Novedades en el Mundo Puyehue

<P>El Parque Nacional Puyehue, uno de los más visitados de nuestro país, sigue atrayendo turistas por su combinación de naturaleza, aguas termales y gran infraestructura hotelera. Este año suma una nueva alternativa a su variada oferta: el glamping. </P>




"PARECE QUE nos perdimos", dice Rodrigo Manríquez, gerente de operaciones de Termas Aguas Calientes. Metidos en un bosque y con un pequeño río corriendo a nuestro lado, miramos alrededor y nos reímos. La única opción posible, que no es gritar en gesto de desesperación, es volver al último punto donde la huella del sendero era clara. Allí, la razón de nuestro extravío es evidente: un gran tronco cayó y está tapando el camino. Es sólo pasar sobre él, lo que conlleva un poco de trabajo, y volver a caminar.

El bosque siempreverde del sendero El Pionero está lleno de coigües, ulmos, tepas y mañíos. Los guardabosques de Conaf constantemente limpian los senderos porque entre la lluvia, el barro, los arbustos y sí, los árboles, la huella puede perderse fácilmente. Es como si el bosque se negara a ser domesticado por los humanos.

No por nada el Parque Nacional Puyehue es parte de la Reserva de la Biosfera "Bosques templados lluviosos de los Andes", una designación hecha por Unesco en 2007 y que incluye también los parques nacionales Vicente Pérez Rosales, Villarrica, Alerce Andino y Hornopirén, además de las reservas naturales Mocho Choshuenco, Llanquihue y Futaleufú. En total, es un área protegida de 2.168.956 hectáreas cuyos bosques han sido catalogados como uno de los remanentes boscosos más grandes y ecológicamente intactos de la Tierra.

Puyehue tiene volcanes (Casablanca, Puyehue y el cordón volcánico Caulle), tiene termas (Aguas Calientes y Puyehue), lagos (Puyehue, Constancia, Gris y Paraíso) y mucho bosque. Desde el mirador del sendero El Pionero, hay una vista privilegiada a uno de sus puntos más populares: las Termas de Aguas Calientes.

En el kilómetro 76 de la Ruta Internacional CH 215 -que lleva desde Osorno a Bariloche- se encuentra el desvío que lleva al sector del Centro de Esquí Antillanca y Termas Aguas Calientes. Este último es uno de los lugares más concurridos, ya que por tarifas muy convenientes es posible pasar un día entero en las termas. Cursos de colegios, grupos de adultos mayores y numerosos turistas que van o regresan de Bariloche lo visitan. Hay cabañas, camping, un spa, zonas de picnic, juegos, minigolf, un restaurante y la administración de Conaf, con su Centro de Información ambiental, además de dos piscinas termales (una abierta y otra techada).

La novedad de Aguas Calientes para este verano es su "Glam Camping". Domos para dos y cuatro personas con vista al río Chalenfú y que tienen electricidad, calefacción, minibar y cómodas camas. Además, con el pago del domo se tiene acceso libre a las piscinas y desayuno. Son blancos y redondos, como un iglú, y al igual que en una carpa normal uno puede bajar con el cierre las capas para tener vista al río. Al lado de cada domo hay, además, una lugar para hacer asados y sillas reclinables para recostarse y escuchar el río.

Los domos están relativamente alejados del resto de la infraestructura de Aguas Calientes, lo que permite estar en un ambiente muy privado y tranquilo. No hay televisor, pero sí internet. Quizás el único "pero" es que el baño común, exclusivo para los cuatro domos, se encuentra aproximadamente a 300 metros de distancia. Caminar de noche por el frío bosque con un cepillo de dientes, bueno, no es una experiencia para todos, pero hay que tener presente que por muy "glam" que sea el concepto, sigue siendo un camping. Por supuesto, teniendo casi las mismas comodidades de las cabañas, sus precios son mucho más económicos.

