Marcha de la Patria Joven




LA DC aparece tironeada entre algunos sectores de izquierda que, encontrando todo malo, quieren partir de cero, como también de la actitud de buena parte de la derecha, que se empecina en defender a ultranza el status quo. En ese contexto, está siendo blanco de todo tipo de descalificaciones, operaciones divisionistas y seductoras tentaciones.

La DC ha decidido ser parte de una Nueva Mayoría por los cambios. No como vagón de cola ni freno de mano. Por lo mismo, apoya las reformas que propone la Presidenta Bachelet. Sin ningún tipo de soberbia y desde su doctrina, puede -y debe- hacer valer sus propios puntos de vista sobre la forma de cumplir el programa. Al hacerlo, estará contribuyendo al éxito de este, su gobierno.

Esta coyuntura encuentra a la DC recordando un hito muy importante. Fue hace 50 años. Antes que yo naciera. El paso del tiempo no ha apagado completamente, sin embargo, los ecos de las multitudes que recorrieron Chile cantando Brilla el Sol.

Todo partió el 21 de mayo de 1964, horas después de que el Presidente Jorge Alessandri terminara de rendir su último mensaje ante el Congreso Plano. Un grupo de jóvenes iniciaría simultáneamente, desde Arica algunos y desde Puerto Montt otros, una marcha a pie hacia Santiago. El contexto: la campaña presidencial del candidato Eduardo Frei Montalva. El propósito: arribar a la capital para participar en una gran manifestación política que se haría el 21 de junio, en el Parque Cousiño (hoy Parque O’Higgins).

He crecido escuchando las historias y los testimonios. El impacto que se generaba en los pueblitos cuando pasaba la columna entusiasta; la energía de las miles de mujeres que se incorporaban por primera vez a la acción política. El vibrante discurso de Frei pidiendo apoyo para las reformas que Chile necesitaba (Reforma Agraria, Chilenización del Cobre, Promoción Popular, etc.).

También he tenido oportunidad, hay que decirlo, de leer sobre el lado más oscuro de la campaña electoral de 1964. Las revelaciones del Informe Church sobre la intervención económica de la CIA. O las descalificaciones y campañas del terror en que incurrió la propaganda, esas mismas que contribuirían a polarizar y distanciar dramáticamente a políticos y a partidos que, por su historia y su programa, estaban llamados a colaborar en la construcción de un país más justo.

En muchos sentidos, la DC ya no es lo que era. Quizás ha ganado en cuanto a ser más humilde y tener más disposición a formar coaliciones. Ha perdido, evidentemente, en capacidad de convocatoria. Me atrevo a pensar, sin embargo, que hay un rasgo muy esencial del espíritu de la Marcha de la Patria Joven que, 50 años después, sigue siendo la médula de este proyecto político. Me refiero a la voluntad de impulsar aquellos cambios políticos y sociales necesarios para que la nuestra sea, realmente, una patria donde el Sol brille para todas sus hijas y todos sus hijos.

Patricio Zapata
Abogado

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