Luis Fonsi y Garras de Amor, el cara y sello de los artistas en Viña
<P>Los dos aspiran a lo mismo: brillar en viña. </span>Pero las rotundas diferencias de condiciones hablan de la particular diversidad festivalera. El puertorriqueño ocupa una suite del Hotel del Mar y los cumbieros argentinos, radicados en Chile, duermen de a tres en un hotel del centro. </P>
Son las dos y media de la tarde y Luis Fonsi (33) pide que le lleven el almuerzo a la suite que ocupa en el tercer piso del Hotel del Mar. Esa en la que cuesta 460 mil pesos pasar la noche. El puertorriqueño que canta hoy en la Quinta Vergara llegó hace cuatro horas en un vuelo desde Miami.
Viajó en primera clase y demoró menos de una hora en arribar a Viña desde Pudahuel. Pero está "cansado", explican los productores de Swing Management, y los directores del Festival, que pagaron 194 millones por tenerlo, acceden a visitarlo en su habitación para definir las condiciones de la que será su tercera presentación en la Quinta Vergara.
Cristián Rodríguez (39) también está cansado, pero igual se tuvo que levantar a las seis y media de la mañana para ensayar con su banda Garras de Amor. Ese fue el horario que le asignó Producción para probar sonido antes de su debut en la Quinta Vergara, previsto para el cierre de la jornada de anoche. Cristián nació en Mendoza, pero vive en Chile desde hace 10 años, cuando decidió abandonar al cumbiero transandino Adrián César Chauque, el de Los Dados Negros, y armar su propio conjunto. Vive en Macul y el viernes se vino en bus junto a sus colegas. Duerme con dos de ellos en una pieza del Hotel Marina del Rey. Esa en la que cuesta 90 mil pesos pasar la noche.
Nadie lo fue a ver a su pieza, pero su mánager aceptó el ofrecimiento de 12 millones de pesos por estar en Viña y en un "combo tropical" junto a los argentinos de Ráfaga.
El contraste es total, pero refleja la particular diversidad de Viña del Mar. Un Festival que en el intento de satisfacer a varios públicos, puede congregar en un mismo programa a gente de cunas y estilos tan opuestos como el que representan el hombre de No me doy por vencido y los autores de Amor prohibido. Dos que, sin embargo, aspiran a lo mismo: brillar sobre el escenario.
La primera vez vino como jurado y subió casi como pidiendo permiso. Pero esta vez, comentan sus productores, "las cosas han cambiado, su estatus es diferente". Luis Fonsi es el cuarto artista mejor pagado de esta edición festivalera (después de Luis Miguel, Morrissey y Marc Anthony) y lo ha hecho sentir: quiere aprovechar al máximo la vitrina del certamen y acordó por un show de grandes éxitos de una hora y media de duración, a lo menos.
Garras de Amor tiene pretensiones distintas. Situados en el rango de los sueldos más bajos de este certamen (el humorista Zip Zup firmó por el mismo monto), el conjunto no pudo tocar en la Quinta Región durante este último mes, por una cláusula de contrato que aspira a la exclusividad de sus invitados.
Así fue como se perdieron "una de las mejores épocas para nosotros", según explica su mánager Ricardo González, pero que reconoce que la vitrina de Viña es algo difícil de rechazar: "Esto te abre las puertas del mundo", conjetura sentado en el lobby del hotel que está en Calle Ecuador, mientras confirma que "Garras" tocará 25 minutos y "cerca de la una y media de la mañana".
Los cumbieros estaban citados a las once y media de la noche y tenían dos camionetas van para trasladarse. Han cumplido con una extenuante agenda de prensa y en la tarde del sábado sólo esperaban dormir un poco para "no andar con tanta cara de trasnoche" en el show.
Luis Fonsi, en cambio, anda holgado de tiempo. Su equipo es de 25 personas y se traslada en seis camionetas. Tiene dos guardias personales que lo acompañarían, incluso, a una comida con amigos venezolanos que viven en Chile.
Los "Garras", en tanto, esperan a sus padres que vienen de Mendoza y a los que pudieron conseguirles algunas entradas para que los vieran debutar en Viña. En esta fiesta en la que no se sienten "invitados de piedra", pero cuyas diferencias con las máximas "estrellas de cartel" hablan por sí solas.
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