Miguel Arteche y su retiro de la literatura: "Con lo que escribí basta y sobra"
<P>El poeta y Premio Nacional, de 86 años, ya no sale de su casa y tiene una enfermedad muscular. </P>
No se mueve de su escritorio y pocas veces se levanta de su silla. Miguel Arteche, de 86 años, miembro de la generación del 50, Premio Nacional de Literatura (1996), se retiró. Ya no escribe ni polemiza. Hace diez años publicó su último libro de poemas, Jardín de relojes. "Uno no deja de escribir, lo dejan de escribir", dice. En adelante, el poeta no hablará mucho más.
Autor de 20 libros de poemas, Arteche también se alejó de la polémica, como uno de los más fuertes francotiradores de la literatura chilena. Enfrentó a Nicanor Parra: "La antipoesía es una peste", dijo. De Raúl Zurita: "No tiene oficio de poeta", disparó después que obtuvo el Premio Nacional, en 2000, y como parte del jurado se negó a firmar el acta. En 2002 se refirió al galardón obtenido por Volodia Teitelboim como "El Premio Nacional de la Política".
Hoy, el autor de La invitación al olvido (1947) no quiere hablar de los otros, pero conserva cierto gesto provocador. "Yo me gané el Premio Nacional por goleada", dice, recordando la decisión unánime del jurado, en 1996.
Arteche pasa gran parte del día en la biblioteca de su casa, en la comuna de La Reina. Fue invitado a la Feria del Libro de Guadalajara, en noviembre próximo, pero hace años no pone un pie en la calle. Además, "él ya no puede viajar", cuenta su mujer, Ximena Garcés, quien dice que su marido está convertido "en un lobo estepario".
Ahora, Arteche habla poco y prefiere mostrar parte de su pasado. Garcés dice que hace seis años su marido tiene una enfermedad muscular. "Durante un año intentamos averiguar qué tenía. Hasta que se le diagnosticó arteritis temporal", y agrega: "Ya no es el mismo, le afectó mucho el ánimo".
La patria joven
Nacido en Nueva Imperial en 1926, Arteche creó una obra nacida de la experiencia religiosa, con títulos como Destierros y tinieblas (1963). "Lo recuerdo como un poeta un tanto desolado a pesar de su cercanía con Dios", dice Naín Nómez, quien lo incluyó en la Antología crítica de la poesía chilena. En una entrevista, de 1977, Arteche dijo: "Casi todos mis poemas nacen de una situación muy concreta, un restaurante, una bicicleta, Cristo, la Virgen".
En su biblioteca mantiene empastados los libros que escribió. De un ejemplar, se asoma una carta del Premio Nobel Vicente Aleixandre y una fotografía con Ivan Morovic. Apasionado por el ajedrez, Arteche tiene dos novelas inéditas. La única con nombre se llama El alfil negro. "Es la vida de un ajedrecista, pero no es autobiográfica", dice, y agrega que no la publicará. Tampoco más poemas, "con lo que escribí basta y sobra. No hay más".
Entre sus libros tiene una fotografía en Venecia. Luego de estudiar Derecho en la U. de Chile, carrera que abandonó, viajó, en 1951, becado a Madrid a estudiar Literatura. Ahí, recorrería Europa. Con Ximena se conocieron en España y se casaron en 1953. Tuvieron siete hijos. Tres de ellos aún viven en la casa. A su regreso al país, Arteche trabajó en El Mercurio y Las Ultimas Noticias. Diez años después de casarse el poeta regresó a España, como agregado cultural del gobierno de Eduardo Frei Montalva. Es más, escribió el himno de la Patria Joven. El poeta Floridor Pérez recuerda que el himno era tan bueno, "que hasta los allendistas nos pillábamos, más de una vez, silbándolo inadvertidamente".
Su última aparición pública fue en 2009. Era el funeral de su amigo, el escritor Alfonso Calderón. Teresa, hija del cronista, dice que "le afectó mucho la muerte de mi padre". En el escritorio de Arteche están los diarios de Calderón.
El 4 de junio del año pasado, en el cumpleaños 85 del escritor, asistió la poeta Alejandra Basualto. "El estaba un poco ausente. Ya no era la persona brillante que había conocido", dice. Basualto participó, en 1978, en el taller de poesía, que impartía Arteche en la Biblioteca Nacional. Tras el fin de éste, el poeta creó el Taller Nueve, al que asistió también Andrés Morales. "Era estricto, sarcástico y riguroso", dice.
La historia es pasado. Arteche ya no se refiere a los otros. Aunque dice que este año el Premio Nacional debiera ser para Oscar Hahn. "El es un poeta de verdad", dice.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.