O'Higgins agudiza la crisis en Cobreloa

<P>El equipo de Eduardo Berizzo sigue con su buen pasar en el torneo, al derrotar por 1-0 a Cobreloa, en Calama. </P>




Cobreloa y O'Higgins llegaban al partido viviendo realidades opuestas. Los loínos marchan 13º en el torneo y su nivel dista mucho del equipo que fue finalista del pasado Clausura. Además, Nelson Acosta ya anunció que se marcha a fin de campeonato.

O'Higgins, en cambio, es protagonista. Desde la llegada de Eduardo Berizzo se ha transformado en uno de los equipos de mejor rendimiento y se ha afirmado en la parte alta de la tabla.

Esas diferencias no se reflejaron en el inicio, ya que ambos mantuvieron un alto nivel en el primer tiempo, con varias llegadas de peligro a los arcos custodiados por Luciano Palos y Luis Marín.

Quizás, la visita fue un poco más incisiva, con Luis Pedro Figueroa y el venezolano Richard Blanco, pero no podía abrir la cuenta.

Los loínos preferían ocupar los costados y los tiros desde distancia, en especial Hugo Lusardi.

En el segundo tiempo las cosas cambiaron. Los rancagüinos salieron con todo a buscar el gol y lo encontraron por medio de Ramón Fernández, quien a los 56 minutos lideró un contragolpe y lo definió con un disparo potente, que encontró una débil resistencia de parte de Palos.

Luego, los locales se mostraron decididos a buscar el empate, liderados por Lusardi. Sin embargo, se encontraron con la férrea defensa de O'Higgins, que apeló a aguantar el resultado y salir al contragolpe.

El dominio naranja se acrecentó en los últimos 15 minutos, gracias a los ingresos de José Luis Díaz y Pedro Vera, pero igualmente fueron incapaces de vulnerar a un sólido Marín.

De esta manera, los de Berizzo siguen encumbrados en la parte alta del torneo, mostrando un buen fútbol y consolidándose como un equipo de tener. Cobreloa, en cambio, sigue con su mala racha, la que lo podría dejar incluso sin playoffs, algo que estaba fuera de todos los cálculos antes del inicio del certamen.

Tan magro resultado terminó con los hinchas loínos descargando su enojo contra los jugadores, a los que despidieron con sonoras pifias, y contra el técnico Acosta. "¡Que se vaya!", era el grito que se escuchaba en las afuera del camarín. Los buenos tiempos pasaron demasiado rápido en Calama.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.