Manifiesto: Felipe de Mussy, diputado UDI

Hasta hace un año y medio, nunca en mi vida había pensado en ser diputado. Creo que con suerte había ido al Congreso una vez antes, y como visita, porque no era de los que alguna vez fueron asesores o tuvieron otros roles políticos, no. Quizás por eso la lógica legislativa me ha chocado mucho, me cuesta entenderla. El funcionamiento de la Cámara no te invita mucho a reunirte con el de al frente. Hay distintas puertas, los de la UDI entran por acá, los del PC por otra puerta. Si no te tocó coincidir con un diputado en una comisión, es raro llegar a conversar con un diputado de otro partido. Desgraciadamente, en este mundo existen prejuicios y a veces el funcionamiento no ayuda nada.

Mi elección estuvo hasta último minuto en incertidumbre. En algún momento estuve fuera por el casi doblaje de la Nueva Mayoría. Cuando me di cuenta de que podía perder por pocos votos, pensé que era lo peor que me podía pasar. Prefería perder por mil votos que por 20 o menos. Cuando ya era evidente que iba a perder por muy poco, me comuniqué con el partido para saber qué había que hacer. Llegué a mi casa cerca de las 6 de la mañana y vi que había perdido por 176 votos. Ahí, me pasó algo muy raro. Dormí dos o tres horas esa noche y me desperté primero como feliz, pleno, y también con muchas ganas de ir a pelear la votación: tenía un presentimiento de que no había perdido.

Tengo 31 años, vengo de una generación nueva. O sea, si no tengo una visión distinta sería extraño. Me pueden tildar de más progre, y puede que sí lo sea, pero yo creo que es simplemente porque soy más joven, no porque me proponga serlo o porque trata de destacar dentro de mi generación como el más progre.

Estoy abierto a conversar el matrimonio homosexual. El matrimonio igualitario, entendido como el aplicar la misma institución tanto para heterosexuales como para parejas del mismo sexo, me costaría más, pero estoy súper dispuesto a conversar las cosas. Si nos decimos de inspiración cristiana, tenemos que solidarizar con el sufrimiento de mucha gente, de generaciones, de personas homosexuales que nunca tuvieron la opción ni siquiera de conversar esto en sociedad.

La dignidad de la madre es igual a la del niño que está por nacer. Todos sabemos que el aborto es el último paso. Nadie quiere abortar, nadie quiere la muerte de un niño, así como 'qué entretenido ir abortar', no pues. El niño no está por sobre la mamá. Y eso es algo que muchas veces se hace, defender sólo al niño que está por nacer. Ahora, antes de conversar lo del aborto, debiéramos preocuparnos de hacer una reforma al Sename, de brindar apoyos monetarios a las madres, de tener una buena ley de adopción. Hay muchas otras cosas importantes que hacer para cuidar la dignidad de las mujeres, aunque la discusión sobre cuándo empieza la vida es muy válida.

Cuando una vez dije que había fumado marihuana se armó una enorme polémica y no me interesa quedar estigmatizado por eso. La verdad es que no soy una persona que fume periódicamente, sólo que -al igual que muchos jóvenes chilenos- he fumado. Y eso lo digo con la frente muy en alto, no tengo ningún problema en decirlo. En Chile, la gran mayoría de los jóvenes ha fumado marihuana. Esa es una realidad que no se conversa en la casa, en la sociedad y tampoco en el Congreso. Yo estoy a favor de que discutamos el tema y legislemos. No soy experto, pero sí tengo mi fundamento de por qué creo que sería bueno despenalizar primero y, en el tema del autocultivo, al menos permitirlo para el uso medicinal. Eso no implica que no tengamos que aclarar que la marihuana, al igual que el cigarro y el alcohol, es algo negativo.

Mi carrete ideal es en casa de amigos, y si además de eso se puede terminar en una discoteca, tanto mejor. Me gusta salir a bailar con mi señora. No voy tanto, me gustaría ir más. Uno de mis cantantes favoritos es Bob Dylan, un cantante de protesta, y me gusta mucho la música chilena. Escucho Los Jaivas, Congreso y Sol y Lluvia. Puede sonar raro, pero he estado en conciertos de estos grupos.

Apenas me casé, me fui con mi esposa a Africa por un año. Vendimos todo lo que teníamos y nos fuimos. Recorrimos 15 países de Africa, estuvimos en campos de refugiados, cerca de la frontera con Somalia. Estuve en Ruanda, donde hubo un genocidio de un millón de personas, asesinadas a machetazos el 94, y lo único que lees en las calles es "never more". Este viaje fue muy importante, no volvió el mismo Felipe. Cuando era chico era muy de blanco y negro, peleaba mucho por mi postura. Aprendí a cambiar eso. Incluso, tuve malaria, casi me muero.

Siempre he sido bien patiperro, eso de viajar con poca plata e ir descubriendo nuevos lugares me atrae desde siempre. Conozco más de 50 países, y en general, prefiero quedarme en hostales o acampar. A veces es mejor acampar, quedarse en algún parque y descansar. Lo que más me ha llenado ha sido conocer distintas realidades y culturas. El haberme alojado en la casa de unos musulmanes, en que la señora ocupaba burka, y compartir con ellos son cosas que te abren la mente. Las discusiones que uno tiene acá son siempre pensando en Chile y en la realidad que a uno le ha tocado vivir, y hay un mundo afuera que es inmenso y cada uno tiene la responsabilidad de ser parte de ese mundo. No sirve de nada que estemos discutiendo temas importantes para el país si desconocemos, por ejemplo, que en Venezuela se están violando los derechos humanos.

Nací el año 82. Cuando volvió la democracia tenía ocho años. Entonces, la verdad es que creo que hay que mirar para adelante. Y si los principios de la UDI, mi partido, hacían alusión a esa época y a lo que pasaba, creo que es un error no haberlo cambiado. La UDI es un partido que sigue siendo muy importante, pero que tiene que saber actualizarse, por eso me alegro por lo que está haciendo la nueva directiva. Porque la visión y misión de cualquier partido, empresa o institución debiese ser algo que siga rigiendo a lo largo del tiempo. Claramente, estoy a favor de que se cambie. Vengo a mirar para adelante.