Los papás también vuelven al colegio
<P>Puede que no se tengan que poner ni buzo ni uniforme ni overol, pero no sólo los escolares vuelven al colegio en los próximos días, sus padres y madres también. Levantarse más temprano, correr para no llegar atrasados, supervisar tareas en casa, reuniones de apoderados... ¿Cómo sobrevivir a marzo sin colapsar en el intento?</P>
CLAUDIO Vega (39) apaga el reloj despertador como cada día en su departamento de Providencia. Se levanta y va directo a la cocina, enciende la cafetera, prepara unas tostadas y se sienta leer los titulares en internet. Hace dos semanas que volvió al trabajo después de las vacaciones con su señora y los niños. Pero aunque confiesa que fue "una lata" regresar a la rutina diaria, en parte -dice- todavía siente que está en la playa.
Claro, porque no será sino hasta la próxima semana, cuando más de mil seiscientos colegios inicien el regreso a clases en Santiago, que este papá comenzará el año de verdad. Levantarse dos horas más temprano, los tacos de la mañana, los de la tarde, las tareas de los niños. "Uno cree que sus años escolares terminan después de cuarto medio, pero eso no es cierto, de cierta forma vuelves a ser escolar cuando eres papá", dice Claudio mientras bebe tranquilamente un sorbo de café, cosa que ya no podrá hacer en pocos días más.
Lo primero es respirar hondo, hacer una pausa, y entender que se trata de un período de ajuste: mientras mejor se organice para cumplir con las responsabilidades en familia, más fácil será el regreso a clases sin verse dominado por una "sobredosis" de estrés. Dividir tareas, pedir ayuda a otros familiares, evitar "sobreinvolucrase" con los hijos y hasta recurrir a internet y WhatsApp para mantenerse al tanto de lo que pasa en el colegio son algunas estrategias que recomiendan especialistas para reducir la inevitable tensión. Bienvenido a marzo.
Lo cierto es que se trata de un mes complejo. No sólo las obligaciones del trabajo, sino que el colegio, la compra de útiles, la primera reunión de padres, el pago de las patentes. Pero una de las razones por las que cuesta tanto enfrentar este período es el llamado "efecto post vacaciones". Un estudio realizado en Holanda, por ejemplo, comprobó que los niveles de felicidad experimentaban un peak en las semanas previas a la salida, pero que decaían durante el descanso: no sólo por el estrés del viaje en sí, sino también porque el solo hecho de pensar en el regreso a la rutina es causa de ansiedad.
Basta hacer el ejercicio para entender por qué. "La primera semana es una tortura. Los niños no quieren salir de la cama, no quieren tomar el desayuno, lo pasas pésimo y llegas agotada a la oficina", dice Pamela Gutiérrez (44). Pamela vive en Ñuñoa y tendrá que levantarse dos horas antes para llevar a su hija Belén (10) al colegio que queda en La Reina. Mientras revisa la lista de útiles que le enviaron este año, enumera una serie de factores que la hacen suspirar, así como cansada: "Los tacos, gastas el doble en bencina, las compras de útiles. Y es cierto que mejor te olvidas del café en la mañana".
Raúl Peñaloza, sicopedagogo del Kent School, cuenta cómo año tras año puede ver estas situaciones estresantes para los padres. "Afecta a toda la familia. Hay que pasar bruscamente de horarios más flexibles a un sistema de rutinas mucho más rígido", explica el profesional. Por eso recomienda dividir tareas, para que el peso del retorno sea más gradual o, al menos, se perciba menos intenso. "Un día puede ser la mamá que lleve a los hijos al colegio, al día siguiente el papá, así hasta que todos se vayan acostumbrando al ritmo", dice.
Rodrigo Huenchullan (40), por ejemplo, debe llevar por primera vez al colegio a su hijo Sebastián, con síndrome de Down, quien entra a prekínder. Vive en Las Condes y dice que encontrar un colegio integrado no fue fácil: la única opción que les gustó es un colegio en Chicureo. "Esto implica mucho gasto en traslado, así que cambiamos a un auto diésel de menor cilindrada", explica. Partirán el año no sólo acostándose más temprano, sino que con los roles bien divididos. "Yo me haré cargo de irlo a dejar y a buscar, todo ya está conversado en mi trabajo. Pero como no puedo solicitar tantos permisos, decidimos que todos los temas médicos estarán a cargo de mi señora", dice.
La siquiatra de Clínica Las Condes, Lina Ortiz, explica que para que el despertar más temprano no se convierta en una "pesadilla" hay pequeños cambios que ayudan. Comer más liviano en la noche, por ejemplo, o evitar la televisión encendida en el dormitorio contribuye a conciliar mejor el sueño. Julia Fuentes, por ejemplo, llegó hace una semana de sus vacaciones en La Serena con su hija Manuela (8). Desde el regreso comenzaron a adelantar en una hora sus rutinas: la cena, la ida a la cama, todo. "La Manuela se está acostando a las 22 horas máximo, ya que veníamos de un ritmo mucho, pero mucho más relajado. La próxima semana ya la hora de acostarse se fija a las 21 horas", cuenta.
Otra de las causas más frecuentes de estrés es el afán de muchos padres por controlar cada detalle de sus hijos, un fenómeno que en países desarrollados afecta hasta el 10% de los niños cuyos papás están siempre encima para supervisar todo. Monserrat Sepúlveda, sicopedagoga de Red UC, explica que no sólo es un estrés para los propios padres, sino que es una conducta que atenta contra la independencia de los hijos. "No duden en usar las herramientas que ofrece la escuela, por ejemplo hoy se puede ver toda la información por internet, eso evita muchas idas innecesarias al colegio".
Gastón González (biólogo marino, 34) cuenta que en el colegio de su hijo Francisco (7), los papás del curso crearon un grupo de WhatsApp. "Al principio me pareció nada que ver, pero te enteras de todo lo que está pasando sin tener que estar largas horas metido en el colegio", dice. Agrega que si hay que llevar una tarea, si algún papá no entiende algo de lo que se pide para la semana siguiente, aclaran todo usando la aplicación. "Y se genera mucho chiste, de manera que también nos hemos hecho más amigos. Yo llevo un año en este colegio con mi hijo y ha servido mucho para integrarme a las actividades con los papás", relata.
En última instancia, la mayor o menor dificultad para enfrentar los agitados días de regreso a clases tiene que ver con la forma en que cada uno enfrenta el estrés. Y los hijos aprenden también de eso. Si usted lo toma con tranquilidad, ellos repetirán esa conducta y viceversa. ¿Otros trucos simples que ayudan? Una foto o recuerdo de las vacaciones con la familia; si le gusta el deporte y se relajó durante el verano, retome esa actividad. Incluir en la dieta alimentos que contengan vitamina B, como la espinaca o el plátano, también ayuda, ya que esta vitamina influye en la producción de hormonas encargadas de regular el ánimo.
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