente en tres películas que cuentan el impacto que cosas fortuitas pueden tener sobre el destino (The player, de Robert Altman; Harry, un amigo que le quiere ayudar, de Dominik Moll, y Match Point, de Woody Allen), es una pesadilla con final feliz.

Etienne, el protagonista, es el yerno del director general de una empresa. Espera reemplazarlo pronto y, de repente, se topa con un ex-compañero de colegio al cual, entre copas, le confiesa un episodio vergonzoso de su carrera ejecutiva. El amigo se ofrece para ayudarles a sacarse el peso de encima, pero termina empeorando la situación. Hay varios otros personajes, bien retratados y de una densidad superior a lo que se suele ver en el cine americano. "La vida es una zona gris permanente", dice el director.

Según escribió Hubert Lizé en el diario Le Parisien, Sin dejar huellas "es un thriller sicológico palpitante sobre el tema de la ambición y el remordimiento. Una partitura impecablemente interpretada por la pareja Magimel-Demaison, sin olvidar la bella y perturbadora Julie Gayet. Un trabajo de orfebre."

Pasado y presente

Otra cinta que entretiene mucho, pero escondiendo una mirada que no deja de ser penetrante, es la comedia de época Le rose et le noir, de Gérard Jugnot. El director también la protagoniza. Jugnot ha hecho teatro y cine, y esta realización es una co-producción franco-española, ambientada a finales del siglo XVI. El sastre favorito del Rey Enrique III está venido a menos, subcontrata el grueso de su trabajo a unos inmigrantes ilegales (referencia a una situación contemporánea), pero igual recibe un encargo real de diseñar el vestido de boda de uno de los sobrinos del rey con una representante de la nobleza española.

En un estilo cómico que nunca llega a las payasadas fáciles, Jugnot consigue incluir no solamente un guiño a las extravagancias de la alta costura moderna, sino también aborda temas como la homofobia, la discriminación racial, la explotación de los trabajadores o los excesos de la Inquisición, etc. Dentro del elenco está la actriz francesa de origen marroquí Saïda Jawad, haciendo el papel de una chica andaluza.

¿Por qué una película de época y de alta costura? Jugnot responde que desde siempre la moda ha sido la forma en que los seres humanos quieren mejorar su apariencia. Saïda Jawad admite que para ella, como actriz árabe, sigue siendo difícil en Francia hacer un papel de europea, quizás más por su nombre que por la apariencia. De hecho, podría ser oriunda de cualquier país alrededor del Mar Mediterráneo, incluyendo el sur de Francia. Para Jugnot, esa es una injusticia y duda que se dé el problema al revés, cuando un europeo hace el papel de un árabe.

Para Anthony Palou, crítico de Le Figaro, sin duda el diario más serio y conservador de Francia, la cinta tiene sus merecimientos "Esta farsa llena de colores no carece de ambición. Jugnot se da el gusto de hacer el Lagerfeld versión Renacimiento. Tal como en los trabajos de Oury, la risa nunca es gratuita".

La cuarta película estrella del festival fue quizás la que más se encaja con la actualidad. Secret défense (Secreto de Estado) trata de la lucha antiterrorista, concretamente contra el fundamentalismo islámico. El director, Philippe Haim, empezó su carrera como músico, cosechando premios de composición, antes de llegar al cine. Este es su tercer largometraje, filmado en 65 días después de cuatro años de investigación ayudado por no menos de siete especialistas en temas de inteligencia y seguridad. El costo de 20 millones de dólares fue inferior a lo que cuesta un solo episodio de la serie de Fox 24 Horas. La película permite ver que la lucha anti-terrorista no es una exclusividad de EE.UU.

Como es de costumbre en el mundo del espionaje, nada es lo que parece ser y en nadie se puede confiar. Diana (Vahina Giocante, en su décima película) es una estudiante de árabe que costea sus estudios trabajando como prostituta de lujo cuando es reclutada por la DGSE (los servicios secretos franceses) para participar en una operación que busca impedir un atentado terrorista de gran envergadura contra Francia. La protagonista debe operar en un clima de enorme desconfianza, del que no se salva ni siquiera su colega árabe de la DGSE, Ahmed, el único que nunca cede a la violencia, a pesar de ser injustamente acusado de traidor.

Tanto Le Point como Paris Match, los dos más famosos semanarios parisinos, celebraron Secreto de Estado. En el primer caso, Francis-Guillaume Lorrain destacó la veracidad de la amenaza terrorista: "Después de la película, se mira de otra forma a los pasajeros (del metro). Miedo sobre la ciudad". En Paris Match, Alain Spira consignó: "Este drama en blanco y negro tiene la veracidad de las imágenes de archivo. Esta reconstrucción grandiosa y terrorífica da cuenta de masacres al por mayor a través de destinos individuales... Es una gran película, al mismo tiempo realista e intimista".

La iniciativa de Unifrance es la primera etapa de un esfuerzo que seguirá por otros medios, incluyendo un proyecto de festival en línea de aquí a fin de año, con la oferta de 10 películas con subtítulos en varios idiomas. Ya era hora, porque es un cine que hace falta.

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