One Direction
<P>El grupo se convirtió en el primero que agotó las entradas para su presentación con casi un año de antelación. El éxito obligó a sumar al recital del 1 de mayo un nuevo concierto, el 30 de abril.</P>
Casi como si se tratara de un cumpleaños masivo, de un pijama party a gran escala, cientos de adolescentes se agolparon el pasado lunes 24 de junio en la afueras del Cine Hoyts de La Reina. Algunos contaban casi tres noches durmiendo entre carpas improvisadas, sacos de dormir y almuerzos al borde de la vereda, mientras que otros, acompañados por madres que rememoraban sus vigilias calcetineras en torno a Luis Miguel o New Kids on The Block, renunciaron a sus obligaciones colegiales de esa mañana.
La postal es similar a la espera de cualquier show adolescente de los últimos años en el país, salvo por un detalle: para la primera vez de One Direction en Chile, fijada para el jueves 1 de mayo en el Estadio Nacional, y que materializa la visita del grupo juvenil más exitoso de esta década, aún faltaban poco más de 10 meses. Exactos 310 días. ¿Más números? En tres días, los británicos agotaron la totalidad de las entradas dispuestas para ese recital -45 mil, según sus organizadores-, lo que después obligó a sumar un segundo concierto en el mismo recinto, pero para 24 horas antes, el miércoles 30 de abril. Para esa cita, que por esos caprichos de la industria ahora se convirtió en la primera, ya se han comercializado 30 mil boletos. De agotarse, el conjunto congregará a un total de 90 mil seguidores en Ñuñoa.
Un puñado de cifras que no sólo configura el mayor hito en el circuito de la música en vivo durante 2013 en el país; también cristaliza un auténtico récord: nunca en la historia de los megaeventos locales hubo un show que abriera su venta con tanta anticipación y que, de paso, agotara sus tickets cuando resta casi un año para su aterrizaje. Puesto en perspectiva, las dos fechas de los hombres de Kiss you asoman rotundas, pero un escalón más abajo que los números inmortalizados por la venida de U2 en 2006 -vendieron 50 mil localidades en sólo un día- y las convocatorias asestadas en los dos conciertos seguidos que ofrecieron en el mismo reducto Los Prisioneros en 2001 (120 mil) y Madonna en 2008 (140 mil). Un matiz: debido a la remodelación del coliseo hace cuatro años, su aforo total para megaeventos se redujo a un promedio de 55 mil personas.
Más allá de las estadísticas, el éxito del quinteto corona una tendencia evidente en el mercado nacional de conciertos: el posicionamiento de los eventos consagrados al público sub 20 como los más rentables y exitosos de la cartelera. Los adolescentes al poder. Según los análisis del rubro, la audiencia juvenil es la que más explota los recursos ofrecidos por internet, la que establece un contacto directo con sus ídolos a través de plataformas como Twitter, YouTube o distintas aplicaciones al celular, y la que, para reforzar su fidelidad con la figura de turno, aún despliega el ritual de comprar merchandising y discos físicos.
De hecho, para el pasado 25 de noviembre, cuando salió en el país la última entrega de la agrupación, Midnight Memories, su sello, Sony Music, empezó una fuerte campaña en redes sociales, la que remató con un evento especial en un supermercado capitalino donde, por un par de horas, el título se vendió con generosos descuentos. Todo acompañado por libros, álbumes y poleras de One Direction, mientras en un escenario bailaban sus dobles oficiales en el país.
¿El resultado? En su primera semana, Midnight... vendió 30 mil copias, alcanzando triple disco de platino y convirtiéndose en el título más exitoso del año (hoy ya se empina por las 40 mil). Un triunfo que se suma a las ventas apabullantes de sus anteriores entregas, Up all night, de 2011 (16 mil) y Take me home, de un año después (39 mil). Cifras de la vieja industria conquistadas por quinceañeros nacidos y crecidos en la era del download, la música online y la debacle de las discográficas.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.