Los yukis on the block

Son los nuevos "yuppies", pero artistas y onderos. Llegan a un barrio casi desapercibido y lo transforman en un lugar emergente y con mayor plusvalía. No quieren Starbucks, sino cafés trendy. Estilo y calidad de vida.




RODRIGO Castillo (36) no sabe con certeza qué significa ser yuki, pero calza perfecto con la definición. Es cosa de escucharlo hablar: dice que hay un grupo de jóvenes que está llegando a sectores no tan reconocidos de la ciudad y los convierten en barrios emergentes. O con onda, si lo prefiere. Les cambian la cara, les impregnan un aire de proyección y les dan plusvalía a las residencias. Quieren ver nuevos cafés, iluminación para caminar por la noche y tiendas atractivas y con estilo. Y siempre están buscando nuevos lugares para hacer lo mismo.

El es parte de ese grupo. Tiene una tienda en el barrio Italia -a esta altura, un clásico ejemplo de barrio emergente y ondero- y hace casi dos años instaló una tienda de diseño y tendencias en muebles en el sector de El Aguilucho, en el límite entre Ñuñoa y Providencia. Un sector casi desapercibido y con un ritmo de vida provinciano, esos que tienen locales que cierran a la hora de almuerzo. Pero hoy está cambiando: se ve una tienda de confección a medida que se llama VinHilo, restauradores de muebles y una academia de baile. Y vecinos que, cuando pasan por afuera, saludan a los locatarios como si vivieran hace años ahí. "La gente tiene la idea de emprender, de hacer algo de manera independiente, entonces llegas a este barrio y te das cuenta de que tiene potencial, pero que se conserva de manera muy particular su vida de barrio. Además, aumentas la plusvalía, gracias a todos los emprendimientos", dicen Constanza y Stefanía Contreras, hermanas y socias de la tienda. Stefanía, además, es orfebre y tiene un taller en Salvador.

Eso hacen los yukis. Una especie de tribu urbana que revitaliza los barrios. El suplemento S Moda, del diario El País, dice que el término hace referencia a las siglas Young Urban Kreative International (jóvenes urbanos "kreativos" e internacionales). En otras palabras, una nueva generación de 'yuppies', esta vez, formados en carreras artísticas y humanistas, aunque con potencial económico para emprender. Como se lee en el artículo, si los yuppies se inclinaron por los Starbucks y las canchas de golf, los yukis prefieren cafés trendies y los restaurantes de comida sana. Y estos grupos se ven en algunos barrios de Santiago.

Neil Smith, profesor de Antropología y Geografía en la City University de Nueva York, explica en el artículo que todo empezó en los 80, en el Lower East Side, cuando los propietarios no encontraban a quién arrendar sus locales comerciales y se los ofrecieron a artistas a precio muy conveniente. Cuando el barrio evidenciaba el auge, los precios de los arriendos subían y los artistas buscaban otro sector para instalarse. Algo así ocurre en el barrio de Avenida Perú. "Recoleta es el mejor entorno, una verdadera galería de arte al aire libre", cuenta Pablo Castro, diseñador instalado en el sector. Enfrentado a la disyuntiva de dónde vivir, eligió apostar por el espacio y el vecindario. "Me decidí por la casa en que vivo tanto por su valor (el mismo de un departamento DFL 2 pero con 4 veces su volumen) como por el entorno, que significa estar inmerso en una comunidad tan variopinta", cuenta. Ese sector de Recoleta muestra murales refaccionados en el espacio público y talleres de arte y orfebrería limpios y ordenados, en el privado. "El barrio ha tomado más vuelo. El aire de artista hippiento tipo Bellavista ya no se ve", aseguran en el Taller 119.

GENTRIFICACION MODERNA

Neil Turnbull, académico del Centro de Investigaciones Territoriales y Urbanas de la Unab, mira con atención la irrupción de los yukis e, incluso, los incorpora en el proceso de gentrificación moderna. Este concepto está arraigado en la revalorización que experimentaban los barrios obreros de Londres en el siglo pasado, lo que desplazaba a las clases trabajadoras que los habitaban. Pero eso no es lo que ocurre en este caso. Acá se ve convivencia de antiguos y nuevos habitantes. El Aguilucho es un ejemplo de eso. "Dentro del marco teórico de la gentrificación, los artistas son la punta de la lanza y los yukis son los que llegaban después", dice Turnbull.

En su sentido moderno, hay factores de la gentrificación que se ven en los yukis. Por ejemplo, la reinversión de capital en un lugar: jóvenes que llegan a un barrio y remodelan las viviendas antiguas para acomodarse en ellas. ¿Otro? El cambio de paisaje. Un barrio residencial que poco a poco ve locales que mejoran la calidad de vida de sus vecinos, como los cafés con estilo. ¿Un ejemplo? Camine por el barrio de la Plaza Las Lilas. "Cuando llegamos me preguntaban por qué me iba a un barrio de viejos, súper alejado de lo que vemos hoy", cuenta desde el sexto piso de un edificio en Marcel Duhaut, a pasos de la plaza, Andrea de la Carrera (30), que llegó recién casada al barrio en agosto de 2008. Ella recuerda que el recambio generacional y la llegada de cafés que rodearon a la gelatería La Menestra, en calle República de Cuba, fue simultáneo. "Apareció gente con más onda, alternativa, parejas jóvenes, a lo más con un hijo. Fue recambio generacional con olor a incienso", dice y se ríe.

Daniela Echeñique (actriz, 25) llegó hace dos años al mismo barrio. Con una recargada agenda en la semana, aprovecha el barrio el fin de semana y es posible verla de picnic en la plaza con sus amigos. "Hay lugares como este que pasan por modas. Se instalan personas que se preocupan por el barrio y así se impulsan estos lugares que son exquisitos. Hay de todo, pero no estás en la mitad de todo. Es un entorno muy lindo, casas antiguas, cafeterías… Los beneficios están en la vida de barrio. Sin duda, la calidad de vida es muy rica", comenta.

Esa es la importancia de este proceso de transformación urbana, dice Neil Turnbull. "Si estamos hablando de los cambios de los barrios, esta es una buena señal para conocer cómo se puede mejorar la calidad de vida en ello, cómo se puede crear un barrio y cómo quiere vivir la gente. Detrás de la transformación hay un cambio en las reglas del juego y hay que ponerles atención. Hay que entender qué quiere la gente de su barrio porque, finalmente, ellos son los 'clientes'", concluye.

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