Mi Manifiesto: Hernán Felipe Errázuriz
<P>Abogado, diplomático, ex ministro.</P>
Tengo una suerte milagrosa, que no merezco, hasta en lo cotidiano. Este mes perdí la billetera dos veces y me la devolvieron. Una vez la recibí en la puerta de embarque en el aeropuerto de Lima y la otra me la dejaron en la oficina. Cómo sé que la suerte se acaba, no cuento con ella.
Si hoy saliera de IV Medio me encantaría ser astrónomo. Los astrónomos tienen una cabeza superior de análisis y visión. No leo libros de astronomía, pero desde niño me gusta ver las estrellas. Siempre promuevo que los signos corporativos tengan estrellas.
Tengo clases particulares de matemática todos los lunes, desde hace muchos años. A los abogados siempre nos descalifican porque no sabemos de números, y a mí me gusta desmentirlo. Mi profesor es don Alfredo Duvobric, gran maestro de Física en la Umce y en la Scuola Italiana. Tiene infinita paciencia, me reclama porque no hago tareas. Sólo postergo clases cuando viajo.
Al Presidente Piñera le tengo respeto intelectual y admiro su dedicación. Hace un inmenso esfuerzo, aunque a veces cree que se las sabe todas, entonces se equivoca y gruesamente. El suyo va a ser reconocido como un gran gobierno.
Me opongo a la intromisión del Estado en nuestro cuerpo, mente y comportamiento privado. Un buen ejemplo son las restricciones fanáticas del cigarrillo a niveles ridículos de prohibir sacar fotos y filmar a los fumadores e impedirles que fumen en sus oficinas. Sufro por no poder fumar libremente. Vamos al Estado policial que nos espía, y nodriza, que nos dice qué comer y hacer.
Tengo buenos recuerdos del general Pinochet, en buenos y malos momentos. Trabajé con él como presidente del Banco Central, ministro, embajador y lo defendí cuando estuvo detenido en Londres. Que fuera juzgado en el extranjero me parecía un atentado contra el debido proceso y nuestra soberanía.
Creo que por ser franco, independiente e interesado en los temas internacionales me han llamado para asesorar a empresas, a los ministros de RR.EE. y presidentes de la Concertación y de la Alianza. Nunca me he negado a colaborar ni a ayudar a nadie por razones políticas. Tengo amigos de casi todos los colores políticos y religiosos. Nunca he militado en un partido, no pertenezco a ninguna iglesia, salvo el Colegio de Abogados, no estoy en ninguna asociación gremial, ni siquiera tengo equipo de fútbol. Soy de derecha, con reservas, y puedo entenderme con muchos de izquierda.
Me interesa cómo le va al Colo Colo y la Chile, porque en mi oficina los asesoramos cuando se transformaron en sociedad anónima y seguimos asesorando a la U. Alguna vez veo a jugadores cuando llegan a firmar los contratos a mi oficina: se nota porque cada mujer con la que llegan es más espectacular que otra.
Ni la Navidad ni los cumpleaños me gustan, los encuentro mecánicos, obligatorios. Prefiero celebrar los nacimientos, las graduaciones, las superaciones de adversidades y los logros de las personas.
Mi lugar favorito en el mundo es en una propiedad en lago Ranco, sin playa. Allí me siento en campo, tengo gallinas y perros. Tuve un par de bueyes: Hernán y Felipe. Se los regale a un amigo porque eran muy tristes y pasaban ociosos.
Perdí a mi padre a los 14 años. Fue inesperado. Mi padre tenía como 40 años, muy culto, trabajador y gran caballero. Al día siguiente me metieron a la Escuela Militar, porque por mala conducta me echaron de varios colegios. Fue un cambio en la vida muy importante, asumí el valor de la disciplina y del servicio al país.
Creo que casi todos los precandidatos presidenciales que tenemos son de lujo, habrá que votar por uno. A veces, cuando ninguno de los candidatos me gusta escribo el nombre del popular cuatro letras. Una vez fui presidente de una mesa y me tocó ese dibujito, lo iban a declarar nulo y sostuve que la preferencia estaba marcada. Cuando escrutamos la mesa, los votos con cuatro letras marcados fueron más que los de algunos candidatos.
Supongo que ser católico es seguir la doctrina de la Iglesia, cumplir los sacramentos, creer en la vida eterna… entonces, no puedo considerarme católico.
Soy bastante libertario, no me he casado de nuevo porque no quiero echarle a perder la vida a nadie.
Vivo con la María y su familia. No acepto que le digan nana. Es una sociedad de socorros mutuos. Ella me da ayuda humanitaria. Nunca he cocinado, cuando la María no está me hago un sándwich. Gran inútil.
Soy un enredo en gustos musicales. La mayor parte del tiempo escucho música clásica, que me encanta, por mi novia sigo la música latina y me gustan los retro, como los Beatles, don Frank Sinatra y Elvis.
En mi tiempo tomé clases de baile donde el profesor Valero, con un grupo de amigos y amigas. No como los candidatos que van a aprender cueca. Ibamos a Bustamante con Vicuña Mackenna a aprender merengue, salsa, rock and roll.
Tengo cinco hijas, todas muy estudiosas, dos hermanas, vivo con la María y su hija Ignacia, dependo de mi secretaria, Bernardita, mi novia es central en mi vida, tengo tres nietas mujeres… soy absolutamente dependiente y admirador de las mujeres. Acaba de nacer Joaquín, mi primer nieto hombre. Si el mundo fuera como mi familia, habría más de 10 mujeres por hombre: una maravilla, menos violencia y más sensibilidad.
Somos seis o más generaciones de abogados, desde mi tatarabuelo, el Presidente Errázuriz Zañartu. Tengo una hija que también es abogada y con mejores estudios que yo, con posgrado. Por suerte las otras hijas aportan profesiones e intereses en campos diversos, salud mental, agronomía, economía y literatura. Puros abogados: una lata.
No como garbanzos, comida chatarra, pulpos ni guatitas. Mi plato favorito es por lejos la centolla, en situaciones extraordinarias, pero igual me gustan las lentejas.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.