Mariposas de Fukushima sufren malformaciones genéticas por desastre nuclear
<P>Insectos han desarrollado alas, antenas y ojos atrofiados producto de la exposición a la radiación.</P>
En marzo de 2011, el planeta vio prácticamente en directo la transmisión de los estragos que la central atómica de Fukushima sufría por el tsunami que afectó a Japón el 11 de marzo de 2011.
Más de un año después del desastre, los efectos de la crisis nuclear, la más grande después del desastre de Chernobyl, siguen manifestándose.
Científicos de la U. de Ryukyu (Japón) descubrieron graves mutaciones genéticas en mariposas expuestas a la radiación en torno a la zona de los reactores de la central nuclear.
Según los expertos, la masiva liberación de material radiactivo producto del desastre causó "daños fisiológicos y genéticos" en las mariposas azules (Zizeeria maha), una especie muy común en Japón.
Dos meses después del accidente, un equipo de investigadores japoneses recogió adultos de esta especie de mariposa en 10 lugares diferentes del país (que no habían sido afectados por la radiación), incluyendo especímenes del área de Fukushima.
Comparación
El equipo del profesor Joji Otaki, quien dirigió el estudio, comenzó a criar estas mariposas en un laboratorio a 1.750 kilómetros de distancia del accidente, donde la radiación proveniente de Fukushima no las podía afectar.
Durante la cría de estas mariposas, los investigadores comenzaron a notar una serie de anomalías que no se habían visto en la anterior generación, recogida en Fukushima. Los científicos compararon las mariposas recogidas en los diferentes lugares y encontraron que las halladas en áreas con mayor radiación tenían las alas mucho más pequeñas y los ojos y antenas irregularmente desarrollados, órganos que utilizan para explorar su ambiente y buscar pareja.
Seis meses más tarde, los expertos volvieron a capturar adultos en los 10 sitios en los que anteriormente habían hecho la primera recolección y encontraron que los ejemplares de la zona de Fukushima tenían una tasa de mutación más del doble que la de las mariposas capturadas poco después del accidente.
Los expertos concluyeron así que este aumento en la tasa de mutación no se debía al contacto directo con la radiación después del accidentes (que para esa fecha ya había sido controlado), sino que provenía del consumo de alimentos contaminados (hojas), además de las mutaciones heredadas de los padres a través del material genético que se transmite a la siguiente generación, incluso cuando estas mutaciones no eran evidentes en la anterior generación.
Los expertos presumían que los insectos eran particularmente resistentes a la radiación -de hecho, especies como moscas de melón y polillas de la seda no mostraron efectos-, pero se sorprendieron al ver que no todas las especies tenían esta capacidad.
Sin transmisión
Sin embargo, Luis Sasso, entomólogo de la U. de Chile, explica a La Tercera que las radiaciones ionizantes, como también se denomina a la radioactividad, producen cambios químicos y bioquímicos en los materiales expuestos, pero éstos no retienen radiación, lo que significa que si bien estas mariposas "están contaminadas" y transmiten sus anomalías genéticas a las generaciones siguientes, no son capaces de hacerlo a otras especies, vegetales o animales, menos a humanos.
"No se traspasa al hombre. Ellas no liberan ningún tipo de energía que pueda dañar a las personas", concluye el experto.
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