Muere Themo Lobos, padre de Mampato y maestro del cómic chileno
<P>El dibujante de 83 años sufrió ayer un paro respiratorio en el Hospital Gustavo Fricke de Viña del Mar.</P>
No convencía a nadie. Era un enano de nariz y pies grandes, con peinado extravagante y un aire demasiado similar al galo Astérix. Corría 1968 y el editor chileno Eduardo Armstrong necesitaba con urgencia reinventar al que sería el personaje central de su revista Mampato. Entonces llegó Temístocles Lobos, un dibujante de 39 años, con una afamada carrera gracias a trabajos en revistas como El Peneca y Barrabases. En sus manos, el personaje original de Oscar Vega ganó nueva vida: Mampato sería ahora un niño colorín de 14 años, curioso y aventurero, que viaja en el tiempo con su amigo cavernícola Ogú.
De inmediato, la historieta se volvió una de las más populares entre los niños, al mismo tiempo que Themo Lobos se alzó como uno de los dibujantes más importantes de su generación. Ayer, el dibujante falleció a los 84 años, producto de un paro cardiorrespiratorio.
El día anterior había sido trasladado desde su casa en Concón al Hospital Gustavo Fricke de Viña del Mar con graves síntomas de asfixia, donde perdió la conciencia. "No sufrió nada al morir. La vida de mi papá se fue apagando como una velita y en el último mes ya estaba muy mal. No podía respirar bien y también se le dificultaba tragar", cuenta su hija Ada.
A pesar de su enfermedad, Themo Lobos estaba lejos del retiro y su fama se había acrecentado con los años. En la última década su trabajo fue recuperado. En 2001 fue homenajeado en la Feria del Libro de Guadalajara, en 2002 se hizo la película Ogú y Mampato en Rapa Nui, y en agosto pasado la editorial Random House anunció la adquisición de los derechos de los 22 títulos ya conocidos de Mampato, además de ocho historias inéditas. El mismo Lobos trabajó en ellas hasta hace unos meses atrás. El primer tomo fue Ogú y Mampato en el Tíbet y el segundo llegará a inicios de agosto a librerías: Ogú y Mampato en la Ciudad Azteca.
Hoy se celebrará una misa, a las 15 horas, en la Parroquia de Concón (Av. Maroto s/n); luego, sus restos serán incinerados en el Cementerio Parque del Mar.
Sesenta años dibujando
Nacido en 1928, en una familia obrera, Themo Lobos demostró desde niño sus dotes para el dibujo. No fue sorpresa que decidiera estudiar en la Escuela de Artes Aplicadas, donde aprendió a hacer afiches. Lo suyo, en todo caso, eran los "monitos", como solía decir. Miembro de la generación dorada de la historieta local, entre los 50 y 70, junto a colegas como Lukas, Percy, Máximo Carvajal y Jimmy Scott, Lobos publicó sus primeros dibujos, a los 18 años, en el diario La Nación y luego en revistas como El Peneca, Barrabases y Rocket, donde creó personajes que fueron muy populares, entre ellos, Alaraco, Máximo Chambonez y Cucufato. Pero fue Mampato el que consolidó su talento como dibujante y guionista.
Dotado de una gran imaginación y aficionado a la historia, Themo Lobos se documentaba profusamente para cada aventura del niño colorín, fuese en Bagdad, el Congo o en el Viejo Oeste.
Su fama llegó lejos y rompió incluso las barreras generacionales, al punto de que dibujantes actuales, como Pedro Peirano y Gabriel Rodríguez, lo califican como su principal referente. "Mampato me marcó. Pocos autores locales son capaces de manejar conceptos de ciencia ficción y aventura de forma tan inteligente", dice este último.
En 1986, Lobos publicó La rebelión de los mutantes y el árbol gigante, una historia donde Mampato y Ogú se enfrentan a un dictador. Cayó mal. "Casi me llevan preso. Provocó harto escozor, pero la historia iba más allá de lo político", contó en una entrevista. El episodio más amargo, sin embargo, lo vivió décadas después. En 2002 se estrenó la película animada Ogú y Mampato en Rapa Nui, dirigida por Alejandro Rojas, que al inició contó con la aprobación de Lobos, pero que luego este rechazó. "La animación era buena, pero falsearon hechos históricos. No me gustó nada, quedó ilógico. Luego, no me pagaron el 10% de mis derechos de autor, se portaron mal. Casi firmo una cláusula donde les cedía todos mis personajes. Menos mal que me di cuenta de la estafa", dijo Lobos en agosto pasado a La Tercera.
Se curó de espanto. Desde entonces, el dibujante protegió con uñas y dientes sus creaciones. "Me han ofrecido hasta una ópera con Mampato, pero me niego rotundamente. Los personajes son atemporales; si uno los hace crecer, se mueren", afirmó.
Hace 20 años se radicó en Concón con su esposa, Juanita. Allí, en el mismo escritorio de hace 50 años, siguió dibujando hasta los últimos meses. "A veces vuelvo a leer las historias que he hecho y me río muchísimo. Estoy seguro de que los niños igual", decía. Ahora, su hija Ada se hará cargo de su legado. Hace dos semanas entregó a Random House el inédito Ogú y Mampato: los piratas y para el 2013 prepara una retrospectiva de su obra: el Centro Cultural España y la Biblioteca Nacional son las posibles sedes. "Lo importante es seguir difundiendo su obra, que él esté siempre presente", dice Ada.
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