Manifestación "Rodea el Congreso" en Madrid termina con choques con la policía

<P>Incidentes comenzaron cuando un grupo intentó traspasar las vallas de seguridad.</P>




El descontento de una parte de la ciudadanía por los recortes y su distanciamiento de la clase política vivió ayer un nuevo episodio desconocido hasta ahora. Cientos de personas (6.000, según datos oficiales), muchas de ellas llegadas de otras regiones, acudieron a la llamada de un grupo de activistas a dar un paso más en la muestra de su descontento rodeando el Congreso en Madrid. Los organizadores, la Coordinadora 25-S y la plataforma ¡En pie!, convocaron a través de redes sociales como Facebook y Twitter a la protesta bajo el lema "Rodea el Congreso", con el objetivo de "rodearlo" y no "ocuparlo". La petición de los manifestantes fue la dimisión del gobierno de Mariano Rajoy por la forma en que está afrontando la crisis económica, la disolución del Congreso y la instauración de la República. Aunque los convocantes insistieron hasta el final respecto al carácter pacífico de la protesta, la tensión escaló y los enfrentamientos dejaron 26 detenidos y 64 heridos (uno de ellos grave), de los cuales 27 eran policías.

Los manifestantes intentaron acercarse al edificio por los distintos accesos que dan al Congreso, que está rodeado de 13 callejuelas.

El despliegue policial fue muy amplio. Más de 1.300 agentes; 30 de los 52 grupos de las Unidades de Intervención Policial (UIP) de la Policía Nacional, que llegaron de toda España, salvo las regiones de Asturias, País Vasco y Navarra, estaban ayer trabajando en Madrid. El motivo de tal despliegue fue la dificultad para calcular la asistencia a las manifestaciones convocadas como ésta a través de las redes sociales.

En total hubo tres anillos de seguridad en torno al Congreso, dos de los cuales se cerraron antes de las seis de la tarde. Cerca de las siete de la tarde empezaron a caer algunos objetos del lado de los policías: frisbees con mensajes contra el gobierno de Mariano Rajoy, el Congreso y los bancos; bolitas y alguna bolsa con fruta machacada. Otros intentaron poner quejas en el registro del Legislativo (por la mañana muchos lo lograron).

Un grupo de manifestantes trató de romper parte de la valla de uno de los extremos de la plaza. En ese momento, la policía intervino. Fue cuando se produjo la carga y se llevaron a los primeros detenidos. Los agentes entraron y desalojaron por la fuerza a todos los que estaban pegados a la valla, ocupando la parte de la calle más cercana al cordón policial. Esa intervención terminó con los primeros seis detenidos, cifra que después se elevó a más de una decena. Una de las mujeres, sin un zapato y con los pantalones rotos, pedía a los policías que por favor no la separaran de sus dos compañeros. Un trozo de valla fue lanzado a los agentes en medio de la trifulca.

Hasta ese momento, la única incidencia había sido el arresto de un hombre que se había subido a esa misma valla, horas antes, con una bandera del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT).

Detrás de las vallas y los policías seguían el pleno sólo unos 50 de los 350 diputados.

Desde el patio, el espacio entre los dos edificios de la Cámara, se escuchaban los gritos de los manifestantes y la inmensa mayoría se mantenía en sus oficinas o en otras dependencias. Como dijo en la tribuna Laia Ortiz: "Estamos parapetados y aislados". Llegaron antes de que se concentraran los manifestantes y el principal tema de conversación era cómo salir del cerco al acabar el pleno.

Según Carlos Floriano, número tres del oficialista Partido Popular (PP), los manifestantes eran unos pocos extremistas de los dos lados, mientras que en las pasadas elecciones votaron 25 millones de españoles. El número dos del Grupo Socialista (PSOE), Eduardo Madina, aseguraba estar preocupado y "con un nudo en la garganta, porque mientras discutimos sobre la fractura territorial hay una fractura social mayor".

"PSOE y PP, la misma mierda es", gritaban algunos de los manifestantes.

La intervención y los primeros arrestos calentaron los ánimos. Otra veintena de agentes pasaron la valla para controlar a los manifestantes, esta vez con material antidisturbios. Un policía le decía a uno de sus subordinados que seguía caminando al frente: "No vamos a retroceder ni un centímetro, pero tampoco vamos a avanzar. ¿Has entendido?".

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