Para cenar, el restaurante de Aguas Calientes tiene una muy buena oferta a precios bastante justos. No deje de probar el pie de manzana caliente con helado de chocolate, es delicioso y se irá feliz a dormir. Si tiene suerte, en su regreso al domo su camino estará iluminado por una gran luna llena, que se refleja en el río Chalenfú. Eso es si tiene suerte; si no, hay que caminar por la oscuridad, que aunque da un poco de susto al comienzo, tiene su sentido de aventura. Esto porque Conaf tiene una estricta delimitación de los lugares que pueden tener luz artificial, para así no afectar el ecosistema del bosque.

Los chilenos asociamos los all inclusive a los hoteles del Caribe. No es una figura que se dé mucho en Chile, pero el Hotel Termas de Puyehue la lleva a cabo con gran éxito. A pesar de que no es un lugar barato para alojar, en verano casi siempre está lleno. Es que hay un evidente placer en tener "todo" dentro de la tarifa que paga: alojamiento, comidas, bebidas, excursiones, juegos y, por supuesto, las piscinas termales.

Por eso los all inclusive son lugares perfectos para comer y tomar hasta no dar más, dormir siestas y en este caso chapotear en aguas termales que están alrededor de 37 °C. Para los que quieren más que chapotear, hay una piscina semiolímpica a una temperatura más baja (29 °C) y donde se puede nadar cómodamente sin morir ahogado por el calor. Entremedio, uno puede ir a pedir jugos al bar de la piscina, tomar agua termal de las varios dispensadores que hay en el hotel, o mejor aún, ir al spa por un masaje o tratamiento.

Además de las piscinas, Puyehue tiene una amplia oferta de excursiones que incluye mountainbike, cabalgatas y caminatas a diferentes lugares, entre muchas otras cosas. Un paseo que no debe dejar de hacer es la visita a la turbina, que toma como máximo una hora. La turbina funciona ruidosamente tomando parte de las aguas del río Chalenfú, las que después devuelve al caudal, y con eso genera energía para abastecer hasta el 50% (en invierno) de los requirimientos del hotel. Algo bastante destacable, tomando en consideración que fue construida en 1939.

Robinsson Ortiz, uno de los guías del hotel, me llevó allá y recorrimos además un pequeño bosque que está al lado de la turbina, para redescubrirlo de una manera completamente distinta. Robinsson es lo que se diría un "mapuche de corazón"; ha vivido largo tiempo con diferentes comunidades y tiene una pequeña hija con una mapuche. Mi impresión: es tan mapuche como cualquier otro mapuche que yo haya conocido antes, aunque no lo parezca a primera vista. Maneja perfecto el mapudungún y cada vez que corta una hoja, dice una frase en mapuche que no supe si era un "gracias" o "disculpa", pero que me emocionó por su consideración. Eso, combinado con sus conocimientos de técnico agrícola y la experiencia de haber trabajado en Conaf, le permite hacer un relato maravilloso de la evolución del bosque, las propiedades de sus plantas y árboles y por supuesto de la importancia que deberíamos darle.

Para cenar en Puyehue hay un buffet y restaurantes de especialidad. Olivia Nova es de cocina italiana y su mejor plato es el ravioloni relleno de ciervo confitado en vino blanco y parmesano, simplemente increíble. Después de la cena, paso obligado es el bar: no hay que irse a acostar sin antes haber probado el "Lago Puyehue", con curazao azul, jugo de limón, gin y azúcar.

El que sirve los tragos es Víctor Hugo, que es popular en el hotel por su bigote de gran estilo. Su papá también trabajaba allí, él fue bautizado en la capilla del hotel y hace poco hizo lo mismo con su primera nieta. Como sabe que pronto va a jubilar, se queda pensando en cómo va a rearmar su vida "afuera" mientras sirve los tragos. En resumen, es una figura ilustre del hotel y de una zona turística que más parece una gran familia. Todos se conocen, todos son amigables y uno sólo quiere quedarse con las "patitas" en el agua por un rato más.

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