Marcos Alvarez: "Lagos no dice la verdad"

<P>Esta semana, tras la muerte de Chávez, Ricardo Lagos y Soledad Alvear culparon al ex embajador Marcos Alvarez por la declaración que Chile emitió en 2002, valorando la salida del mandatario tras un fallido golpe de Estado en Venezuela. Luego de 11 años, Alvarez responsabiliza al ex presidente y a su entonces canciller por el texto que cuestionaba la "crisis de gobernabilidad" en Caracas y no rechazaba al gobierno de facto. Se trató del episodio más complejo de la relación bilateral. </P>




En la madrugada del 11 de abril de 2002, luego de una jornada de disturbios callejeros y marchas en Caracas, Hugo Chávez fue blanco de un golpe de Estado y quedó detenido en una isla de Venezuela. Ese mismo día, el ex Presidente Ricardo Lagos y la entonces canciller Soledad Alvear volaban a Costa Rica, donde los esperaba una cumbre del Grupo de Río y el germen de la crisis más profunda de Chile con el régimen chavista.

En Costa Rica, donde se enteró de la detención de Chávez y la instalación en el poder del empresario Pedro Carmona, Lagos se alineó con EE.UU. y España y no condenó el golpe. "El gobierno de Chile lamenta que la conducción del gobierno venezolano haya llevado a la alteración de la institucionalidad democrática, con un alto costo de vidas humanas y heridos, violentando la Carta Democrática Interamericana a través de esta crisis de gobernabilidad", señaló una declaración pública del gobierno chileno, leída por el entonces embajador en Caracas, Marcos Alvarez.

Luego de que el texto se hizo público, Lagos quedó dando vueltas al contenido del comunicado, dicen testigos de la época. Tras dar luz verde a Alvear para divulgar la declaración, en un salón donde se desarrollaba la cumbre en Costa Rica, en la delegación se le comentó al presidente que esa misma declaración podría haber validado el golpe a Salvador Allende. Lo peor vendría 16 horas después, cuando Chávez regresó al poder, luego de una sorpresiva revuelta militar.

El episodio terminó con la caída del entonces embajador Alvarez (PR), a quien La Moneda culpó por apoyar el gobierno de facto de Pedro Carmona.

Chávez no perdonó durante mucho tiempo a Lagos. Así lo hizo ver en 2004. "Cuando fue el golpe de Estado, el gobierno emitió un comunicado apoyando prácticamente el golpe. Yo me quedé callado. Reventó la cuerda por lo más delgado: sacaron al embajador. El fue a despedirse, yo lo recibí, y casi llorando me dijo: 'Yo soy inocente, cumplí instrucciones, me están sacrificando a mí'. Ahí cambiaron a ese pobre hombre", afirmó durante una cumbre en Monterrey, en la que lanzó duras críticas a La Moneda y apoyó la demanda marítima de Bolivia.

A esa altura, debido a su traumática salida de Caracas, Alvarez había decidido retirarse de la diplomacia. Entre su departamento de Providencia y los ocho meses al año que reside en Bélgica, donde viven sus dos hijos, hoy pasa sus días escribiendo un libro sobre su rol como ex embajador. Tiene 85 años y van a cumplirse 11 del fallido golpe a Chávez. El compañero de Lagos en la Universidad de Chile y hermano del ex presidente de la Suprema Hernán Alvarez, cuenta su versión, donde culpa al ex mandatario y a Alvear.

¿Es efectivo que usted le comentó a Chávez que no tuvo relación con la declaración del gobierno de Lagos?

Evidentemente. Le dije que a mí no me llamaron ni me consultaron para este tipo de reacción. Es exclusivamente responsable la Cancillería... A mí me cargaron este "muertecito" y nunca me lo he podido sacar. Ya lo había superado, pero de nuevo viene esta especie de amargura y los errores me los cargan a mí. Yo fui el "pato de la boda". Estoy cansado de esta cosa, no importa que sea la señora Alvear, el ex Presidente Lagos. Lo pasé mal, me dolió mucho y ahora ha vuelto un malestar.

Soledad Alvear dijo esta semana que la embajada en Venezuela no quiso recibir a personas después del golpe y que ella debió llamar para abrir las puertas.

Yo abiertamente anuncié que las puertas estaban abiertas para quienes quisieran ir. Había una funcionaria y un chofer afuera para que le dijera a la gente que ingresara. Incluso preparamos algunas cosas para comer si era necesario. Todo es claro. Lo que pasa es que fui víctima de todo este enjuague y me enlodaron con esta historia.

Lagos afirmó el miércoles que usted fue el responsable de la declaración oficial apoyando la salida de Chávez y que por eso él tomó "medidas muy drásticas".

No. El ex presidente, con quien he tenido amistad, no dice la verdad. No fue así.

¿La declaración que usted leyó estaba visada por Lagos y Alvear?

Sí, absolutamente. En esa declaración que hicieron, de la cual es responsable la señora Alvear, lo digo claramente, no tuve ningún tipo de consulta para redactarla. Me la mandaron por fax en ese tiempo, como quien envía un paquete. Estoy cansado. Yo fui a ver a Chávez a su gabinete después de que él regresara de la isla. Cómo voy a tener la cara de ir a verlo después de tener una actitud como la que me están pintando. Le dije que sentía gran satisfacción de que hubiera regresado de la isla de Orchila y él me recibió con un gran abrazo. Me dijo "aquí estoy otra vez Marcos".

