Ni pobres ni apitutados
ESTE MARZO, FEN U. de Chile y la casa central lanzamos la Escuela de Talentos, en que estudiantes de segundo medio de liceos técnicos comerciales pertenecientes al 10% mejor de su generación vienen dos veces por semana a FEN, a tomar 10 horas semanales de matemáticas, lenguaje, expresión, método de estudio y liderazgo.
La idea es que vengan por dos años buscando un impacto que trascienda (pero incluya) un alza sustantiva en la PSU. Consideramos que es nuestro deber como Escuela de Economía y Negocios pública ayudar a levantar la educación técnica comercial, así que acordamos que los estudiantes que cumplan un 95% de asistencia y saquen 650 puntos en la PSU tendrán garantizado acceso a FEN vía los mecanismos de equidad de la U. El programa es completamente gratuito, como lo es la universidad para quienes entran vía equidad a la Chile.
Hace un par de semanas, un diario de distribución gratuita de la capital señalaba: “La Universidad de Chile asegura cupos a estudiantes pobres”, en alusión a la Escuela de Talentos FEN. Estoy seguro de que el titular se hizo con las mejores intenciones; es evidente para mí que los periodistas y editores buscaban destacar positivamente la iniciativa. Lo que nos impactó fue la reacción que generó el artículo entre los estudiantes del programa que los calificaba -en sus propias palabras- “de pobres y apitutados”. En un profundo y enriquecedor debate realizado en su clase de lenguaje, los estudiantes unánimemente condenaron el titular, argumentando su completa desconexión con los principios del programa que ensalza el logro individual y el compromiso con la comunidad, por sobre el grosor de la billetera familiar.
Se redactaron cartas dirigidas al director del periódico manifestando su descontento. Cito una carta particularmente elocuente: “El término gratuito es recibir algo a cambio de nada. Como estudiantes de la Escuela de Talentos, recibimos agradecidamente este beneficio a cambio de mucho esfuerzo y sacrificio. No somos ‘pobres’ por no pagar un programa que premia nuestro mérito académico, mucho menos ‘pobres de conocimientos’, pues somos los mejores estudiantes de nuestros liceos y nadie nos ha regalado cupos en esta universidad. Nos sentimos orgullosos de que sea nuestro trabajo, ansias de superación y talento las razones por las que se nos valore y a través de esta oportunidad nos acerquemos más a cumplir nuestros sueños”.
Creo que es pertinente reflexionar respecto de lo que nos enseña este incidente respecto de los temas de equidad y gratuidad en educación. Equidad y gratuidad educativa no es caridad ni asistencialismo, sino el esfuerzo por la excelencia sobre la base del mérito y, en el caso de la universidad, brindando oportunidades concretas de realización profesional a estudiantes talentosos y comprometidos con su propio futuro y el de su entorno, independiente de sus circunstancias. Equidad y gratuidad es la forma de liberar el mérito de las pesadas y antiguas cadenas de la estructura de clase chilena. Además, construir calidad exige cimentar bases de equidad, pues es en un ambiente plural, heterogéneo y complejo donde la educación alcanza su máxima expresión, deja de ser adoctrinamiento y se convierte en aprendizaje.
Oscar Landerretche
Economista
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