Mi vida con Kramer

<P>Pablo Zalaquett es quizás el personaje más conocido de todos los que imita Stefan Kramer. Lo lleva haciendo desde el 2008. En la semana del estreno de la película <I>Ciudadano Kramer,</I> donde el Zalaquett de ficción vuelve a aparecer, nos juntamos con el ex alcalde, quien habla de su personal proceso de "aceptación" de su cómico otro yo. Lo admite: "Para mi vida, hay un antes y un después de Kramer". </P>




Pablo Zalaquett se lanza a una piscina en un club privado de Santiago. Cuando se sale del agua, ve que un tipo lo mira fijo por largo rato. "Yo a ti te conozco", le dice el hombre. Luego se acerca para presentarse:

-Soy productor de Kramer.

Zalaquett y el productor conversan. El hombre, que se llama Lalo Prieto, le cuenta que a cualquier lugar que van junto a Stefan Kramer su personaje es el más pedido. Que si el humorista no lo hace, la propia gente se lo exige.

-Tienes imitación para varios años, no te puedo decir para cuántos, pero son muchos- le vaticina Prieto.

Esa vez, casi cinco años atrás, Pablo Zalaquett entiende que no podrá escapar.

La primera vez que Kramer imita a Zalaquett es el año en que el político UDI le gana la Alcaldía de Santiago a Jaime Ravinet, en 2008.

Zalaquett, sentado hoy en el living de su casa, lo recuerda perfecto: recibió un mensaje de texto de un amigo diciéndole que prendiera el televisor. Lo que vio fue a Kramer imitándolo en la Teletón, en la jornada inaugural. Lo encontró "genial y simpático".

Nunca pensó en ser imitado. "En ese tiempo, Kramer imitaba a futbolistas o políticos muy importantes. Yo pensé: me tendrá pa'l leseo unos seis meses". Se equivocaba.

En 2009, una imitación de Kramer en el programa de Felipe Camiroaga, Animal nocturno, afectó especialmente a Pablo Zalaquett. Esa noche, el Kramer-Zalaquett habló de soledad, bailó casi desnudo y le pidió matrimonio a Cecilia Bolocco en el estudio de TVN. Uno de los hijos del entonces alcalde de Santiago se sintió dolido por una parte de la imitación, a la que Zalaquett hoy no quiere referirse. "Eso me complicó, no por mí, sino por mi hijo, que en ese tiempo vivía conmigo. Le costó varios meses superarlo".

Zalaquett quedó sentido, pero las relaciones entre político y comediante se recompusieron tiempo después, con el propio Camiroaga como puente. Zalaquett veía a menudo al animador de TVN en el gimnasio y un día decidió encararlo. Le dijo lo que le había molestado de la imitación de Kramer y Camiroaga ofreció que se reunieran los tres para aclarar las cosas. "Fue bonita esa reunión. Kramer me entendió como padre. Le dije que aceptaba todo lo que fuera humor político, pero que cuando las cosas llegaban a un hijo, eso molestaba, más aún cuando uno es separado. Esa fue la única de cientos de imitaciones que me molestó".

Después de ese impasse, Zalaquett recuerda que contrató a Kramer para la celebración del Día de la Mujer de la Municipalidad de Santiago. La única condición del humorista fue poder imitarlo. "Yo lo entendí. No podía no imitarme", recuerda el ex alcalde.

Zalaquett habla de todo esto un día después de que fuera al estreno de la segunda película de Kramer. Repentinamente para de hablar y busca algo en su BlackBerry. Muestra la pantalla, donde un mensaje dice: "Pablo. Gracias por la buena onda que nos diste ayer y siempre. Un abrazo con cariño. Stefan".

Aparta la BlackBerry y explica: "Me lo mandó hoy. Esa es la relación que yo tengo con él".

Zalaquett no tiene problemas en admitirlo, aunque pueda, en sus propias palabras, sonar algo siútico. "Para mi vida, hay un antes y un después de Kramer".

Admite que hubo una lucha, un proceso para aprender a vivir con el personaje. Y que en ese proceso entendía que la llegada de Kramer era como una señal, una suerte de cable a tierra.

Su vida política había avanzado rápido. A los 35 años, Pablo Longueira le pidió que fuera de candidato a concejal por La Florida y terminó ganando la alcaldía. Luego, el 2008, le gana el Municipio de Santiago al favorito Jaime Ravinet. Fue justo entonces cuando Kramer entra a la vida de Zalaquett. El lo ve como un ejercicio en humildad. "La Alcaldía de Santiago es como una Moneda chica. Y en ese salto te puedes alejar un poco de la gente. Te puedes poner más soberbio. Pero la gente me quería hablar de Kramer cuando yo salía a terreno. Y lo empecé a usar como una forma de relacionarme con ellos. Me hizo más sencillo, más cercano".

Zalaquett toma su iPad. Y muestra fotos suyas durante la reciente campaña a senador por Santiago Poniente, en las que aparece con el Kramer de cartón que hay en las multitiendas a las que el comediante hace publicidad. Explica que en Maipú y en San Bernardo se tomaba fotos con esos cartones recortados y con la gente. Era un hit.

En la calle, agrega, varias personas lo confunden con el personaje de Kramer. Y que tras enterarse de que es él y no la imitación, igual le piden sacarse fotos. Esto le ocurre en todos lados: en Santiago, en Antofagasta o en Lago Ranco. "El fenómeno social se llama Kramer y hasta hoy, yo lo encarno en el ámbito político. Además, es un personaje que lo hace demasiado bien. Algo pasó en esta imitación, un click que yo no entiendo".

