Nuevas elecciones generales en España

<br>Los resultados confirman que el escenario electoral en ese país cambió y los dirigentes políticos deben apostar ahora por asegurar la gobernabilidad.




LAS SEGUNDAS elecciones generales en España en poco más de seis meses volvieron a dejar un escenario fragmentando que confirma el fin del tradicional bipartidismo que rigió en ese país durante más de tres décadas. Un panorama que obligará nuevamente a los grandes partidos a pactar para poder sumar los 176 escaños necesarios para formar gobierno. Sin embargo, al contrario de lo sucedido el 20 de diciembre del año pasado, cuando se observó un voto más diluido entre las cuatro primeras fuerzas, esta vez los electores entregaron un mensaje más claro. El Partido Popular fue el único que incrementó su votación y mostró una sólida ventaja con respecto a las demás colectividades, al alcanzar 137 escaños, 14 más que en diciembre pasado -y 52 más que el PSOE-, y obtener la primera mayoría en 40 de las 50 provincias españolas. Si bien sigue muy por debajo de los 186 escaños obtenidos hace cinco años, claramente deja al partido del Presidente del Gobierno Mariano Rajoy con la primera opción para seguir en el poder.

El avance del PP, que según algunos analistas podría haber sido influido por el deseo de seguridad de los españoles ante el incierto panorama generado por el Brexit, contrasta con el fracaso de la izquierda populista de Podemos que aspiraba a convertirse en la segunda fuerza del país intentando superar al PSOE, pero que estuvo lejos de lograrlo. Incluso su resultado fue peor que el de  diciembre pasado si se considera que el partido de Pablo Iglesias se había aliado con Izquierda Unida para lograr el anhelado "sorpasso" a la tienda de Pedro Sánchez. Un hecho que deja en evidencia la desconfianza que existe en un porcentaje importante de la sociedad española frente a aventuras populistas de incierto desenlace. Pero los votantes tampoco premiaron al PSOE, el cual  obtuvo el peor resultado de su historia en términos de escaños, con sólo 85. Si bien sigue siendo la segunda fuerza política, es evidente que está perdiendo peso y queda muy debilitado. Su principal objetivo hoy parece ser impedir que lo supere Podemos.

Frente a este panorama las fuerzas políticas españolas deben trabajar ahora responsablemente por darle gobernabilidad al país y evitar unas terceras elecciones, en especial considerando el complejo escenario que vive Europa y el repunte que venía mostrando la economía española, que podría verse afectado por el estancamiento político. Por ello, mantener una postura intransigente frente a la búsqueda de acuerdos no es el camino que sacará a España de la crisis, más aún cuando los electores parecen haber dado un mensaje claro, aunque ciertamente no decisivo en términos de votos, para que Rajoy siga en el gobierno. Es cierto que el avance de ese partido se dio en parte en desmedro de Ciudadanos, la cuarta fuerza política, que perdió ocho escaños, pero pese a ello una eventual alianza entre ambos dejaría al PP a sólo ocho asientos de la mayoría necesaria. Incluso en una segunda votación la abstención del PSOE podría asegurar la investidura de Rajoy.

Estas segundas elecciones en menos de un año volvieron a confirmar que el panorama político español cambió definitivamente y que el camino ahora no pasa por nuevas elecciones sino porque los principales líderes partidarios aprendan a navegar en este nuevo escenario y le aseguren gobernabilidad al país.

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