Los niños empiezan a perder recuerdos de la primera infancia a los siete años
<P> Entre los ocho y nueve años recuerdan menos de la mitad de los eventos de su niñez temprana.</P>
Si un adulto intenta hacer memoria sobre su niñez, de seguro no pasará más allá de los cuatro o cinco años de edad buscando algún recuerdo. Unos pocos se acordarán de algo ocurrido a los tres años. Pero no sólo ellos pierden recuerdos de su niñez.
Esa amnesia de recuerdos de la primera infancia ocurre incluso antes de que dejen de ser niños. Según un estudio de la U. de Emory (EE.UU.) publicado en la revista Memory, a los siete años es cuando se comienzan a desvanecer los recuerdos. Así, un niño de ocho o nueve años recuerda menos que un pequeño de cinco respecto de algo que ocurrió cuando tenía tres años.
Para explicar este proceso, denominado "amnesia infantil", el equipo liderado por la psicóloga Patricia Bauer grabó a 83 niños a la edad de tres años, mientras conversaban con sus padres sobre seis hechos que recordaran y que hubieran ocurrido no más de seis meses atrás.
Para establecer cuándo olvidaron esas situaciones, las investigadoras volvieron a entrevistar a los niños años después. ¿Resultado? Los niños que tenían entre cinco y siete años recordaban entre 63% y 72% de los eventos compartidos con sus padres, mientras que los que tenían entre ocho y nueve años sólo recordaban el 35%. "Fue un hallazgo sorprendente, porque a pesar de que entre los cinco y seis años los niños recordaban un mayor porcentaje de los acontecimientos, sus narraciones de estos eventos fueron menos completas", dice Bauer en el estudio. Los niños mayores recordaban menos hechos, pero con más detalles. Una explicación, señala la especialista, puede ser la riqueza de lenguaje de los niños mayores, que les permite grabar más profundamente los recuerdos. De hecho, los niños con madre y padre que les hablaban más, con mayor cantidad de palabras y que los hacían participar del relato que iban contando, recordaban más eventos y con más detalles que aquellos niños con padres de más bajo perfil. "Cada vez que se evoca un recuerdo, se hace más propio y se va rellenando el espacio de eso olvidado. Si no se evoca durante mucho tiempo, se puede olvidar para siempre", dice Jacqueline Scherpenisse, neuróloga de Clínica Las Condes.
Distinto cerebro
Los niños pequeños tienden a olvidar con mayor rapidez que los adultos porque carecen de fuertes procesos neuronales, necesarios para reunir todas las piezas que componen una memoria autobiográfica compleja, dice el estudio. Para explicarlo, las investigadoras hacen una comparación entre los cerebros de los niños y los de los adultos. Mientras los primeros se comportan como coladores con agujeros grandes, que dejan pasar algunos recuerdos, los de los adultos son similares a una fina red, que permite conservar más.
Scherpenisse explica que el hecho de no recordar un evento determinado no significa que no tenga influencia o trascendencia en su vida futura. "Los eventos que ocurren en la vida de un niño pequeño forman la estructura de su personalidad adulta", señala.b
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