Mi manifiesto: Edmundo Pérez Yoma
Yo no cocino nada, salvo unos huevos bien hechos.
Nací en Antofagasta en enero de 1939. Tengo la impresión de que mis papás se vinieron a Santiago en 1940. Pero mi familia Pérez Zujovic, mi abuela y tres tíos, vivían allá. Así que todos mis veranos, hasta los 14 años, fueron en Antofagasta con primos y amigos.
No me gusta nadar en el mar, en Antofagasta es un poco más agradable, porque es más caliente, pero en la zona central no hay caso.
Cuando mi papá llegó a Santiago arrendamos casa en Providencia, después nos cambiamos frente al colegio San Ignacio. Mi colegio, el Saint George, estaba a nueve cuadras que caminábamos. Creo que la marca que me dejó el Saint George fue de liderazgo, libertad, preocupaciones sociales y apertura. Tengo varios nietos que estudian allí, es un colegio muy moderno todavía.
En 1971 tenía 32 años. Nunca se me va a olvidar cuando asesinaron a mi padre. Fue traumático, doloroso para mí, mi mamá y mis hermanos. Mi mamá no se recuperó nunca, vivió unos años más y falleció. Yo creo que se murió de pena. Ha sido lejos el momento más difícil de mi vida.
En nuestra casa tomamos el brunch; el más grande que hacemos es para Navidad. Nos reunimos todos en un brunch gigantesco el 25 en la mañana, comemos panqueques con huevo y tocino, miel, y los niños abren regalos.
No me di ni cuenta cuando me trasplantaron. Estaba tan ocupado y el doctor tan inteligente que me llevó suavemente sin darme cuenta durante varios años hasta el momento del trasplante. Me inscribieron en la lista y después me llamaron para decirme ¡listo! A los 20 días estaba de vuelta trabajando en el ministerio. Los efectos vinieron después, porque engordé con el cambio de dieta y tomo muchos remedios.
Mi placer culpable es tomarme un buen coñac después de las comidas. Después de ser trasplantado del riñón fue adiós con eso.
Si hubo alguien que salió magullado en la elección municipal fue Laurence Golborne, por su excesiva intromisión, presidencialización de la campaña o anunciar que iba a celebrar en el balcón con Zalaquett, lo que es realmente una tontera o casi una chiquillada. Pero esto no significa en ningún caso que sale Golborne y entra Allamand. En política no hay nada escrito.
No tenía más ni menos expectativas de un gobierno de Piñera. Es que el único gobierno de derecha que conocí fue el de Alessandri, donde yo era muy joven y también tuvo sus problemas. Después conocí la dictadura de Pinochet. No tenía idea cómo iba a gobernar la derecha en Chile.
Me parece que Manuel José Ossandón tiene un instinto político fino, siempre ha estado en contra de las críticas que hace parte de su sector porque las encuentra baratas y politiqueras, por eso demuestra cierto apoyo. No tengo opinión de él porque no lo conozco.
Conozco lo suficiente a Michelle Bachelet para pensar que si no se fuera a venir de candidata presidencial a Chile, ya lo hubiera dicho. Esa es mi deducción; el tiempo para decir "no voy a ir" ya pasó.
Viví cuatro años en Seattle, entre los 19 y 23 años, una época muy importante. Allá me formé: por ejemplo, todo lo que puedo lo leo en inglés, porque me siento más cómodo.
El único hobbie que he tenido en mi vida es navegar. Durante muchos años tuve embarcaciones. Este año ya no tengo por un accidente que tuvo la embarcación navegando entre Algarrobo y Puerto Montt, se desarmó el mástil y tuvo pérdida total.
Tengo 19 nietos, muchas veces vienen todos a la casa. No juego ni cuento cuentos.
A los museos voy sólo para muestras especiales, pero nunca me voy a pasear. Trato de ir a los museos modernos, a ver a determinado pintor o que me junten varios períodos. El MoMA me gusta mucho.
Cada vez me cuesta más viajar, y cada vez que viajo son más cortos. Antes lo mínimo que viajaba eran tres semanas, ahora uno largo dura 10 días. Los chequeos de los aeropuertos me parecen ingratos y los evito.
No me tocan las críticas de la Alianza respecto a mi rol como ministro del Interior la noche del terremoto. De verdad creo que son un intento por dañar, a través de mí, a las posibilidades de la Presidenta Bachelet. Son infundadas, no tienen idea lo que pasó, de verdad me han resbalado por completo.
La gente entiende que el aumento del posnatal y del salario mínimo son derechos garantizados que se vienen entregando hace tiempo. Nadie identifica esas políticas con un gobierno de derecha. Es algo que había que hacer.
En todos estos años no he echado de menos estar en el gobierno. Tampoco se puede saber si la Concertación hubiese sido gobierno, habría pasado lo que pasa hoy. Pero sí la Concertación tiene un mayor expertise político y mejor manera de manejar conflictos sociales. Este gobierno tiene un gran problema en esa resolución, los problemas quedan latentes. Tampoco saben prevenir.
Tengo hartos libros de navegación, por lo general los leo arriba de la embarcación cuando navego.
Siempre practiqué deportes. De joven hice todos, después esquié mucho y a los 55 años dejé de hacerlo de un día para otro. Empecé a navegar a los 30 y el golf me aburre un poco. Al gimnasio voy dos veces por semana.
Pocas veces voy al cine, pero cuando voy quedo encantado. Cada vez que voy le digo a mi señora: "esto es fantástico, tenemos que venir todas las semanas". Después pasan meses hasta que volvemos.
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