Los últimos asados con brindis en el San Cristóbal

<P>Aunque la prohibición de beber al interior del Parque Metropolitano entrará en vigor en febrero, los santiaguinos ya están dejando de lado las tradicionales parrilladas en el cerro. Concurridos sectores para picnic, como El Ermitaño Bajo, cada vez están más vacíos y las autoridades comenzaron a remodelarlos para una nueva etapa. La que no incluirá botellas. </P>




El domingo pasado, Juan Leiva y Romina Sánchez se despertaron cerca del mediodía. Cuando abrieron las cortinas del departamento que comparten en Av. José Manuel Infante con Av. Santa Isabel, pensaron que no sería mala idea disfrutar de los 28 grados pronosticados para esa jornada con un asado en el cerro San Cristóbal. "Vamos seguido y generalmente nos instalamos en el sector llamado El Ermitaño Bajo. Ahí, hay siete parrillas y varias mesas de madera, pero para encontrarlas disponibles se debe llegar muy temprano, tipo 11.30", comenta.

Como estaban contra el tiempo, se levantaron rápido. En un bolso metieron tenedores, platos, vasos y servilletas, y en el camino pararon en un supermercado, pero, a pesar del apuro, entraron al parque cerca de las 13.30 horas. "Había dado por perdida la opción de encontrar un espacio libre y ya creía que iba a tener que hacer el asado en el balcón de mi casa, con la parrilla eléctrica", relata Juan. "Cuando estacionamos el auto nos dimos cuenta de que había muy poca gente, casi nadie para un domingo normal. Tuvimos suerte y encontramos dos parrillas desocupadas", agrega.

Desde que el 1 de diciembre el Ministerio de Vivienda firmó el decreto 2355, que autoriza a Carabineros y al personal de seguridad a controlar la ingesta de alcohol en las 722 hectáreas del parque, el panorama en los lugares asignados para hacer picnic y asados en esa zona cambió. Durante años, El Ermitaño Bajo fue uno de los preferidos por los santiaguinos que viven en departamento y no pueden disfrutar de una parrilla y una cerveza al aire libre. El ambiente natural, la centralidad y el ingreso gratuito -si se accede caminando- lo convierten en el paseo ideal y cerca de 100 personas llegaban hasta ahí los sábados y domingos con kilos de carne, bolsas de carbón y botellas de vino. De hecho, los más producidos no se complicaban con la posibilidad de que no hubiera mesas disponibles: directamente traían sus asaderas portátiles y mesas plegables. "Como está a media altura del cerro, la gente se demora 20 minutos caminando desde el ingreso por Pío Nono", comenta Romina.

Pero a pesar de estas virtudes, y de que "la ley seca" entra en vigor recién el 1 de febrero, la gente ya está optando por otros panoramas dominicales desde que se anunció la medida. "Estamos en un período de educación e información a los usuarios y no se están cursando multas. Si bien en el resto de las reparticiones del cerro siguen siendo utilizadas en gran número, se ha notado una disminución en las zonas para hacer asados", confirma Mauricio Fabry, director subrogante del Parque Metropolitano.

Un ejemplo es el caso de Alejandro León, quien suele ir al parque hace años con su esposa y sus dos hijos. Vive en un departamento de Santiago Centro y reconoce que con la nueva norma no irá más al San Cristóbal. "Si vengo será para llevar a mis hijos a la piscina Tupahue, pero para hacer un picnic me tendré que buscar otro sitio. ¿Cuáles? El Cajón del Maipo o Pirque. Quedan lejos, pero ahí se puede tomar", comenta mientras bebe una lata de cerveza.

El domingo pasado, llegó al mediodía al sector del Ermitaño Bajo y luego de instalarse en una de las mesas comprobó que se están perdiendo algunos códigos entre los asaderos. "Antes, quienes olvidaban el carbón, con un poco de suerte podían encontrar bolsas con algunos trozos debajo de las parrillas de cemento. Las dejaban ahí los que ya habían hecho asados antes y les sobraba. Ahora no se encuentra nada", relata.

Además, del Ermitaño Bajo, que es el lugar más amplio y accesible del parque, hay otros dos sitios para hacer picnic. El sector Cumbre -conocido como Ermitaño Alto por estar a una mayor altura que el anterior- es uno de ellos y se ubica en la ladera poniente del cerro, a cien metros de la imagen de la Virgen. A diferencia del Ermitaño Bajo, carece de un lugar amplio para estacionar autos. El otro es Los Canelos, el cual, a pesar de su ubicación privilegiada (está frente al jardín Mapulemu y mira al sector norte de Santiago) tiene sólo tres mesas para hacer asados.

A pesar de estas incomodidades, los nostálgicos que acudan a celebrar las últimas parrilladas con brindis tendrán que optar por estos dos últimos lugares. Esta semana comenzó la remodelación del Ermitaño Bajo, espacio que será reforestado y donde se cambiará el mobiliario. Estos trabajos se extenderán hasta febrero, fecha en que no se podrá beber más en el parque, por lo que ya no se verán más barbacoas con cervezas en ese lugar. De hecho, las apetecidas parrillas de cemento y las mesas de madera que había en ese lugar ya fueron desmontadas.

Según las autoridades del parque, esta medida va de la mano con la nueva norma relacionada con la ingesta de alcohol. "La prohibición no apunta a impedir los asados y los picnic, pero sí a evitar peleas y accidentes. A mediados de año hubo un uso intensivo del lugar por parte de universitarios, muchos de los cuales tenían bastante tiempo libre por el asunto de las tomas y movilizaciones. Aunque son actividades legítimas, se generaron algunas peleas y complicaciones. Ahora, el uso se ha normalizado", agrega Fabry.

Andrés Julio dice que le ha tocado ver problemas. También va al parque en familia y, mientras sus hijos llenan bombitas de agua en los baños del sector -la mayoría rayados con grafitis-, él bebe una botella de vino junto a su señora. "Así, con poca gente como está ahora, está superbién. Hay veces en que hemos venido y he visto varias peleas: grupos de 20 personas muy borrachas. Acá es un lugar muy peligroso, pues una persona se puede caer por la ladera del cerro", comenta. "La lógica de la prohibición es una medida acertada, pero lamentablemente pagan justos por pecadores. Yo sólo traigo una botella de vino y ni siquiera me la termino", agrega.

Mauricio Fabry recalca que la prohibición no apunta sólo a las peleas, sino a evitar que personas conduzcan dentro del parque bajo la influencia del alcohol. "La idea es que la gente pueda disfrutar en familia, de la naturaleza y del deporte. Si alguien maneja después de haber bebido, puede ocasionar un accidente a las personas que corren o andan en bicicleta en el cerro", remata.

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