Ocho consejos para evitar quedarse sin amigos por falta de comunicación

Usar Facebook, Twitter u otra red social.

Uno de los mayores obstáculos para el mantenimiento de la amistad es el tiempo. Y aunque algunas personas sostienen que la tecnología aleja de la vida social, porque encierra a las personas, recordar cumpleaños o enviar postales para desear buenas vacaciones posibilita que las amistades se hagan fuertes en la red y también fuera de ella.

Aparecer.

Ir a una fiesta, visitar a un bebé recién nacido o juntarse a almorzar en grupo. Estas simples acciones dan cuenta de un sujeto que está preocupado de algo más que de sí mismo y dispuesto a compartir en distintos momentos con otras personas. Esto es muy positivo si lo que se busca es ser bien considerado socialmente.

Unirse o iniciar un grupo.

Ver a una persona una vez a la semana es suficiente para mantener una amistad con vida, y sobre todo si esas personas tienen intereses comunes, porque ahí se crea una red y no sólo una amistad. Además, es mucho más fácil ser amigo con quien se tiene varios amigos en común.

Pensar en qué es divertido para ti.

Tome las riendas de su entorno social. Algunas personas se agotan por su deseo de mantenerse al día con todos sus amigos o salir a cada panorama, aunque sea algo que no lo seduzca lo suficiente. Piense en qué nivel y tipo de actividad social le gusta y esfuércese para que suceda.

Ojo con las falsas opciones.

A veces es común escuchar: "Quiero tener pocos amigos, pero de verdad, y no varios pero superficiales". Pero eso es una opción falsa, porque hay todo tipo de amigos, según cada necesidad e instancia de la vida, afirman los expertos. Hay amigos íntimos y amigos ocasionales, amigos que no se ven fuera del contexto profesional y amigos de la infancia que se ven esporádicamente. Pero lo que todos comparten es que aportan dinamismo y experiencias diversas.

Hacer el esfuerzo de decir "esto me hizo pensar en ti".

Aunque la vida actual hace difícil mantener un contacto frecuente, una estrategia que funciona es escribir o llamar a algún amigo y decir sin vergüenza: "Esto me hizo pensar en ti" o no temer felicitar a alguien por algún logro, aunque los encuentros no sean frecuentes.

No tomarse todo como algo personal.

Si un amigo se retrasa, cancela los planes en el último minuto, se olvida de algo que es importante para usted, no responde un correo electrónico o dice algo descuidado, no asuma que es irreflexivo e indiferente y piense que tal vez está abrumado por las exigencias de un nuevo jefe.

No esperar que la amistad suceda de forma espontánea.

Como con muchos aspectos de la felicidad, la gente suele suponer que la amistad debe fluir fácil y naturalmente y que donde hay "trabajo" la amistad es forzada y no auténtica.

Pero eso no es así y, por el contrario, un esfuerzo denota que se tiene un interés verdadero en cultivar una relación amistosa.