Zalaquett también se refiere a los malos momentos. Como cuando en una feria, y por la espalda, alguien le dice un "iiii" en ese tono acelerado y agudo con que lo hace el personaje de Kramer. O cuando en la calle alguien le grita "iiiiii conchatu…". O cuando iba a los colegios tomados en los períodos de movilización estudiantil y, dice él, los estudiantes lo imitaban para ridiculizarlo. Para tratar de provocarlo. "El inseguro reacciona mal. Yo nunca lo hice".

La actual diputada Mónica Zalaquett dice que su hermano tomó las imitaciones de Kramer con sorpresa en un principio. "Luego lo empezó a tomar con mucho humor, entendiendo que no dependía de él. En la familia no hablamos si esto lo beneficia o lo perjudica. Como opinión personal, quizás la imitación lo farandulizó, tapando la sensibilidad y la profundidad de Pablo como político y como hombre".

Después de perder la carrera senatorial por Santiago Poniente y dedicado ahora a armar una agencia de comunicaciones, Zalaquet analiza estos años conviviendo con Kramer. "Uno nunca hace un cálculo de esto, porque es algo que no depende de mí. Yo me encontré con este fenómeno. Sólo me voy dando cuenta que el personaje va subiendo en vez de bajando, que se va transformando en un ícono, que el 'iiii' casi se transforma en un himno nacional. Tampoco sé hasta cuándo me va a imitar. Lo único que depende de mí es cómo lo manejo. Y mi opción ha sido convivir con esto y, en lo posible, pasarlo bien. Puedo amargarme o reírme. No aceptarlo o aceptarlo. Pero mi opción es darle un sentido a esto. Me dije: 'de esto voy a aprender y voy a crecer. Me voy a reír de mí mismo porque sé quién soy'. Ese fue un crecimiento personal muy fuerte. Esto de Kramer para mí fue un desafío de vida".

Pablo Zalaquett cree que la nueva película, Ciudadano Kramer, finalmente, va a disminuir la atención nacional por él, que la entrada de personajes nuevos y su retiro de la política -tras perder en las parlamentarias- va a hacer que Kramer, eventualmente, lo deje de imitar. "Obviamente, según lo que vi en la película, el personaje que viene entrando es José Antonio Gómez; también ME-O, que es un personaje que me encantó. Lo mismo Carlos Larraín. No sé si Escalona pegue tanto".

El personaje de Zalaquett abre la película, pero allí se muestra que Kramer se quiere desprender de él, quiere que la gente le deje de pedir el "iiii". Se resiste a imitarlo y encuentra en Gómez un buen personaje para reemplazarlo. Esto inicia una rivalidad entre Zalaquett y Gómez, pero hacia el final se terminan haciendo amigos.

El tema Kramer, aparte de ser un proceso personal de Zalaquett, también ha sido un proceso familiar. El ex alcalde recuerda la avant première de la primera película, Stefan versus Kramer, el año pasado, a la que fue con tres de sus cuatro hijos. En el cóctel, los hijos quisieron hablar con el imitador. "El se dio el tiempo para conversar y los dejó tranquilos. Mi hijo que la había pasado mal quedó reconciliado con Kramer. Y los otros, que no tenían problemas, lo quisieron mucho más".

Para esa primera película, Zalaquett fue invitado a actuar, pero declinó la invitación. Dice que no sabía cuál iba a ser el resultado final y que eso era un riesgo. Esta vez sí habría actuado, pero los tiempos de la segunda película coincidieron con los de su campaña a senador. Aún así, Zalaquett afirma que no ha dejado de apoyarlo. A la avant première del año pasado fue el único político que fue. Los otros dos invitados fueron el Presidente Piñera y el ministro Hinzpeter, quienes junto a Zalaquett son los tres políticos que aparecen en las dos entregas de Kramer.

De todos los aspectos de la imitación que Kramer hace de él, reconoce que lo que lo ha dejado más descolocado es el uso del "iiii". Zalaquett dice que él nunca ha hablado así y siempre tuvo la duda de por qué el humorista lo hacía. Hasta que le preguntó. Kramer le dijo que cuando partió imitándolo él se presentaba como: "Hablo Zalaquett, ex alcalde de La Florida yyy ahora alcalde de Santiago". "Ese 'y' chiquitito a la gente le gustó; y alguien le dijo a Kramer que lo estirara. Y dentro de los personajes que él hacía, el "iiii" a mí me calzaba perfecto, aunque no lo hago en la vida real. Pero es fácil asignármelo porque yo soy una persona hiperquinética. En política te pueden molestar por mil cosas, y prefiero que me molesten por un "iiii", a que me digan que me llevé la municipalidad para la casa".

Quizás por el temor a un posible desperfilamiento, en un momento hubo asesores que le dijeron a Zalaquett que no fuera a los estrenos de las películas de Kramer, que eso legitimaba al comediante y que en el balance final era más lo que perdía que lo que ganaba con la imitación. "Me decían que me hacía ver como un político cercano, pero light. Y puede ser. Poca gente sabe que soy ingeniero comercial de la Católica, que el gobierno norteamericano me dio dos becas, algo que es muy difícil, que estuve en Harvard o que tengo un posgrado en Ciencias Políticas en la Universidad de Navarra. Todo eso lo tapa la imitación, pero es parte de la pérdida. En la ganancia, la imitación de Kramer sirve más que cualquier título para llegar a la gente".

Zalaquett dice esto atropellando las palabras. Abre los ojos, hace gestos histriónicos. Cuesta no pensar en su imitador.

-¿Cuál es el balance final que hace de estos años conviviendo con Kramer?

-Desde el punto de vista de un analista político, la imitación tiene cosas para la suma y cosas para la resta. Pablo Zalaquett ser humano es más sencillo. Yo estoy en paz con el personaje.S

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