Más plantas de revisión técnica
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SIN DUDA marzo se caracterizará, una vez más, por poner sobre el tapete las innumerables quejas de los usuarios de las plantas de revisión técnica. Quienes causarán más demoras y, en consecuencia, más molestias al resto (y a ellos mismos), son precisamente aquellos automovilistas que no hicieron su revisión en la fecha correspondiente y que se ven presionados para renovar sus permisos de circulación.
Mantener el sistema actual es, obviamente, lo más rentable para las empresas que se adjudicaron la concesión (algunas tienen hasta 17 plantas y en Santiago, de las cuatro más grandes, tres son extranjeras): el parque automotor crece a tasas ascendentes, existe una disposición legal que obliga a "comprarles" el servicio independientemente de la situación económica del país (con lo que no enfrentan los riesgos de las otras industrias), tienen una alta liquidez por los ingresos diarios constantes y una alta relación entre facturación e inversión.
Sin embargo, existen varias razones objetivas para postular la necesidad de aumentar el número de plantas revisoras, ya que el sistema actual genera costos importantes para el país, la mayoría incluso nunca cuantificados, de un procedimiento que busca generar más beneficios que costos a la sociedad. Obviamente, esto deberá hacerse cuando las condiciones acordadas al concesionar las plantas vigentes lo permitan, con el objeto de mantener la credibilidad de los inversionistas.
La conveniencia de aumentar el número de plantas revisoras concesionadas (mediante procesos que deberán ser muy transparentes) se explica por la necesidad de evitar o reducir las externalidades negativas actuales, entendiendo por ellas, a los costos colaterales que asumen quienes no participan de la decisión impuesta por terceros, entre las que podrían mencionarse: ocupar las pistas de circulación vehicular como estacionamientos de espera de atención, genera congestión, demoras en el desplazamiento y riesgos de accidentes de terceros ajenos a la revisión. Esto, sin contar el alto costo de construcción de caminos, las a veces horas de espera tiene un efecto directo sobre la menor productividad marginal del trabajo de quienes destinan tiempo laboral para cumplir con esta disposición; el entorno de las plantas revisoras tiene elevados índices de contaminación por el permanente encendido y apagado de motores para avanzar escasos metros en las largas filas de atención; el malestar que crea este sistema en las personas las transforma en seres más agresivos, menos racionales al momento de decidir, más propensos a accidentes y menos productivos.
Pero no basta con aumentar el número de plantas. Las altas tasas de rechazo, que obligan a una segunda revisión (47,92% en la planta Prestotec Ltda. de Chillán), dejan de manifiesto la inefectividad del sistema actual, donde el control de la vigencia de los documentos de la revisión técnica que hace Carabineros es inmensamente mayor al control del estado de un vehículo en circulación. Fiscalizar el cumplimiento de las normas de seguridad y emisión de contaminantes permanentemente y no una vez al año, será tema de otro análisis.
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