Los libros de ciencia ficción que lograron predecir el futuro

<P>El Instituto Tecnológico de Massachusetts escogió los textos que se transformaron en referentes para la discusión y el desarrollo de disciplinas como la ingeniería, la tecnología, la robótica y la exploración espacial. Estos son algunos de los elegidos.</P>




Submarinos del siglo XIX

En 1869, Julio Verne publicó una de las primeras y más clásicas obras de ciencia ficción: Veinte mil leguas de viajes submarinos. El libro relata las peripecias del capitán Nemo en su nave Nautilus, aventuras que según Technology Review dan forma a uno de los trabajos más certeros del escritor francés en lo que se refiere a anticipación del futuro.

Esto porque no sólo realizó descripciones que se anticiparon en décadas a prácticas como el uso de mascarillas y tanques de oxígeno para bucear bajo el agua, sino que también describió un arma que emitía una poderosa carga eléctrica, de forma casi idéntica a los equipos Taser que hoy usa la policía. Pero más importante fue su visión para prever la popularidad del uso de submarinos para fines militares. De hecho, el primer modelo operado con energía nuclear fue bautizado en honor al trabajo del escritor: el USS Nautilus fue completado en 1955.

Rosalind Williams, historiadora de la tecnología en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (EE.UU.), explica a La Tercera que Verne mezcla dos fuentes de conocimientos: la escritura de obras para el teatro de París y lo que hoy se llamaría periodismo científico. "Combina un talento para elaborar diálogos poderosos con descripciones de varias innovaciones mecánicas de su época, incluyendo submarinos, los cuales eran probados en el mar del Norte, donde él solía anclar su propio bote, y que también ya se hacían conocidos por modelos como el Monitor de la guerra civil americana".

Seres mecánicos

Los nueve relatos de la colección Yo, robot, del escritor Isaac Asimov, sentaron los precedentes de la robótica, término que fue inventado por este escritor. Su impacto se debió al desarrollo de tres leyes de esta disciplina, incluyendo el siguiente mandato: "Un robot no puede dañar a un humano o, por inacción, permitir que un humano resulte dañado".

Estas ideas no sólo sirvieron para bautizar a la empresa US Robotics, sino que guiaron el desarrollo de los robots modernos, impulsando a gobiernos como el surcoreano a desarrollar una "carta ética" que adaptará las normas de Asimov para guiar el progreso de la robótica.

Robert Williams, experto en robótica de la U. de Ohio, afirma a La Tercera que hoy mucha gente se preocupa de forma innecesaria sobre la posibilidad de que los robots se apoderen del mundo y exterminen o esclavicen a los humanos: "Pero si los especialistas en robótica implementan de forma seria las leyes de Asimov, eso nunca será un problema. Ese es su legado".

Viaje al futuro

Dos adaptaciones al cine y dos series de TV dan cuenta del impacto de La máquina del tiempo, obra publicada en 1895 por el británico H.G. Wells y que popularizó la idea del viaje en el tiempo mediante un vehículo controlado a voluntad por un humano. En la obra, el protagonista se traslada el año 802.701 d.C., donde se topa con un mundo en que la humanidad ha evolucionado en dos especies, una de las cuales oprime a la otra.

Además de ser uno de los ejemplos más antiguos de un subgénero de la ciencia ficción dedicada a mostrar los últimos días de la Tierra, la revista del MIT afirma que el libro acuñó el término "viaje en el tiempo" y es directamente responsable de la investigación, al menos de forma conceptual, de este concepto y la forma en que el tiempo influye en las leyes del universo por parte de decenas de físicos.

Andy Sawyer, curador de ciencia ficción de la biblioteca de la U. de Liverpool, señala a La Tercera que Wells intentó darle a la gente una sensación de plausiblidad científica, mediante una máquina que en realidad era un recurso literario para llevar al lector a un futuro que era algo más que un sueño. "Debido a su interés en temas como aeronáutica y las tecnologías de la comunicación, y a que sabía que la gente podía cometer graves errores científicos, él creía que la evolución nos podía llevar por rumbos inesperados y a destinos bastante oscuros".

Crisis informática

En 1975, el inglés John Brunner publicó The Shockwave Rider, considerada como la novela que dio inicio al género cyberpunk que luego popularizó Neuromante de William Gibson. Aunque no describe mundos virtuales sí presenta a un hacker que causa estragos en la red computarizada global, mediante un programa que se autoreplica y al que Brunner llamó "gusano". En 1982, expertos del laboratorio Xerox PARC notaron que los programas que diseñaban eran muy similares al concepto del escritor y ya en 1988 el primer gusano informático era liberado en internet por un estudiante de la U. de Cornell: el autor fue encarcelado y su creación causó US$ 100 millones en daños.

Ascensor al cielo

Las fuentes del paraíso -del inglés Arthur C. Clark- se hizo famoso por describir la construcción de un elevador al espacio, que llevaba a un satélite en órbita fija a 36.000 km de altura. El autor hizo cálculos detallados de cómo se podría construir esta estructura y el material que debería usarse, especulando que compuestos de fibra de carbono -mucho más liviano que el acero, pero tanto o más resistente que este metal- podrían servir para el elevador. En 1999, la Nasa realizó los primeros estudios detallados para construir este sistema usando nanotubos de carbono, mientras en 2008 Japón anunció su plan de concretar un elevador de este tipo con un presupuesto de US$ 8 mil millones.

Recreando almas

Cyteen es el título de una novela publicada en 1988 por la estadounidense C. J. Cherryh y que anticipa el debate actual entre la relevancia de la genética y la crianza en nuestro desarrollo. El libro presenta un inhóspito mundo que apenas mantiene relaciones con la Tierra y donde la clonación ha ido más allá de la creación de duplicados: ahora se intenta replicar la personalidad de las personas de los ciudadanos más destacados, mediante la recreación de sus infancias. Cherryh dijo a La Tercera que "la discusión plantea la duda de si somos esclavos de nuestros genes. Yo creo que ocurren muchas otras cosas, especialmente a medida que la máquina genética va recibiendo información de los sentidos, el intelecto. Recrear a Beethoven o Einstein no depende sólo del ADN, sino de la interacción y reacción de todo un organismo vivo ante la información que lo rodea".

Planeta rojo

A comienzos de los 90, Kim Stanley Robinson publicó una trilogía que se convirtió en una biblia para científicos de la Nasa. La saga Marte -Rojo, Verde y Azul- describe la colonización del planeta rojo a partir de 2026 y termina 200 años después con un mundo terraformado y listo para servir de base a los primeros vuelos interestelares humanos. Además de narrar en detalle la vida diaria de los colonos, Robinson realiza una vívida descripción de la geografía marciana y el uso de ingeniería genética para adaptar el planeta a las necesidades humanas.

La saga no sólo es leída constantemente en la Estación Espacial Internacional por astronautas como Mike Foale, sino que el contenido del segundo volumen viajó a bordo de la nave Phoenix que llegó a Marte en 2008 y servirá como una cápsula del tiempo para futuros colonos. Christopher McKay, astrogeofísico de la Nasa, dijo a La Tercera que sin lugar a dudas la trilogía ha sido la obra de ciencia ficción sobre Marte más influyente de los últimos 20 años y que inspiró a una generación: "Hay dos razones básicas. Primero, la precisa descripción del planeta y la habilidad de Robinson para cautivar al lector en el debate humano sobre cuál debería ser el futuro que le daremos a Marte".

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