Nueva tragedia en Port Said deja 32 muertos y horroriza a Egipto
<P>La ola de violencia fue en protesta por la condena a muerte a 21 hinchas, culpados de una tragedia que dejó 74 fallecidos en 2012.</P>
Egipto se sumió ayer en un estado de profunda conmoción tras el peor estallido de violencia desde la asunción del poder del presidente islamista Mohamed Morsi. Entre los disturbios en la ciudad de Suez del viernes por la noche, y los 32 acaecidos ayer en Port Said después que fueran condenados a pena de muerte 21 hinchas de su club de fútbol, en las últimas 36 horas el número de víctimas mortales se ha elevado a más de 40, y los heridos ya superan las 500 personas.
Para abordar la crisis, el rais presidió una reunión de urgencia del Consejo Nacional de Seguridad, a la que asistieron varios ministros, incluido el de Defensa. Asimismo, Morsi desplegó tanquetas del ejército en Suez y Port Said.
Según informó al término de la reunión el ministro de Información, Salah Abdel-Maksud (un miembro prominente de los Hermanos Musulmanes), el gobierno se plantea declarar el estado de emergencia en las zonas más conflictivas si la presencia de blindados militares no consigue restaurar la calma.
Por su parte, el Frente Nacional de Salvación, la principal coalición opositora, emitió un comunicado con cinco demandas, entre ellas la formación de un gobierno de unidad nacional y la reforma de la Constitución. En caso de no ser satisfechas, amenazó con no participar en las próximas elecciones legislativas, previstas para abril.
Los incidentes más graves ayer tuvieron como escenario Port Said, y estuvieron motivados por el anuncio de la sentencia judicial por la tragedia acaecida en el estadio de fútbol de esta ciudad portuaria en febrero de 2012 y que se saldó con la muerte de 74 personas, la gran mayoría seguidores del club cairota de Ahly.
De los 73 acusados, el tribunal condenó a 21 a la pena de muerte, todos ellos fans del Masry, el equipo de fútbol de Port Said. En cambio, la suerte de los 52 acusados restantes, entre ellos nueve altos cargos policiales, se conocerá el próximo 9 de marzo. La corte justificó el retraso en la necesidad de estudiar en detalle las nuevas pruebas presentadas por la fiscalía durante los días anteriores a la sentencia.
Tan pronto como el juez Sobhi Abdelmaguid leyó el veredicto, se desató la histeria en Port Said. Cientos de familiares de los acusados y miembros de los "Green Eagles", los fanáticos del Masry, se dirigieron en un estado de gran exaltación hacia la cárcel de la ciudad, donde están reclusos 15 de los condenados a muerte. Los otros seis son fugitivos de la justicia.
Armada con palos, piedras y pistolas, la turba intentó asaltar la prisión para liberar a los reos antes de su ejecución, que aún debe ser aprobada por el gran muftí de la república, una de las principales autoridades religiosas de Egipto. La batalla campal con la policía duró varias horas y fue muy sangrienta, provocando la muerte de 33 personas, incluidos dos policías. La multitud no consiguió entrar en la cárcel, pero sí destruyó una comisaría de policía.
La conflagración en Port Said llegó cuando el país aún lloraba la muerte de diez personas la noche anterior, en la conmemoración del segundo aniversario de la revolución. Las manifestaciones masivas degeneraron en disturbios entre activistas y fuerzas de seguridad. En Suez fueron especialmente violentos, y murieron 7 civiles y dos agentes. Según los médicos forenses, a algunas víctimas les dispararon por la espalda a una corta distancia.
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