Operación silencio: 60 horas de Bachelet en Chile

<P>La ex presidenta llegó el fin de semana al matrimonio de su hijo mayor, donde no fueron invitados dirigentes opositores y sólo asistieron dos de sus amigos de mayor confianza. El dispositivo para mantener en secreto sus pasos forma parte del diseño que mantendrá hasta 2013.</P>




Una caravana de poco más de 50 automóviles partió al mediodía del domingo 14 tocando bocinas y lanzando consignas desde Plaza Egaña. El recorrido por las calles de La Reina lo lideraba el candidato a alcalde Raúl Donckaster (DC) y terminó en un condominio ubicado en avenida Julia Bernstein, en el sector alto de la comuna, donde se ubica la residencia de la ex Presidenta Michelle Bachelet en Chile. Donckaster se bajó de un automóvil de buen ánimo y tocó varias veces el timbre de su casa para intentar hablar unos minutos con la "vecina" y entregarle su programa. Nadie salió del hogar. "No puedo dar información", fue la única respuesta que recibió de un carabinero que resguardaba el lugar en una caseta.

El candidato nunca se enteró que, a esa misma hora, Bachelet se encontraba en una parcela en Paine. A las 12.25 -según indica el Registro Civil- había comenzado el matrimonio civil de su hijo mayor Sebastián Dávalos (34) con Natalia Compagnon (29). Era el motivo por el que la jefa de ONU-Mujeres había llegado sorpresivamente al país cerca de las 6.50 del sábado, a dos semanas de las elecciones municipales.

La ceremonia se mantuvo en total reserva, así como las 60 horas que estuvo la jefa de ONU-Mujeres en Chile. Sólo días después del matrimonio los más amigos de Dávalos vieron algunas de sus fotografías, donde él lucía un sombrero negro de copa, una camisa roja, un aro y un abrigo negro. El cientista político comentaba a sus cercanos que lo habían confundido con Willy Wonka (personaje de la película Charlie y la fábrica de chocolates ) , pero que en realidad se quería parecer a Tobías Sammet, un rockero alemán. Su esposa salía retratada con un abrigo y con sus amigos, ninguno de los cuales usaba corbata. Se trataba de una fiesta informal, íntima, con alrededor de 60 invitados que circulaban al aire libre por el lugar.

Bachelet no apareció en ninguna de las fotos. Su presencia en Chile había sido advertida por un pasajero del avión comercial en que llegó a Chile el sábado 13 -cerca de las 6.50- y terminó en un dispositivo para resguardar el hermetismo que ha mantenido desde que llegó a ONU-Mujeres, en septiembre de 2010.

Ningún dirigente del mundo opositor fue invitado al matrimonio del hijo mayor de Bachelet. Ni siquiera sus más cercanos colaboradores de la Fundación Dialoga. Sólo participaron dos amigos de máxima confianza de la familia, como son el ex presidente del CDE, Carlos Mackenney, y la ex jefa de la Junji, Estela Ortiz, con quien mantiene una relación desde que sus abuelos maternos enviudaron jóvenes y se fueron a vivir juntos.

Bachelet tampoco dejó huellas de su estadía en Chile. El sábado 13 no hubo movimientos en su residencia hasta las 10 de la noche, cuando los camarógrafos que aguardaban su llegada sólo divisaron que las luces de la casa se prendían. A las 9.30 de la mañana siguiente se divisaron dos automóviles polarizados que abandonaban la residencia rápidamente, sin lograr ser fotografiados.

A esa altura, la presencia de Bachelet inquietaba a la Concertación. El senador Jorge Pizarro señaló unas pocas horas después de su arribo que se trataba de una visita absolutamente familiar y alejada de la política. Conocido como uno de sus hombres más cercanos en la DC, Pizarro era uno de los pocos que sabía que la ex presidenta viajaría al matrimonio de Sebastián Dávalos. No sabía la fecha, pero su frase fue rápidamente leída en la oposición como una clara señal de que Bachelet no apoyaría en terreno a los candidatos a alcalde ni recibiría al establishment concertacionista. El que su madre, Angela Jeria, no diera ninguna pista de la visita, tampoco pasó inadvertido. "Ella muchas veces llega sin que yo sepa y me da la sorpresa".

