Los últimos días de las salas de pensionados
<P>Las habitaciones con servicio preferencial, televisor y médico propio en los hospitales públicos están en retirada. La mayor demanda de usuarios en la red reemplazó la comodidad del pasado. </P>
Eran salas donde se atendía la clase media y alta del país, en tiempos en que las clínicas privadas eran un lujo. Allí se podía visitar a los enfermos durante horarios extendidos, tenían habitación y baño propio e incluso sillones para amigos y familiares. Pese a la comodidad que representan para los usuarios, los pensionados o espacios de mayor estándar en hospitales públicos han ido desapareciendo.
"Añoramos que vuelvan estos lugares, que eran usados en el tiempo cuando escaseaba la red privada. Era la oportunidad para que la gente y los especialistas estuvieran más cómodos y viendo rápidamente a los pacientes", cuenta el doctor Rafael Ferrer, gineco-obstetra, de 90 años, que laboró durante 30 años en el Hospital San Borja Arriarán. En este recinto quedan sólo nueve de estas camas. Antes fueron 38.
Según cifras solicitadas por Transparencia a hospitales complejos, estos lugares se han ido cerrando paulatinamente desde hace 20 años. En esta situación se encuentran el San Juan de Dios y Félix Bulnes. "Las necesidades cambiaron. Ya no contamos con esas instalaciones, pues tenemos más de dos millones de usuarios inscritos, por lo que estas salas ahora son públicas", señala Vladimir Pizarro, director del Servicio de Salud Occidente.
Y aunque el Hospital del Salvador posee algunas camas en pensionado, el director del complejo, Carlos Altamirano, aclara que "tenemos que ocuparlas como sala común, porque la necesidad por camas llevó a que las reconvirtamos. Es mi sueño que los pacientes se atiendan en los pensionados". Agrega que la demanda por atención es mayor, porque "vemos a una población de mayor edad, otros provenientes de Isla de Pascua y también se derivan pacientes de regiones".
Los pacientes de Fonasa (del grupo B, C y D del seguro ) pueden solicitar atenderse en un pensionado a través de la modalidad libre elección. También pueden usarlo cuando acudan por alguno de los 62 planes que poseen cuenta conocida o "PAD".
Otra sala privada que ha desaparecido por la gran demanda por atención es la del Hospital de Urgencia Asistencia Pública, la ex Posta Central, donde hace una década había 25 de estas camas y hace 20 años eran 35. El director del Servicio de Salud Metropolitano Central, Jorge Martínez, explica que los pensionados "han disminuido progresivamente desde hace 20 años. En ese momento, la oferta privada no era tan abundante y esto se daba como alternativa en los hospitales públicos, porque los médicos tenían un ejercicio liberal de la profesión".
En el Ministerio de Salud se sostiene que no es posible mantener en todos los establecimientos estas unidades, pues en el sector público se atiende a un 80% de la población a través de Fonasa, quienes muestran cada vez más enfermedades complejas.
Lo mismo sucede en el Hospital del Tórax: se cerró el pensionado por "necesidades institucionales de reorientar el uso de camas a requerimientos actuales".
Pese a estos cierres paulatinos, aún existen hospitales que poseen esta modalidad y que le dan uso. Uno de ellos es el Hospital El Pino, en San Bernardo, que cuenta con nueve habitaciones que cuentan con un total de 16 camas. Algunas de las pacientes que tienen partos -de los 3.098 procedimientos de este tipo que atienden por año- van a estas salas especiales. Es el caso de Carolina Vitallos. Cuenta con un televisor pantalla plana, un baño amplio y grandes ventanales por donde ingresa la luz de la mañana. A su lado sólo hay otra cama vacía. "Me atendió mi propio médico, lo que es muy bueno para mí. Además, hay una dedicación del equipo de salud: te ayudan a pararte o ayudan a vestir a mi hijo. Son comodidades".
Esta realidad también subsiste en los recintos asistenciales de regiones: los hospitales de Concepción, Coyhaique, Magallanes y San Antonio aún cuentan con estas unidades. No así el Hospital Gustavo Fricke, de Viña del Mar, donde hace una década poseía 36 camas de este tipo y hoy se usan como salas comunes.
Otros recintos, como el Instituto del Cáncer, están en proceso de evaluación de la recuperación de estas unidades en un nuevo proyecto de modernización del establecimiento, aunque aclaran que hay una necesidad de camas públicas adicionales que debe considerarse. Allí se explicó que este servicio, con un total de 10 camas, existía hasta hace cinco años, cuando se perdió durante el terremoto del 27/F.
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