Muestra recorre los 200 años de Chile a través de la historia de los juguetes

<P><I>Tiempo de juguetes... Un viaje a nuestra infancia desde 1810,</I> se exhibe desde el viernes en el Centro Cívico de Las Condes.</P>




La historia del juguete en Chile está cruzada por un hecho clave: la Segunda Guerra Mundial. Para bien y para mal. El conflicto bélico generó el desabastecimiento de los productos que llegaban desde Europa e impulsó una industria local que alcanzó a ser muy popular. Pero también limitó el aporte de fabricantes como los japoneses, quienes se vieron afectados porque Chile apoyó a los aliados y pasaron a ser ciudadanos "indeseables".

Fue el caso de la floreciente Casa Hombo de juguetes, ubicada en el pasaje Matte y luego en calle Phillips, la que en los 40 era una de las más activas de la juguetería nacional. Su dueño japonés ayudaba a compatriotas que llegaban al país y les instalaba fábricas para surtir a su propia tienda. Pero en 1942, la casa Hombo fue expropiada por el gobierno de Pedro Aguirre Cerda y su dueño relegado a Rengo. Recién en 1946, con la guerra concluida, Hombo pudo volver a comprar su tienda, la que funciona hasta hoy.

Relatos como este se cruzan en esta historia a menudo desconocida y que ahora es recopilada en la exposición Tiempo de juguetes... Un viaje a nuestra infancia desde 1810, que desde este viernes exhibe más de 300 juguetes en la sala de exposiciones del Centro Cívico de Las Condes. Se trata de una línea de tiempo que busca establecer cómo jugaban los niños desde la Colonia y cómo evolucionó esta práctica hasta nuestros días.

"El juguete siempre ha estado ligado a la historia del hombre", cuenta Juan Antonio Santis, coleccionista, curador de parte de la muestra y dueño de más de mil juguetes antiguos de fabricación nacional. La exposición no se limita a juguetes hechos en Chile, sino que a los que marcaron a distintas generaciones y pertenecen al imaginario popular.

"Quisimos hacer una exposición que tuviera relación con la Navidad pero no con el tema del nacimiento de Jesús", comenta el alcalde de Las Condes Francisco de la Maza, "y la idea partió porque queríamos saber qué juguetes había en el año 1810 y cómo se usaban", comenta.

Influencia extranjera

Comprender cómo se jugaba hace 200 años no era una cosa sólo de coleccionismo, sino que de investigación en relatos, ilustraciones, grabados y pinturas. Posteriormente, la línea histórica de la muestra exhibe la preeminencia de la madera y la hojalata como los materiales predilectos. Luego de la Revolución Industrial, lo artesanal pasó a producción masiva, y esta tradición del juguete europeo fue la que tuvo un fuerte impacto en el país, desde fines del siglo XIX. Competía con los tradicionales como el volantín, cuyas primeras versiones eran hechas de papel de diario. En la muestra se exhibe un bombero de la marca alemana Guntermann, del año 1849, el más antiguo de la exhibición.

Por ello no es casualidad que los principales jugueteros locales fueran europeos, fundamentalmente alemanes y españoles. De la fábrica El León, de José Luis González y ubicada en la calle San Pablo, se exhibe el más antiguo juguete chileno, un caballo de papel maché fabricado en torno al año 1925. "En su mejor momento, en Chile hubo cerca de 180 fábricas", dice Santis.

Con los años, el auge del plástico significó el fin del período de esplendor de la industria local y representó el triunfo de dos juguetes emblemáticos que se exhiben en la muestra: Lego y las muñecas Barbie. Del primero, una fábrica danesa que comenzó en 1949, se pueden apreciar figuras humanas a tamaño natural y el primer juguete armable que desarrolló. Y de las clásicas muñecas de la empresa Mattel, se exhiben 52 ejemplares de la colección personal de Mónica Vigil, que abarcan un período de más de 30 años.

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