Algunos candidatos se quejaron por no haber sido apoyados por la ex presidenta, como ocurrió con el postulante por Maipú, Cristián Vittori (DC), quien enfrenta una estrecha disputa con Joaquín Lavín León. A los partidarios de Donckaster que llegaron a la casa de Bachelet tampoco les gustó no ser recibidos. Otros, como el diputado Matías Walker (DC), intentaron sin éxito contactarse con el entorno de la ex Mandataria para coordinar actividades municipales, en su caso en la IV Región: al darse cuenta del carácter privado de la visita, echó pie atrás con sus gestiones.

La impaciencia de algunas voces oficialistas no fue tema para el equipo de la jefa de ONU-Mujeres. Vittori había sido contactado días antes por la periodista María Angélica "Jupi" Alvarez, una de las asesoras de mayor confianza y cercanía de Bachelet, y por la ex ministra Laura Albornoz. Las llamadas tenían como objetivo coordinar una visita de Angela Jeria a su comuna. En el caso de Donckaster está previsto que la madre de la ex presidenta lo acompañe en el cierre de su campaña.

El despliegue de Jeria apoyando en terreno a los candidatos de la oposición se ha convertido en la vía por la cual Bachelet ha marcado "presencia" en las municipales. Es Alvarez y el ex jefe de gabinete y hombre de confianza de la ex Presidenta, Rodrigo Peñailillo, quienes suelen coordinar sus visitas, que han incluido lugares estratégicos en las últimas semanas: Santiago, Concepción, Puerto Montt, La Serena, Antofagasta, Coquimbo, Cerro Navia y Maipú, entre otras.

La ex ministra Albornoz la acompaña a las actividades de candidatos de la DC. La próxima semana irá junto a Jeria a la zona devastada por el 27/F. La antropóloga suele preguntar el nombre de la gente antes de saludarla y en sus mensajes agradece el "cariño" a su hija y pide el voto para los candidatos a alcalde y la unidad de los partidos de la oposición.

Pocas horas después del aterrizaje de Bachelet, el vocero Andrés Chadwick abordó la posibilidad de que participara en la campaña opositora durante su visita. El ministro evitó llamarla "ex presidenta" y, tal como apuestan a remarcar en La Moneda en los próximos meses, habló de la "candidata de la Concertación", un bloque cuya evaluación en las encuestas ha caído progresivamente. En la Alianza, por su lado, la emplazaron a romper su silencio.

La reacción oficialista y su interés porque entre en el ruedo presidencial cuanto antes es justamente uno de los factores por los cuales Bachelet ha guardado total hermetismo.

En el reducido círculo de Bachelet señalan que la ex presidenta no va a romper el silencio hasta que anuncie su candidatura -ni siquiera a través de cartas como la que en junio envió a la DC- y que no dejará ni que el oficialismo ni la oposición le imponga plazos. La alta popularidad que le otorgan las encuestas, explica un integrante de la Fundación Dialoga, no hacen necesario un cambio de estrategia y lo que menos le conviene es exponerse al "fango" de la política ni a críticas.

El estilo hermético lo hizo sentir en su campaña -dijo que "el que se mueve no sale en la foto" antes de conformar su primer gabinete- y su gobierno. La falta de discreción y el que dirigentes o colaboradores se atribuyan su representación tenía un alto costo. Un ex ministro afirma que, cuando se sostenían reuniones bilaterales, Bachelet siempre terminaba el encuentro con una frase: "Recuerda que esta conversación es privada". Eso significaba que no se podía contar el contenido de la cita "ni en la casa". Y que, de cometerse un error, se castigaba con la pérdida de confianza.

