Manchester United: Las ganancias antes que los goles

<P>Los recientes traspiés deportivos del club inglés reflejan el enfoque de sus dueños hacia la búsqueda de utilidades y una gestión al estilo del capital privado.</P>




Con la advertencia de que sus resultados "no han estado a la altura de nuestros estándares", la familia Glazer perdió la paciencia y echó al entrenador de su club.

El hombre al que despidieron el 30 de diciembre fue Greg Schiano, de los Bucaneros de Tampa Bay, su equipo de fútbol americano. Pero muchos fanáticos del otro club de los Glazer, el Manchester United, quieren la misma suerte para su entrenador. David Moyes, quien sucedió a sir Alex Ferguson en mayo, supervisó tres derrotas del United en siete días, la salida de la FA Cup, y el club ha prácticamente resignado el título nacional que ganó doce veces en 21 años.

Pero los problemas van más allá de Moyes. Los Glazer son un caso único en el fútbol, en el sentido de que manejan el club como una empresa con fines de lucro. Una gestión al estilo del capital privado, que ha disminuido la inversión en el club deportivo más famoso del Reino Unido.

Los Glazer representan un tipo de dueño de club deportivo que surgió en los últimos años: el inversionista con fines de lucro, por lo general estadounidense. Ahora hay seis de ellos como accionistas mayoritarios en clubes de la Liga Premier, incluyendo a John Henry en el Liverpool y Stan Kroenke en el Arsenal. Quieren ganar dinero con sus clubes más que ganar a toda costa. Eso los hace diferentes de los sugar daddies, los jeques árabes y oligarcas rusos que tratan sus clubes como juguetes y los inundan de dinero. Y habrá un conflicto entre ambos tipos de propietarios.

Cuando sir Alex se retiró tras un reinado de 27 años, la declinación era casi inevitable. Uno de los administradores más admirados en las empresas británicas demostró su valía sobre todo después de 2003. Hasta entonces, el dominio del United era consecuencia lógica del dinero: tuvo los mayores ingresos en el fútbol global de 1997 a 2004. Los grandes ingresos por lo general se traducen en salarios elevados para los jugadores, y el equipo con los sueldos más altos suele coronarse campeón.

Pero en 2003 el oligarca ruso Roman Abramovich compró el Chelsea y comenzó a gastar más que el United. A nivel internacional, el Real Madrid ha encabezado la Football Money League de Deloitte todos los años desde 2005. En 2008, el jeque Mansour de Abu Dhabi compró el Manchester City y empezó a gastar más que todo el resto. En contraste, los nuevos dueños del Manchester United completaron la compra apalancada por 790 millones de libras (US$ 1.292 millones) con la intención de ganar dinero.

Pocos en el Reino Unido habían oído hablar de Malcolm Glazer o sus seis hijos antes de que comenzaran a comprar acciones del United en 2003. Malcolm, hijo de inmigrantes judíos lituanos a EE.UU., tomó control de la empresa familiar de relojería en su adolescencia, durante la Segunda Guerra Mundial. Después se amplió a los bonos basura, casas de reposo e insumos para embutidos. En 1995, pagó US$ 192 millones por los Bucaneros. Sus hijos, Joel, Bryan y Avram, fanáticos del fútbol, despertaron su interés en el United. Ellos parecen haber mirado siempre al United como una inversión de largo plazo. Y ahora vale al menos el doble de lo que pagaron.

En temporadas recientes, el United ha tenido la tercera planilla más cara en Inglaterra, pero siguió ganando. De 2007 a 2013 consiguieron cinco títulos ingleses y llegaron a tres finales de la Liga de Campeones, ganando una. Estadísticamente, fue el mejor período del club en la historia.

Si fuera posible copiar los métodos de sir Alex, otros gestores lo habrían hecho hace tiempo. Los observadores aún no logran identificar las razones específicas detrás de su éxito, que es la razón por la que su nueva carrera como gurú del management probablemente decepcionará y por la que no puede esperarse que algún sucesor lo iguale.

Moyes ha cometido errores. Su único fichaje el verano (boreal) pasado fue Marouane Fellaini, comprado a su antiguo club, el Everton, por 27,5 millones de libras (US$ 45 millones). Y Fellaini ha tenido problemas en el United. Además, reemplazó a varios miembros del cuerpo técnico de sir Alex con sus propios hombres. Donde sir Alex buscó diversidad de puntos de vista, Moyes podría alentar el pensamiento de grupo.

