Manifiesto: Walter Oliva, sostenedor de colegios




Se han dicho muchas cosas sobre mí, muchas mentiras, desde que soy dueño de 300 colegios hasta que tengo una sala climatizada para habanos. Ha habido mucha mentira y eso me molesta bastante. Estoy muy lejos de ser el "megasostenedor" de Chile. Mi vocación ha sido trabajar, junto con mi madre, por entregar una educación de calidad para sectores vulnerables. Entiendo que es atractivo cuestionarme, ya que para algunos es difícil entender que un democratacristiano, que fue dos veces vicepresidente de su partido, sea, además, sostenedor de colegios. No me quejo porque escriban cosas sobre mí, a alguno eso le parecerá sabroso. Mi crítica apunta a la mala información, a la información tendenciosa.

De que me gustan los habanos, es cierto, pero no tengo una colección de ellos. De vez en cuando me puedo juntar con un amigo y fumar un habano, tanto como lo fuman muchos políticos extranjeros y chilenos. No es una excentricidad, es más, es un gusto adquirido.

Si la reforma educacional se mantiene tal como está, nuestros colegios no podrían seguir funcionando. Mis padres iniciaron un proyecto educativo hace más de 40 años y hoy son seis los colegios ubicados en distintas comunas de Santiago. Ellos fueron los que dieron origen a estos colegios. Yo acompaño a mi mamá en este desafío, pero no puedo decir que es mi proyecto y son mis colegios. Actualmente, existe incertidumbre porque esta reforma afecta directamente el accionar de los colegios particulares subvencionados. Todavía no sabemos si cerraríamos, si tendríamos que vender, dependerá mucho de cómo va a salir finalmente el proyecto. Lo importante es preocuparse por los estudiantes, sus familias y nuestros docentes.

Recuerdo una infancia donde vivíamos bien al justo. Nací en la comuna de La Granja, estudié en un colegio de la comuna hasta sexto básico. Era particular subvencionado y quedaba en el paradero 24 y medio de Santa Rosa. Como familia no teníamos ningún gran lujo. Mis papás eran profesores y trabajaban mucho. Con mi hermano los veíamos poco, pero siempre entendimos que estaban haciendo un esfuerzo de salir adelante, de tener algo mejor. A pesar de eso y que generalmente las jornadas de trabajo nunca terminaban antes de las 10 de la noche, siempre tenían un tiempo para compartir con nosotros y siempre nos hicieron parte de las decisiones de la familia. Y nosotros entendíamos que trabajaban muy fuerte para salir adelante, como tantos chilenos, deseaban tener un mejor pasar, hacer otras cosas. Las agradezco que me enseñaran a trabajar fuerte para salir adelante.

Mi paso por el Instituto Nacional ha sido uno de los mejores momentos de mi vida. Aunque no estuvo exento de situaciones complicadas. Llegué en sexto básico y fue difícil, porque venía de un colegio mixto y fue como llegar a una selva. Me costó mucho adaptarme, tuve muchos problemas de conducta, a mi mamá le hice salir canas verdes. Creo que hubo un solo año en el que no estuve condicional. Y eso, obviamente, afectó mi rendimiento, me costó harto, pero salí adelante y terminé amando al Instituto. Te marca a fuego ese colegio. Ahí aprendes a valerte por ti mismo, y todos valen lo mismo, independiente de dónde provengan.

A los 16 años sentía que tenía que valerme por mí mismo y desde ahí que no he parado de trabajar. Partí trabajando en un pequeño taller de confecciones, hacíamos camisas. Después eso se convirtió en una fábrica. Siempre, desde que salí del colegio, estuve trabajando y estudiando. Salí del colegio y entré a estudiar Ingeniería Comercial. Terminé la carrera en horario vespertino, porque siempre privilegié el trabajo, me gusta mucho. Entendía que tenía que hacer más cosas para generarme más oportunidades y, por eso, como trabajaba, me costó mucho terminar mi carrera. Me demoré y mis hijos ya habían nacido cuando me titulé. Me siento orgulloso de contarlo, porque hay mucha gente que se desanima, que se queda en el camino, y creo que se puede trabajar y estudiar.

La gente que va a los colegios particulares subvencionados o a colegios municipales no es tonta. Tienen súper claro a qué colegio la elite manda a sus hijos. Y ellos quieren entregar la mejor oportunidad dentro de sus posibilidades. Falta mucho testimonio para que esta reforma resulte. Esto no es una crítica sólo para el gobierno, sino que para todos, para la elite. Debemos trabajar por tener una educación de calidad para todos. Probablemente se entenderían mejor los cambios propuestos o serían más creíbles si la elite de este país que dice velar por la educación pública, cuando les corresponde elegir, en vez de correr a matricular a sus hijos a un colegio privado lo hiciera a uno público. Esto no ocurre.

El episodio que significó la renuncia de mi ex esposa Claudia Peirano a la Subsecretaría de Educación demuestra que ha pesado más la voz de la calle y que se ha actuado apresuradamente. Nos farreamos un lujo de subsecretaria. Lo habría hecho estupendo. Ella es muy capaz y tiene mucho prestigio en su campo. Fueron momentos difíciles para nuestra familia y para nuestros amigos más cercanos. Fue duro ver esto, porque cada uno ejercía un rol y lo desempeñamos de acuerdo a la responsabilidad que cada uno tenía.

La pesca me sirve para desconectarme por completo. Soy aficionado a la pesca desde hace muchos años. Tenemos un grupo de amigos con los cuales nos pegamos una escapada, generalmente vamos al sur. En medio del frío, la naturaleza, yo, los peces, es algo muy contemplativo, es algo que me hace muy bien. Para mí es una terapia muy buena.

Me gustaría volver a ser candidato a parlamentario por la DC. Siento que es algo que tengo pendiente. Soy DC, milito desde los 15 años y me siento totalmente identificado por este gobierno con sus anhelos, esperanzas y objetivos. En eso no voy a renegar, soy parte de la Concertación y la Nueva Mayoría, pero sería de una deslealtad que yo no dijese lo que encuentro que está mal y hay cosas que sí están mal. El 2009 me postulé a diputado por Puente Alto; ni Marcelo Trivelli ni Alberto Cienfuegos quisieron ir, así que yo pedí ser candidato. Ahora, si se dan las condiciones, yo lo voy a volver a hacer, porque me muevo por afectos y soy fiel a mis compromisos, ahí me la juego por completo, no soy de términos medios. Quemo las naves y me voy con todo. Entonces, si voy a asumir algo, tengo que estar bien convencido de querer hacerlo. A mí me apasiona mucho la política, creo en ella como un medio para mejorar la vida de los chilenos, creo en la buena política y las personas que se desempeñan ahí merecen un reconocimiento.

Nací de Colo Colo y voy a morir de Colo Colo. Vengo de familia colocolina, abuelos, tíos, papás, y nunca he mirado para el lado a otro equipo. Me carga el azul y creo que es como perfecto: institutano, colocolino, democratacristiano, me siento orgulloso, porque esto es una pasión. Mis tres hijos son de Colo Colo y, además, fanáticos. Todos los fines de semana vamos al estadio. Fui vicepresidente de la Corporación CSD Colo Colo, ahora empieza un nuevo año y le deseo a todo el club, tanto a la Corporación como a Blanco y Negro, que les vaya muy bien. Ojalá que trabajen juntos y unidos para que seamos campeones de América. Para atrás, efectivamente uno siempre podrá encontrar cosas negativas, altos y bajos, pero hoy tenemos que mentalizarnos en sacar adelante el club.

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