Cuando Vivienne Bachelet declaró en 2009 que votaría por Marco Enríquez, la prima de la entonces Mandataria sospechó que había causado su enojo. Sólo una conversación de tres horas con Angela Jeria la hizo pensar que no había sido "castigada".

La disciplina de la ex presidenta para mantener su silencio y los costos de quienes rompan ese código se ha traducido en que hoy nadie pueda hablar en su representación y que, durante el debate por la asamblea constituyente, dos de sus más cercanos tuvieran posturas contrarias: Camilo Escalona y Estela Ortiz. Pocos o nadie en la Concertación saben lo que piensa, pese a que la jefa de ONU-Mujeres es su carta para volver a La Moneda y liderar la coalición. No sólo eso. A Bachelet no le es funcional aparecer cercana a una coalición desgastada, tomar definiciones anticipadas entre sus dos "almas" y menos acercarse a los partidos, con los que mantiene significativas diferencias: buscará tener más autonomía que en su anterior gobierno.

Desde este escenario, Mackenney y Ortiz, los únicos invitados con figuración pública en el matrimonio de Sebastián Dávalos, no hablaron de la ceremonia ni con sus amigos. Y sus otras visitas a Chile no han salido la luz pública. El año nuevo pasado, por ejemplo, celebró en su residencia de La Reina junto a su familia y la madre del ex senador Carlos Ominami, Edith Pascual, quien es amiga y vecina de Angela Jeria en el piso 10 de un edificio cercano a la Escuela Militar.

Ahora, un día después de las críticas de la Alianza, la ex presidenta mantuvo inmutable su diseño. Cerca de las 22.30 del domingo entraron velozmente al condominio de La Reina los dos automóviles con vidrios polarizados que se estacionaron los dos días en la vivienda de Bachelet, de quien hasta entonces no se tenía siquiera una fotografía. Las cortinas de la casa se cerraron rápido y se apagaron las luces. "¿Por qué le dan tanta prensa si no quiere aparecer?", comentaban los vecinos que paseaban por el lugar.

Entre sus más cercanos, en tanto, sólo señalaban que a Bachelet no le interesa desembarcar pronto en Chile, debido a su alta popularidad en los sondeos de opinión. Y que la de 2013 será una campaña distinta a todas las que se han visto en los últimos veintidós años: corta y con metodologías menos tradicionales. A medida de que avanza el tiempo, explicaba una dirigenta de la Concertación que integra su círculo de confianza, es improbable que llegue al país antes del 8 de marzo. Ese día, se celebrará la ONU un acto por el Día Internacional de la Mujer, por lo que recién después de esa fecha podrá cerrar su ciclo en Nueva York. "Regresará lo más cercano posible al 30 de junio", indican en el bacheletismo, aludiendo a la fecha programada para una primaria de la oposición.

La ex presidenta ya ha dicho que no votará en los comicios municipales del próximo domingo, aunque estará en Chile algunos días durante el mes de enero. En una fecha aún no fijada, el subsecretario general de la ONU, Heraldo Muñoz, convocó a un encuentro sobre seguridad ciudadana en Viña del Mar. Entre los invitados están los ex mandatarios Ernesto Zedillo, Alvaro Colón, Tabaré Vázquez, Leonel Fernández y Ricardo Lagos. Bachelet ya confirmó su participación al encuentro y, en el marco de dicha cita, se prevé que los asistentes sostengan una reunión con el Presidente Sebastián Piñera en Cerro Castillo.

Hasta esa fecha al menos la estrategia de la ex mandataria seguirá intacta, tal como lo demostró en sus 60 horas en Chile. El único retrato de la jefa de ONU-Mujeres fue al abandonar el país, cuando llegó al salón VIP del aeropuerto -esta vez escoltada por un jeep- pasadas las ocho de la noche. "Hola, ¿cómo están?", dijo antes de tomar un vuelo a Lima, donde al día siguiente participó en un encuentro con el Presidente Ollanta Humala.

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