Nido de ratas

<P>Hay entre siete y ocho ratones por habitante en Santiago, según el último censo realizado por expertos. Sin embargo, estos millones de roedores se pueden mantener a raya con higiene y, de ser necesario, sistemas plaguicidas. </P>




No es un tema agradable, pero sí necesario. Entonces le sugerimos pensar en Remy, el simpático chef del filme Ratatouille, cuando nos refiramos a los roedores que conviven día a día con los habitantes de Santiago.

En esa película, rattus norvégicus, rattus rattus y mus musculus -los nombres científicos de ratas, ratones y lauchas, conocidos también como "comensales"- están cerca de las personas. En la vida real, más bien se aprovechan de los hábitat humanos para sobrevivir: especialmente de basurales o microbasurales, ambientes desordenados y sucios y medios poco higiénicos.

Según el último censo del Centro de Estudio y Manejo de Plagas de la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias de la Universidad de Chile (CEMP), en la Región Metropolitana hay entre siete y ocho ratones por habitante. Es decir, 45 por hectárea, siendo el 70% de los ejemplares encontrados lauchas.

Estos animales tienen un promedio de ocho crías tres o cuatro veces al año. Los ratones son los mamíferos más masivos del planeta, pero los humanos rechazan convivir con ellos porque -fuera de toda fantasía- son contaminantes y contagiosos de enfermedades, desde la leptospirosis (enfermedad febril) hasta la gastroenteritis inespecífica, pasando por el tifus y la rabia.

"Esto ha sido y es igual en todo el mundo y a lo largo de la historia", explica el doctor Jorge Twyman, director del CEMP. "Cada año se invierten cifras inmensas en su control, pero no le hemos ganado ni un sólo metro a los ratones, que franquean todas las barreras".

La Municipalidad de Puente Alto, por ejemplo, gasta más de $ 100 millones anuales en insumos y personal para mantener bajo control esta plaga, atendiendo los llamados de vecinos que solicitan ayuda para alejar a las ratas que intentan ganar terreno.

Con enorme capacidad reproductiva, gestaciones muy cortas y gran número de crías, en su mayoría la prole completa sobrevive. A excepción de la vista, los sentidos de estos roedores están muy desarrollados: escuchan el doble que el ser humano, su gusto es capaz de percibir partes por millón de cualquier sustancia y su olfato es mejor que el promedio de los animales. Características que los creadores de Ratatouille supieron destacar.

El doctor Twyman destaca, además, su cobertura de pelos táctiles y su tigmotaxis (contacto con cuerpos extraños): "siempre caminan en contacto con superficies sólidas y eso les otorga una excelente herramienta de defensa y supervivencia".

Están calificados de plaga; o sea, no son parte de una cadena ecológica y no tienen depredador natural, lo que amplifica su proliferación. Por lo tanto, con su combate no se afecta ningún ecosistema. La opción, entonces, es eliminarlos o, mejor dicho, contenerlos gracias al control de la basura y los malos hábitos de higiene, factores relacionados con la infestación por ratas.

En ese sentido, el veterinario y experto en plaguicidas de Proambiental, Daniel Marotto, subraya que invaden nuestro espacio buscando tres elementos: alimento para desarrollarse y reproducirse, agua y alojamiento. "Es importante no brindarles esas condiciones con una limpieza profunda de las casas, recipientes cerrados para almacenar productos como azúcar, harina y fideos; evitando goteras, no acumulando materiales y sellando los pequeños accesos, como rejillas rotas, perforaciones y agujeros por donde puedan ingresar".

En Santiago no se distinguen comunas especialmente problemáticas, pero sí se nota mayor prevalencia en lugares donde hay más microbasurales.

"Trabajamos coordinadamente con la Dirección de Aseo y Ornato de la Municipalidad y cuando se detecta un microbasural, personal de aseo lo elimina y retira los escombros para evitar la aparición de roedores", dice Yamiledt Durán, veterinaria encargada de zoonosis (enfermedades transmitida de animales a humanos) de Puente Alto, que como otras comunas tiene un plan específico en este tema.

La limpieza, el orden, el sellado y la hermeticidad de las viviendas bastarían para mantenerlos alejados. En caso de infestaciones deben usarse métodos plaguicidas, pero siempre bajo la supervisión profesional de empresas con resolución sanitaria vigente (entregada por el Ministerio de Salud). Los expertos insisten en que aplicar venenos en casa no es un juego. El listado de empresas certificadas está en la web de la Seremi de Salud de la Región Metropolitana (www.asrm.cl).

Desratizar un hogar cuesta entre $ 25.000 y $ 80.000, dependiendo del tamaño y grado de infestación. Las empresas del rubro sugieren combinar los métodos que existen: químicos en formato pellets para interior y en bloques para exterior y trampas de captura o placas pegajosas, que se usan generalmente en lugares donde se trabaja con normas de calidad (como la ISO).

Los sistemas de ultrasonido no son tan efectivos. Según los expertos, son absorbidos por muebles y objetos mayores, generando sombras de sonido. Los ratones aprenden a circular por ellas. "Hay estudios que demuestran que es un método poco efectivo por el acostumbramiento de los roedores", remata Natalia Bustamante, veterinaria y representante técnica de la empresa de control de plagas Ingequímica.

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