Los últimos locales de revelado de rollos fotográficos
<P>A pesar de la hegemonía del formato digital, la antigua fotografía análoga sobrevive en algunas tiendas especializadas. </P>
Si hasta hace dos décadas, los laboratorios fotográficos eran una postal común en Santiago, hoy prácticamente han desaparecido, junto a las cámaras análogas, las que usaban película. Sólo algunos locales siguen revelando los tradicionales rollos y han generado nuevos servicios para seguir vigentes.
Uno de estos recintos es el laboratorio JPF, ubicado en Reyes Lavalle 3320, en Las Condes. Ahí, se han especializado en revelados en blanco y negro y es uno de los únicos estudios en la capital que trabaja con diapositivas.
Según Michelle Morales, ejecutiva de administración y ventas de JPF, una de las virtudes del local es que si bien trabaja con imágenes digitales -tienen que responder a la demanda masiva-, no descuidan los rollos fotográficos de antaño.
"Los productos de nicho, como las diapositivas, son valorados por las nuevas generaciones. Es tecnología antigua, pero para muchos clientes es sinónimo de calidad", explica Morales.
"Si ves un árbol de color verde intenso y quieres que eso se vea reflejado en tus imágenes, necesitas usar diapositivas. No hay colores más reales que los que ellas entregan", agrega.
En blanco y negro
En este lugar también se pueden comprar rollos en blanco y negro desde $ 2.600 y en color, desde $ 1.700. Los revelados cuestan $ 3.900.
"Ahora, las fotografías digitales se imprimen en serie, sin un trabajo personalizado y en cabinas de farmacias o supermercados. La gente aún siente aprecio por el revelado a la antigua", explica Paula Bascuñán, dueña del local.
Además de tener un público fiel, Bascuñán asegura que "las personas comenzaron a dar cuenta de que los archivos del computador se pueden perder fácilmente y, por lo mismo, deciden hacer un respaldo de sus fotografías en impreso".
Lomo adictos
En Las Azucenas 2997, también en Las Condes, está un local que impulsa el rescate del revelado tradicional. Entre Pocuro y Eliodoro Yáñez se encuentra Migo Friendly Lab, de Cristóbal Valdés, impulsor en Chile de la lomografía. Este es el movimiento de fotografía análoga más grande del mundo, donde la principal regla es que no hay reglas. El objetivo es salir a la calle siempre con una cámara análoga capaz de lograr imágenes con sorprendentes efectos. La idea es no pensar y sólo disparar, practicando la fotografía espontánea, no profesional.
"Buscamos llenar un espacio dejado por los laboratorios fotográficos que desaparecieron y enriquecer la oferta, haciéndonos cargo de formatos especiales, teniendo flexibilidad en los trabajos y prestando un servicio mucho más cercano. Queremos rescatar y repotenciar la fotografía análoga", señala Valdés.
Para mantener al público cautivo y consciente de la importancia que aplicaciones como Instagram han tomado en la vida cotidiana de los capitalinos, Valdés ofrece un servicio especial de revelado para estas imágenes. "El desafío es volver a seducir a la gente a que imprima, sobre todo porque hoy se están haciendo imágenes de gran nivel estético sobre edificios y rincones de la ciudad", agrega.
Los revelados en esta tienda cuestan desde $ 5.000.
Para los fotógrafos nacionales el sistema análogo, si bien está en retirada, tiene un valor en sí mismo. "Fomenta la observación y el cuidado por la imagen que ya no se tiene con las cámaras digitales. El costo de cada impresión hacía que cada click fuera consciente y estudiado, generaba un oficio y un discernimiento que ya no existen", asegura el fotógrafo Julio Donoso.
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