Mansión más cara del mundo tiene 27 pisos, jardín flotante y 3 helipuertos

<P>Pertenece al multimillonario indio Mukesh Ambani y ya está lista, después de 3 años de construcción.</P>




Antillia, la mítica isla de las Siete Ciudades, fue el nombre que eligió el multimillonario indio Mukesh Ambani -controlador de la principal empresa privada del país- para su mansión. Después de tres años de trabajo y unos US$ 1.000 millones de inversión la residencia se convirtió en la más cara del mundo. Hoy, ya terminada, su estructura es visible desde buena parte de Bombay, mientras su dueño, su esposa y sus tres hijos preparan una gran fiesta de inauguración para las próximas semanas, a la que estaría invitado el primer ministro de India, Manmohan Singh.

Pese a estar en medio de la ciudad, los invitados a la recepción no tendrán problemas para estacionarse. La torre de 27 pisos y 170 metros de altura cuenta con seis pisos acondicionados para recibir a más de 160 automóviles. Además, la mansión -que simula un zigzagueo en altura- contempla una sala de cine privada, jardines colgantes, un exclusivo departamento para invitados, así como varios pisos para acomodar a las más de 600 personas encargadas de la limpieza de la mansión.

En más de 37 mil metros cuadrados construidos, Ambani construyó lo que ha sido calificado como un verdadero "palacio entre las nubes". Así, la mansión contempla una amplia zona de gimnasio y spa y una torre de control para manejar la entrada y salida de los hasta tres helicópteros que pueden aterrizar en el edificio.

La construcción fue diseñada por la firma de arquitectos norteamericanos Perkins & Will y en su interior, los Ambani no escatimaron en gastos para decorarla con mármoles, lámparas de cristal que cubren el 80% del cielo y alfombras turcas, entre otros lujos. Quienes han entrado a la mansión aseguran que no hay dos habitaciones iguales. Según el periódico indio The Times of India, Ambani -el hombre más rico del país con US$ 29 mil millones y la cuarta fortuna del mundo, según Forbes- espera poder cambiarse definitivamente a su residencia antes de fin de año.

La construcción no ha estado exenta de críticas tanto por su inusual forma como por su extravagancia y excesivo lujo en una ciudad con altos índices de pobreza, aspectos que se contradicen con el bajo perfil que había cultivado Ambani.

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