Manifiesto: José Maza, astrónomo




Gané el Premio Nacional de Ciencias Exactas en 1999 por una investigación que sirvió de base para un Nobel. Yo no pensaba postular, pero un colega lo hizo en mi nombre. Ahora veo que fue una circunstancia especial, si no hubiese sido ese año, probablemente nunca me lo hubieran dado. Fue por un trabajo sobre supernovas que hicimos en el 96 y que fue la base para dos grupos que descubrieron que el universo está acelerando su expansión. Fue una sorpresa para toda la comunidad científica. En el discurso cuando ganaron el Nobel reconocieron que habíamos sido parte fundamental de ese descubrimiento.

En el colegio, una vez un compañero me mostró un libro de astronomía. Me impresionó tanto, que anoté el nombre de libro, ahorré y lo compré en el centro de Santiago. Aún lo tengo guardado. Fue mi primer acercamiento con lo que hoy es mi profesión.

Mis padres llegaron a Chile desde España a bordo del Winnipeg. Iban en el mismo barco, pero no se conocían. Mi papá había peleado en la Guerra Civil y llegó al país a formar una nueva vida. Se conocieron años más tarde, se casaron y nos fuimos a vivir a Parral, donde transcurrió toda mi infancia.

A los cinco años declaré que iba a ser ingeniero. Lo hice porque mi hermana aprendió a leer desde muy chica y yo nunca manifesté interés alguno por la lectura durante esa época. Me dediqué a las matemáticas, para no parecer el tonto de la familia. Cuando debía pasar al liceo decidí venirme solo a Santiago para estudiar en el Barros Arana. Allá el sueño de llegar a la universidad parecía menos lejano que en Parral.

En el colegio tuve un profesor que nos obligaba a escribir con pluma, desde ahí que las colecciono. Era otra época, con una enseñanza muy rígida. Nos exigía cumplir con una regla los márgenes de la hoja y tener una caligrafía perfecta. Desde ese tiempo empecé a juntar plumas y tintas, algunas de mucho valor. Me gusta escribir con ellas, es todo más lento, pero más dedicado.

En el Barros Arana me hicieron bullying y casi me apabullaron. Cuando era chico tenía bastante personalidad, incluso animé un programa infantil en una radio de Parral. Llegué al liceo y me suprimieron todo eso. Tenía dos años menos que la mayoría de mis compañeros y, además, venía de un pueblo que parecía Macondo. Me pusieron cinco mil sobrenombres y me trataron mal. Sin embargo, tenía la determinación de quedarme, por lo que me gané el respeto de mis compañeros.

A mi familia le quemaron su hotel en Valdivia tras el Golpe Militar. Recuerdo haber visto a Carlos Altamirano y Salvador Allende alojando varias veces en el hotel, era como la sede del Partido Socialista en la ciudad. Luego vino el Golpe y los militares empezaron a robarle todo sistemáticamente. Iban y decían: "¿Qué quiere hoy, capitán, tinto o blanco?". Fueron dos meses así, hasta que el hotel se incendió, yo creo que intencionalmente. Luego mis padres regresaron a España y nunca más volvieron.

Me molestan los charlatanes que se ganan la vida mintiendo en televisión. El otro día vi que en dos canales se hablaba de los fantasmas y yo no lo podía entender. Hay personas que se ganan la vida vendiendo el cuento. No creo que tengan tan poca estructura mental como para creer las idioteces que dicen, pienso que es gente que se gana la plata mintiendo con premeditación. Soy demasiado racional como para creer en nada, la ciencia se trata de dudar, no es algo para creyentes.

Dicen que subo el rating en televisión. Me han invitado varias veces a matinales y siempre termino hablando más de lo que estaba pauteado. Aparentemente, a la gente si le gusta escuchar cosas de ciencias. Voy a charlas en distintos lados, pero a la mayoría van personas que ya están interesadas en la astronomía. Me gusta predicar para no conversos y la televisión me da esa posibilidad.

Lamento que la reforma educacional no haya caminado de mejor forma. Es fácil decir que el gobierno lo ha hecho mal, prefiero pensar que no lo hicieron suficientemente bien. Invertir en educación pública de calidad es fundamental. Acá los hijos de los ricos se educan con los hijos de los ricos y así sucesivamente para abajo. Me parece algo terriblemente discriminatorio.

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