Cuestión de estilo

Sin embargo, los Glazer, que contrataron a Moyes por seis años, tienen la intención de mantenerlo en el cargo. Esperaban una transición turbulenta. Moyes les da mayor influencia que sir Alex en su propio club. Y son pacientes en parte porque, a diferencia de la mayoría de los seguidores del United, no están desesperados por conseguir trofeos. El plan de negocios se basa en terminar terceros en la Liga Premier y alcanzar los cuartos de final de la Liga de Campeones. Los Glazer saben que con la tercera planilla salarial en Inglaterra y sin sir Alex, el tercer lugar es una expectativa realista. No llegar a la Liga de Campeones durante un año o dos no sería desastroso.

Dinero, no trofeos

Los Glazer le darán a Moyes dinero para transferencias (United tiene 80 millones de libras en efectivo) mientras esperan ganancias. Y seguirán limitando el gasto. En 2011-12, la última temporada con cifras disponibles, United gastó sólo el 51% de sus ingresos en salarios - la segunda tasa más baja de la Liga Premier, tras Norwich. (Pasa lo mismo con los Bucaneros, donde los Glazer gastan poco en jugadores). Sólo se podía esperar de sir Alex que lograra el éxito a precio reducido. La transición del United ha redirigido la atención sobre el modelo de propiedad de los Glazer.

En EE.UU., muchas franquicias deportivas, incluyendo los Bucaneros, tienen utilidades. Los inversionistas estadounidenses que han comprado equipos ingleses de fútbol en los últimos años se han orientado a hacer lo mismo, o al menos conseguir una gran ganancia de capital a la hora de vender. Su conciencia de los costos los pone en conflicto con propietarios del tipo sugar daddy, que han hecho subir el gasto en jugadores. Quienes buscan ganancias quieren bajarlo. Y esperan que las nuevas reglas del fútbol europeo sobre "juego limpio financiero" eviten que los clubes de millonarios gasten más que sus ingresos. Hay indicios de que ya se está viendo una modesta desaceleración en el crecimiento de los salarios de los jugadores.

Eso debería mantener en marcha el negocio del United. La oficina comercial del club ha estado ocupada con ofertas, encabezadas por un contrato de siete años por la camiseta con General Motors, valorado en US$ 559 millones. Los derechos de televisión globales de la Liga Premier también siguen subiendo. United prevé ingresos anuales por hasta 430 millones de libras (US$ 703 millones) y utilidades antes de impuestos de 130 millones de libras (US$ 212 millones), mientras que la deuda bruta se ha reducido a 360 millones de libras esterlinas (US$ 589 millones).

Si bien eso complace a los Glazer, la mayoría de los aficionados del United probablemente daría la bienvenida a un nuevo propietario menos centrado en los beneficios. Pero la familia no muestra ningún apetito por vender. Jim O'Neill, ex presidente de Goldman Sachs Asset Management, quien lideró un intento de aficionados ricos por comprar el club en 2010, cree que es un mito que los propietarios se mantendrán en el largo plazo. El problema, dice, es que "nadie les va a pagar la suma por la que venderían felices el club mañana".

Aunque la cotización de la acción de United en la Bolsa de Valores de Nueva York ha caído desde US$ 19 el verano pasado a poco más de US$ 15 y los fondos de cobertura han tomado posiciones cortas, el valor de mercado del club sigue siendo de US$ 2.500 millones - muy por encima del precio de cualquier transacción pasada de un club deportivo.

Un futuro para el United bajo control Moyes-Glazer podría ser como una versión norteña de Arsenal. El club londinense no ha ganado ningún trofeo desde 2005, pero siempre hace lo suficiente para llegar a la lucrativa Liga de Campeones y tiene ganancias. Eso satisface al controlador estadounidense, Kroenke: la capitalización bursátil del club ha aumentado en los últimos años a 949 millones de libras (US$ 1.552 millones). No acomoda a los aficionados del Arsenal. Los seguidores del United, después de haberse burlado por largo tiempo del descontento de sus rivales, pueden llegar a compartirlo.

La saga del United plantea una pregunta fundamental: ¿Para qué es un club de fútbol? Para los Glazer, es un negocio. Para los aficionados, es una institución antigua que busca la gloria más como un museo o una iglesia que una empresa. Sir Alex entregó ganancias y gloria. En el futuro, el club puede tener que elegir uno u otro.

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