Mi Manifiesto: Félix de Vicente, ministro de Economía




Estoy en shock con lo que pasó esta semana. Hablé el viernes 12 de julio con Pablo Longueira, para contarle que el domingo pasado llegaban " Los Pingüinos", los pasantes escolares chilenos desde Nueva Zelandia. Es un proyecto que él había impulsado cuando era ministro de Economía. Conversamos eso, y nada: se le notaba normal. Cuando supe, me dio pena, pero por otro lado, uno dice "no hay mal que por bien no venga". A partir de ahora va a tener más tiempo para su familia, que era lo que él tanto quería. Ese es el lado positivo.

Nosotros somos cuatro hermanos, tres hombres y una mujer. Con mi mamá he sido bastante ingrato: la llamo cada tres días. Trato una vez a la semana de almorzar con ella. Mi papá murió cuando yo tenía 32 años. Fue muy fuerte. El era un emprendedor, tenía una fábrica de plásticos y un campo.

Nací en 1962 y eso me marcó para ser desde chico fanático del fútbol. Era bueno, jugué en el colegio. Una vez un entrenador de la Católica me vio y me llevó a entrenar. Era delantero derecho. A pesar de que soy zurdo con las manos, soy diestro para patear. Soy de la Unión Española. Mi padre era un español muy bravo. Si no me gustaba la Unión, no me daba de comer.

De español, creo que tengo lo trabajólico.

Cuando niño no sabía qué quería ser cuando grande. Lo único que tenía claro era que me gustaban los camiones. No sé de dónde me gustan. Quizás los vi en alguna película. He manejado varios, no los con tráiler grandes, pero sí algunos de hasta 10 toneladas. Mi sueño es hacer un viaje largo en camión. Siempre he pensado que sería el descueve cruzar Estados Unidos, pero nunca me he dado el tiempo.

Mi primer recuerdo de infancia es en el Saint George, jugando a las bolitas con mis compañeros . Alcancé a estar en la sede de Pedro de Valdivia, pero sólo me acuerdo del de la Pirámide. Yo vivía al lado del Mercado de Vitacura, en Encomenderos. Cuando me casé, cambié de barrio y me fui a El Golf.

En 1973 viví la época del Machuca en el colegio. Todavía conservo amigos que conocí en ese tiempo. Tengo muy buenos recuerdos de esa experiencia. Tenemos 30 años de egresados. Estamos todos más gordos y más pelados, pero nos vemos y nos hablamos. Yo creo que el 11 de septiembre no fui a clases, mi papá estaba preocupado escuchando la radio. Yo escuchaba los tiroteos.

Mi familia era de derecha, pero no militante. Eran más bien liberales. A mi papá no lo expropiaron en tiempos de la UP, pero tuvo problemas, porque no encontraba materias primas. Le costaba trabajar.

Encuentro que militar en un partido impide ser objetivo en mirar las cosas buenas que pueden tener todos los partidos. Te clasifica como persona, como estereotipo. Yo no me encuentro representado por ninguno.

Fui alumno del canciller Alfredo Moreno mientras estudiaba Ingeniería Comercial en la Universidad de Chile. El verano antes de asumir el gobierno del Presidente Piñera, él me contó que le habían ofrecido ser ministro. Lo felicité y le ofrecí mi ayuda en lo que necesitara. Al poco tiempo me llamó y me dijo: "Estos cargos tengo disponibles. Me gustaría que te acercaras para que me ayudes más". Y así terminé en Prochile.

He trabajado en 10 empresas y un gobierno. La verdad es que uno está más cómodo donde siente que conoce más. El primer año en Prochile fue duro, tenía que conocer a la gente. A partir del año y medio ya disfruté el trabajo. Ahora llegué al ministerio y tengo mucho que aprender. Me costó decidirme a ser ministro.

Mi primer trabajo fue lavando autos y después como instructor de esquí. Como profesional, el primero fue en Telemercados Europa. Soy dueño de Kitchen Center. Fue raro meterme en un tema de cocina, cuando no cocino nada. Mi señora trabaja allí.

Si hoy saliera de IV Medio estudiaría Arquitectura. Le pegaba harto al dibujo, pero sobre todo me encantan los diseños de las ciudades. Mi ciudad chilena favorita es Valdivia. En el extranjero, Chicago, Hong Kong y Estambul.

Estoy casado hace 24 años con Elisa Eguiguren. Tengo cinco hijos entre 12 y 23 años. Dos entraron a la Escuela Naval.

En la casa mi trabajo son los temas electrónicos. Arreglo luces, hago gasfitería, maestreo harto. También cargo y descargo el lavavajillas.

Lo último que hago antes de dormirme es ver correos en el celular. También es lo primero que hago en la mañana. Mi señora se enoja. Duermo poco: me levanto a las 6.45 y me acuesto muy tarde.

No me proyecto mucho. Trato de no acostumbrarme a los cargos importantes, que no me entren las balas y seguir siendo el mismo.

Mi placer culpable: soy seco para los dulces. Me como un Trencito o un Sahne Nuss como si nada. Yo la peleo por ser flaco. Con el canciller hicimos la dieta Dukan. Bajé kilos y me mantuve. Aunque debería bajar cuatro más.

Hoy casi no tengo tiempo para el deporte. Pero en Prochile decidimos formar un grupo y venir todos los días en bicicleta. Yo me compré una en San Diego. Además compré luces y hace poco un casco para que no pelen que el ministro no usa. Me sacan fotos a cada rato andando en bicicleta.

Vivo en Lo Barnechea. Todos los días voy a dejar a mis niños al San Benito y de ahí me voy a la casa de un amigo en Vitacura, saco mi bicicleta del garaje y parto al ministerio. El problema es que no hay estacionamiento de bicicletas. Tengo que guardarla en una bodega.

Me gusta bailar en los matrimonios y fiestas. Bailo lo que toquen, pero me gustan más las cumbias y las rancheras.

Leo poco, generalmente libros de aventuras. Me encanta Wilburg Smith, por ejemplo. También me gustan los libros más filosóficos y de meditación.

Nunca me he preguntado que viene después de la muerte.

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