"Ok, te perdono": una frase común entre las parejas jóvenes

<P>Un reciente estudio, efectuado entre jóvenes chilenos, concluyó que los niveles de perdón entre los que están en pareja son altos. Y que a diferencia de sus padres, ellas están más dispuestas a disculpar la indiferencia y ellos, la decepción. </P>




SE OLVIDO de todo. Del mail anónimo que le advertía sobre la larga infidelidad de su pololo. De que una de sus amigas le confirmó todo. De lo que lloró mientras buscaba explicaciones, aunque no fueran razonables, del agobio cuando no las encontró, de las promesas y de los insultos. Se olvidó de todo... "Aunque nunca le he dicho que lo perdoné, sí lo he hecho a través de gestos. No podía vivir con esos sentimientos toda la vida", dice Camila (22), que después de unos malos meses volvió con él.

Su caso sirve para graficar la conclusión a la que llegó Mónica Guzmán, directora de la Escuela de Sicología de la U. Católica del Norte, en su tesis doctorl Apego y perdón de transgresiones relacionales en la pareja: el 66,1% de los jóvenes ha perdonado o está dispuesto a perdonar a su pareja en situaciones -actos o dichos- que los hicieron sentir mal o heridos.

Con una muestra de 647 personas, cuya edad promedio fue de 21 años, Guzmán indagó sobre cuánto perdonan los jóvenes, qué es lo que más y menos les cuesta perdonar y qué ofensas interpersonales se dan más, entendidas éstas como trato o eventos negativos que percibe una persona de otra (ver recuadro).

¿El resultado? Sólo el 36,2% de las ofensas estudiadas provocó el término de la relación. Y a diferencia de Camila, entre esas ofensas imperdonables está la infidelidad, que en un 59,8% derivó en el término de la relación. Por el contrario, lo que menos les cuesta perdonar es la crítica: por un comentario negativo terminó sólo el 19,9% de las parejas.

Al analizar las respuestas de los consultados, se concluye que son personas con altos niveles de perdón y, además, individuos con altas probabilidades de tener, previamente, una relación muy satisfactoria con sus respectivas parejas. "Es probable que lo que mantenga unidos a estos jóvenes sean los sentimientos de gratificación y no aspectos que mantienen unidas a otras parejas en otras etapas, como por ejemplo, los hijos o la dependencia económica", dice Guzmán.

¿Contigo pan y cebolla?

Camila cuenta que una de las cosas por las cuales pudo perdonar es porque empatizó con su pololo. "Pude ponerme un poco en su situación, quizás por eso supe perdonar. Esas yayitas también las podría haber hecho yo y no me hubiera gustado que me juzgaran", dice.

Y lo que para ella es una posible explicación a su perdón, para los expertos es una realidad. Porque si bien hay estudios que dicen que las personas adultas perdonan más que los jóvenes y otros donde no se estableció mayor diferencia entre ambos grupos, lo que sí es consenso es que han cambiado los motivos de perdón a partir de los cambios sociales de las últimas tres décadas.

Jeremy Nicholson, sicólogo social y experto en temas de parejas en Estados Unidos, comenta que en las generaciones anteriores el perdón estaba fuertemente ligado a las normas sociales, entendidas como las adecuadas para establecer una familia tradicional. "Ahora los roles de género son más flexibles e igualitarios, lo que aumentaría la empatía y el perdón de cada quien a su pareja. Tanto los hombres como las mujeres pueden verse unos a otros como personas, en lugar de realizar una función específica de género. Este aumento de la empatía podría ser la razón del perdón en estas generaciones", dice a La Tercera Nicholson.

Sin embargo, el perdón entre los jóvenes tiene sus matices. Everett Worthington, sicólogo e investigador en temas de perdón en Estados Unidos, afirma que mientras las generaciones anteriores se comprometían para toda la vida, para los jóvenes el compromiso es con una sola persona, pero no por siempre. "Las generaciones anteriores perdonaban para seguir con ese compromiso, hoy, los jóvenes intentan lidiar con el problema y si no resulta se mueven a otro compromiso con otra persona", dice a La Tercera.

Los resabios

Así como Camila, en el estudio la infidelidad fue reportada más por mujeres que por hombres; los hombres, en cambio, reportaban ser víctimas de la crítica por parte de sus parejas.

A partir de eso, se estableció que lo que más les cuesta perdonar a las jóvenes es la infidelidad y lo que menos, la indiferencia. Ellos dicen perdonar mucho las críticas y muy poco la decepción. Evitan, además, a sus parejas cuando están dolidos y son más duros con ellas cuando tratan de explicar qué fue lo que los lastimó. Y Camila sabe de eso: cuando le contó a su pololo que tras su ruptura había tenido otra relación, él le dijo que no la quería ver nunca más.

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