Los secretos de la reconstrucción histórica tras la serie Los Archivos del Cardenal

<P>Testigos de ese momento y el material del Museo de la Memoria se utilizaron para recrear la época. </P>




Dos meses se demoró el equipo de la serie de TVN Los archivos del cardenal sólo en encontrar la locación que les serviría para recrear la Vicaría de la Solidaridad, uno de los principales set del programa. El edificio original no funcionaba, ya que el pasillo principal, el lugar más emblemático del edificio, estaba completamente remodelado y no se podía modificar. Por eso, el equipo de dirección de arte de la producción salió a recorrer Santiago y finalmente dieron con una casona en la calle Ricardo Cumming, la misma que, sin que el equipo los supiera, en algún momento sirvió como sede del Partido Comunista.

El desafío no era menor, porque la recreación histórica que realizó el programa no sólo tenía que mantenerse fiel a una época que en último tiempo ha estado muy presente en la televisión local, sino que tenían la dificultad adicional de que los ojos de los mismos involucrados -que habían ayudado con información sobre cómo era el lugar original- estarían puestos en la fidelidad que tendría la recreación la Vicaría de la Solidaridad. La locación encontrada finalmente tuvo múltiples utilidades, porque no sólo tenía el pasillo preciso, con ventanales a un costado, para dar con el efecto deseado, sino que tenía espacio suficiente como para que la producción completa se instalara cómodamente allí durante el rodaje, con piezas destinadas a otros set y a bodegas sino que, además, ahora el lugar se convirtió en la ubicación donde Bernardita Baeza, directora de arte de la serie y Nicolás Acuña, su director general, en asociación Alex Bowen (Adiós al séptimo de línea) pusieron una bodega de utilería, vestuario y ambientación que bautizaron La bodega del cine, donde ahora arriendan esos implementos a otras producciones de cine y televisión.

Pero el dar con la locación para la Vicaría de la Solidaridad no fue la única dificultad que enfrentaron. Las escenas que retratan el hallazgo de los cuerpos en los hornos de Lonquén, según cuenta Baeza, también fueron un problema, debido a que casi no habían imágenes disponibles para poder hacer una recreación fidedigna. El mismo desafío tuvieron a la hora de ambientar las oficinas de la CNI, ya que mientras para la Vicaría tuvieron entrevistas, documentos y fotografías, para los set de ese organismo sólo se basaron en recuentos indirectos y referentes escasos, como el de la sala de tortura que hay en el museo dedicado a Salvador Allende en la calle República. Así, cuenta Baeza, para retratarlo optaron por dar un contraste a las maderas que caracterizaban los set de la Vicaría, usando mayoritariamente decorados metálicos, que también eran fieles a la época.

Las filmaciones en exteriores tenían otro tipo de inconveniente: el cambio del pasaje urbano en los últimos 30 años. Desde los autos que transitan por las calles hasta las líneas amarillas que tienen ahora las veredas eran detalles que había que eliminar. Para eso, recuerda Baeza, la producción llegaba a los lugares con un camión lleno de artículos diseñados para "tapar" las cosas que no debían verse. Entre las técnicas utilizadas estaban desde barro hasta enredaderas falsas que cubrieran antenas y letreros poco ad hoc. A veces, también, pedían a los vecinos cambiar cosas de sus casas, con la promesa dejarlo todo tal cual estaba antes.

Las más de dos mil prendas que compusieron el vestuario de todo el elenco también requirieron un recorrido exhaustivo por ferias de las pulgas, tiendas de ropa usada y hasta el saqueo de clósets de parientes y conocidos. Las restricciones de tiempo y presupuesto no permitían que se mandaran a confeccionar muchos artículos, las compras estuvieron a la orden del día.

Constanza Gómez, encargada del vestuario de la serie, cuenta que lo más difícil fue conseguir los trajes de dos piezas que componían el "clóset" del personaje de Benjamín Vicuña. El "milagro" vino cuando encontraron una vieja bodega de los años 70 que justo estaba rematando las tenidas que necesitaban "a precio de chiste". El mismo Vicuña también colaboró: llevó unos zapatos de cuero propios que se convirtieron en los de su personaje. Frente a las posibles comparaciones con Los 80, que comparte el período, Acuña dice que "siempre supe que iba a ser distinta a Los 80 y creo que lo logramos. No se va a parecer porque se trata de otra cosa, es un policial político para el que nos inspiramos en otro tipo de serie y tiene otra puesta en escena". Baeza, que trabajó en la serie de Canal 13 coincide, apuntando que esta ambientación tiene mucho menos detalles de utilería de la época, dado que sólo pusieron lo que era estrictamente necesario.

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