Los viernes de las Glorias

<P>Clubes con orquesta, pubs con música disco y discotheques. Estos son los lugares elegidos por mujeres que bordean los 50 años, las que están solas, pero en ningún caso aburridas. </P>




Una mesa de siete mujeres llama la atención de quienes llegan al Golden Music, en Irarrázaval. Todavía no es la medianoche del viernes y la antigua casona de Ñuñoa, con luces de neón en su fachada, está casi al máximo de su capacidad. Las personas que llegan pagan los $ 5.000 de entrada, saludan a quienes encuentran a su paso y buscan una mesa desocupada. De fondo, una orquesta toca una cumbia y la pista de baile, de baldosas blancas y negras y con luces de colores, está llena.

Las siete mujeres bailan entre ellas y se ríen a carcajadas. Son la primera generación de conscriptas del Ejército, que ingresó en 1979, y este año quieren celebrar los 34 años de egreso, en grande. Llegaron hasta el Golden para ver si se ajusta a lo que estaban buscando.

Alfredo Arenas, dueño del local, mira la escena cerca de la barra: "Aquí generalmente vienen mujeres solas. Llegan el viernes, porque el sábado es más familiar". Agrega con orgullo que "aquí se filmaron algunas escenas de Gloria".

La película, dirigida por Sebastián Lelio, cuenta la vida de Gloria Cumplido, una mujer de 58 años, separada, madre de dos hijos al borde de los 30, independiente, que, de vez en cuando sale a divertirse, sola, a fiestas donde el público ya pasó la barrera de los 50.

El sector de las mesas está iluminado con luces fluorescentes y es amplio. En una de estas mesas, Clarisa Caballero (45) y Ana María Jaña (48) toman un trago. Son amigas hace cinco años. Ambas viven en Puente Alto y salen solas, pero en este momento (cerca de la una de la madrugada) comparten junto a seis personas. "Venimos porque es un lugar de confianza y nos encontramos con gente que hemos conocido aquí", dice Caballero, profesora de inglés, separada y madre de dos hijos: "Ellos me dicen que salga. Estuve mucho tiempo estudiando, dedicada a ellos y les gusta que tenga un espacio de distracción".

Al final de la noche, uno de los hijos de Jaña pasará a buscarlas y las llevará de regreso a casa.

Cerca de las 02.30, la orquesta toma un descanso y el grupo de mujeres se va a su mesa. De fondo suena un merengue de Juan Luis Guerra. De "las milicas", como ellas se autodenominan, más de la mitad se casó antes de los 25 años, fue madre joven y actualmente se encuentran separadas con hijos que sobrepasan los 20 años.

Teresita Apablaza (52), viuda y madre de cuatro hijos, dice que el grupo se reencontró con más fuerza hace cuatro años, debido a que "nuestros hijos están más grandes". María Cárdenas (53), agrega que "ya no nos preocupamos de mamaderas ni de mochilas para el colegio. Tenemos la pega hecha". Es una de las pocas casadas y se ríe cuando su amiga Pilar Duarte (54 años y separada), dice que "los hombres a esta edad son un cacho". También lo hace cuando Hilda Palma (53 años, separada y también de su grupo) comenta que es mejor su opción, tener una "pareja puertas afuera".

Angélica Delgado, la única del grupo que llegó a teniente coronel, terminó hace seis meses un matrimonio de tres décadas."Después de toda la vida en pareja, para la familia y para él, llega un momento en que uno dice: ¿Y yo cuándo?", comenta la oficial en retiro.

Sin conocerse, Clarisa, Ana María y las ex conscriptas tienen mucho en común con la Gloria de la película. Se trata de mujeres que, tras décadas dedicadas a ser madres, quieren disfrutar su libertad e independencia económica, sin olvidar su madurez.

A las tres de la mañana, cuando parte de los visitantes del Golden se han ido, el bar Paréntesis, en la avenida Chile España, en Ñuñoa, está repleto. "September" de Earth, Wind and Fire suena fuerte y la gente canta. La barra, con sus neones rojos y azules, destaca en la oscuridad y es la antesala de una pista en donde hay grupos de mujeres de cerca de 45 años, bailando solas. Los hombres, que miran de pie rodeando la pista, bordean y superan este mismo rango de edad.

Gabriela Barría, dueña del pub, señala que "es común ver a señoras que llegan con peinado de peluquería, muy arregladas, en grupos. Algunas llaman primero, para ver si no hay problema si vienen solas".

Paulina Alvarez (54) y Ligia López (52), las dos separadas, están con un grupo de amigas. Se conocieron como ejecutivas bancarias, trabajo que López consiguió cuando su matrimonio, de más de 20 años, terminó de manera abrupta. Ahí, Paulina Alvarez la invitó a unirse a su grupo, para que salieran. Desde eso han pasado nueve años.

"La salida del viernes es una catarsis. Estamos toda la semana trabajando y esperamos el viernes con ansias, porque es el minuto en que puedes liberarte", dice López.

Esa noche, por ser viernes, el bar cerró a las 04.00. Las últimas canciones, de Luis Miguel y Camilo Sesto no aplacaron el ánimo de los que aún seguían bailando.

El sábado, en tanto, el panorama cambia un poco. En la discotheque Eve, en Vitacura, Marlene Angermeyer (48), soltera, está en la barra con dos amigas. Es la 01.00 y está lleno. Mira como todos bailan. Toma un trago, a veces sigue el ritmo de la música. "Es más entretenido el viernes, porque el sábado vienen muchas parejas", dice, y explica que esta noche está allí porque hay una fiesta de extranjeros y quiere practicar su inglés. En la pista, el grueso de la gente baila canciones de los Bee Gees y de Black Eyed Peas. "Por el hecho de ser gente más adulta, son más equilibrados", dice Marlene. Mientras, hombres de pelo cano y abrigados, con vasos en la mano, miran cómo las mujeres se entretienen, acaloradas y sin ellos.

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