¿Le comentó Chávez el episodio?

Indudablemente. Me dijo que tenía que hacer mi defensa, como corresponde.

¿Tuvo alguna otra conversación con el ex presidente venezolano?

Sí, me invitó a tomar té. Nos despedimos. Me dijo "bueno chico, ya nos veremos". Yo le dije "sí, pero cuando vayas a Chile". Nos encontramos cuando fue la XVII Cumbre Iberoamericana y vino el rey Juan Carlos (en 2007). Lo fui a saludar al hotel, fue una conversación de amigo a amigo.

¿Es efectivo que Chávez quería condecorarlo? ¿No lo aceptó?

No es que no haya aceptado. Los plazos se acortaron y no se alcanzó a producir.

¿Estuvo de acuerdo con la declaración del gobierno de Lagos?

No, yo no participé y la canciller era mi jefa. Nada que hacer ahí. No quise entrar en problemas más grandes que los que ya tenía con la Cancillería. Sencillamente lo leí.

¿Cómo se enteró de que le habían dado un golpe de Estado el ex presidente?

La difusión radial fue muy rápida. La televisión se dividía en dos: parte de Chávez y la otra de los que habían dado el golpe... Yo llamé al ex Presidente Lagos a Costa Rica, porque me informaron que estaba allá. También estuve en contacto con Soledad Alvear y el entonces subsecretario, Cristián Barros.

¿Qué le respondió Lagos?

Me pidió información y yo le hice una relación bien completa.

Se ha comentado que el ex mandatario le preguntó por la Constitución venezolana, donde uno de sus artículos permite que la ciudadanía impugne al gobierno. ¿Es efectivo?

El me preguntó por la Constitución. Hay un artículo que no tienen todas las constituciones y la venezolana tiene ese tipo de facultades que el pueblo puede ejercer. Incluso pueden revocar a su propio presidente.

¿Lagos quería saber si lo que estaba ocurriendo estaba dentro del margen constitucional?

Exactamente. Incluso, le hice llegar un ejemplar de la Constitución.

¿Qué habló con Alvear?

Lo que ella deseaba era saber la forma en que esto se había precipitado, pero no me pidió un juicio en ese sentido, sino que cómo habían ocurrido los hechos... Yo fui el "pato de la boda" y la verdad es que salí con la frente en alto de Venezuela. Me hicieron una comida donde había como 200 personas y autoridades. Así es que me quedé tranquilo y dije: "Se acabaron mis funciones políticas y diplomáticas y a vivir tranquilo".

Una de las críticas en su contra es que apoyó a Pedro Carmona.

A él lo conocí en el Pacto Andino. Es un hombre muy preparado. Tuve un costo político alto que dijera que era amigo de Carmona. Parece que un embajador no puede tener amigos...

¿Volvió a hablar después con Alvear?

No. Soy muy vasco. Dije renuncio y renuncié. Volví a hacer clases y a escribir.

En el gobierno de Lagos se sugirió que la DC tenía muchos vínculos con la oposición a Chávez y la canciller es DC.

Indudablemente que la condición de militante pesa y debe de haber sido así... La DC es muy fuerte en la zona del Caribe y es posible que ahí haya habido algo más. Supe que habían andado por allá unos dirigentes DC de la época. No me visitaron ni nada.

¿Conversó con Lagos del episodio?

Me he encontrado con él y siempre es muy gentil y conversamos un poco, pero más allá de eso no.

¿Cómo conoció a Chávez?

Yo había escrito un libro de Bolívar en Europa. Se lo llevé cuando presenté mis cartas credenciales y él me preguntó (en alusión al libro): ¿Estas son sus cartas credenciales? Sí, le respondí.

¿Qué relación llegaron a entablar?

Yo le decía que tenía un carisma avasallador, se reía mucho. Su carisma se reconoció en Chile, especialmente nuestra Presidenta Bachelet pudo acotar esa condición... Logré una relación privilegiada con Chávez, a tal punto que en un momento en nuestras conversaciones pasamos al tratamiento de Hugo y Marcos, salvo en las reuniones protocolares. Me invitó varias veces al Palacio Miraflores. Me decía "Marcos, qué te parece que vayas a tomar té y ahí charlamos sobre Chile". Entonces yo llegaba al Palacio Miraflores y nos sentábamos bajo un árbol en uno de los jardines del palacio a conversar. Dentro del grupo de embajadores fui uno de los más cercanos a él. Con mi esposa también tuvo un trato agradable. Cuando supo que es doctora en Química le ofreció un puesto, hacer clases, pero ella dijo que no.

¿Hablaban de política interna?

Era medido en eso. A pesar de que tenía confianza, él era muy cauto, muy diablo en ese sentido. Hasta cierto punto hablábamos de eso, de la oposición tan dura que tenía. Pero siempre era muy mesurado, no se excedía en eso.

¿Y de Chile?

Conocía perfectamente la política nuestra. Chávez, y él mismo lo decía, no era un intelectual, pero era bien preocupado de estar al día en toda la política mundial. El admiraba la trayectoria política y estabilidad del país.

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