"Mal podría un gobierno de centroderecha jibarizar a los artistas"

<P>El ministro habla de la reestructuración del CNCA y niega los rumores de reducción.</P>




Tanto el terremoto como la deuda de 1.400 millones de pesos que mantenía el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, colocaron al ministro Luciano Cruz-Coke en un escenario impensado. Había poco dinero, entonces, y la precariedad patrimonial se hizo demasiado evidente. Por eso Cruz-Coke colocó entre sus prioridades la implementación de un programa mixto de apoyo a la reconstrucción en el que el gobierno colocaba un monto máximo de 100 millones de pesos por proyecto y los privados, aportando la misma suma, podían acceder a una exención tributaria. Entre los beneficiados están el Centro Cultural Estación Peralillo, la Iglesia de la Matriz de Valparaíso y el Museo de Arte Contemporáneo de Santiago. "Pasamos bien este año. Un año atípico, con terremoto, reestructuración administrativa y las celebraciones del Bicentenario", señala Cruz-Coke desde un escritorio dominado por diarios y carpetas.

Uno de sus desafíos era equilibrar tanto el apoyo de gestión como el de difusión. ¿Piensa que se avanzó?

Sí, mi balance es positivo, aunque creo que podemos hacer mucho más y en corto plazo. Las estadísticas nos señalan que el consumo cultural ha bajado y a eso tenemos que ponerle ojo: sabemos que la cadena parte en la creación, pero para que llegue al público no se pueden descuidar la circulación y difusión. Y ahí estamos débiles. Si no fortalecemos los mecanismos de llegada de los bienes culturales que generamos o cofinanciamos como Consejo, nos vamos a encontrar con que se financia mucho arte que finalmente no es visto por mucha gente.

Eso es evidente en el cine chileno.

Claro, desde el 2005 hasta ahora aumenta mucho la cantidad de espectadores totales en el cine, pero no en el que ve las películas nacionales. Ahí es donde debemos buscar la generación de circuitos alternativos de exhibición. Piense que en la segunda semana, las cintas locales pierden más del 80% de las butacas. Eso es inaceptable y tiene que ver, por una parte, con que más del 90% del dinero de una película se va en producción y menos del 10% se dedica a la publicidad y a hacer circular los filmes. Afuera se gasta por lo menos el 30% de los recursos en la última parte.

El consumo de cine sube, pero no digamos que la cartelera es muy cultural.

Pero el CNCA no dejará de apoyar películas porque llevan poco público. Estamos planeando un circuito alternativo, porque no todas las películas tienen que llegar a las grandes cadenas. Hay una ruta que tiene que ver con Lastarria, con el Cine Arte Alameda, con el de la UC, que hay que fortalecer con la creación de salas de proyección digital. Hoy día no necesariamente todas las películas tienen que pasar a 35 mm. Lo que está sucediendo debido a fenómenos como internet y la digitalización de la televisión es una segmentación más grande.

¿No considera que se privilegia mucho el cine?

No. La gracia que tiene el cine es que es una industria muy visible en términos de imagen país y en ese sentido es importante lograr acuerdos como el que se alcanzó con el estudio de efectos visuales Stargate, que se instala acá con una inversión aproximada de 12 millones de dólares. Detrás de eso estuvimos nosotros, pero también ProChile y la Cancillería. Sin embargo, el 2011 estaremos apoyando la obra de Fernando Prats en Venecia y ya hablamos con el director de la Bienal y con el alcalde, para tener una presencia grande en la ciudad, porque da mucha visibilidad. Eso no significa que se abandonen otras áreas. Al contrario, en marzo se crearán las áreas de diseño, arquitectura, nuevos medios y artes circenses, que se suman a las ya existentes.

¿Artes circenses?

Así es, por qué pone esa cara... Esta disciplina ha tenido un desarrollo bastante grande, igual que diseño y arquitectura. En artes escénicas tendremos ahora teatro, danza y circo, que siempre había estado postergado, a pesar de que ha habido un desarrollo moderno del circo. Mientras más específicas sean las líneas de concurso, que es lo que sucede en Nueva Zelanda o en la National Endowment for the Arts, en EEUU, mejor es la focalización de los recursos.

Ahora ha hecho noticia el tema de los despidos. ¿Cuáles fueron las razones de estas decisiones?

Evidentemente, cuando llega un gobierno nuevo y hay ciertos contratos que son anuales, se puede optar por renovarlos o no. Nosotros buscamos precisamente reestructurar las áreas, pero ninguna desaparece. Además hay 1.500 millones de pesos más para fondos concursables y para trabajo de áreas. Comprenderá que mal podría un gobierno de centroderecha cometer el absurdo de jibarizar a los artistas. Ahora, uno no puede evitar, cuando se produce un cambio, que salgan personas y algunos siembren cierta cultura del terror, de que Valparaíso se anula como sede del Consejo, que hay un intento de industrializar todo y beneficiar a los privados. ¡Pero por favor, de qué estamos hablando! No se renovó el contrato de 40 ó 45 personas en todo el país, sobre una planta de funcionarios de más de 750 personas.

¿No cree que se empobreció la inauguración del Centro Gabriela Mistral sin la sala de 2.000 personas?

Sí, concuerdo con ello. Ahora, hay que recordar que estaba pensado inaugurarse el GAM en febrero y que luego vino el terremoto y se aplanaron los presupuestos. El 2012 debiéramos estar partiendo con la construcción de la sala y espero que eso esté inaugurado hacia el 2013. Ese es el compromiso que asumió también el Presidente en términos públicos para la inauguración. El GAM es la punta de lanza de los centros culturales del país. Mal podríamos nosotros dejar un hoyo en plena Alameda en materia de cultura. Por tanto, eso se va a hacer en las fechas que estoy señalando.

¿Qué otros proyectos ayudarán a mejorar la infraestructura cultural?

Bueno, el 2011 se van a inaugurar entre 12 y 15 centros culturales en todo el país, como el que esta semana se abrió en Angol. Además, hay que seguir trabajando en un programa de teatros regionales, que son más grandes e indispensables para llevar la cultura a todo el país. Hoy día, en ciudades como Punta Arenas, Concepción, La Serena, Iquique, Rancagua, Osorno, no tenemos un lugar que disponga de más de 400 ó 500 asientos. Con eso no puedes llevar espectáculos de ninguna clase. Los teatros tradicionales, como el Municipal de Iquique, están en pésimo estado. Entonces, tenemos un programa de teatros regionales que se suman a la red de centros culturales que se está construyendo en el país. Incentivar este programa es vital en un país que tiende al centralismo.

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