Para BlackBerry llegó la hora del Plan B

<P>La firma canadiense, pionera en el mercado de los smartphones y por varios años la fuerza dominante en el segmento corporativo, analiza sus opciones para no desaparecer. </P>




"Dada la importancia y fortaleza de nuestra tecnología, la evolución de la industria y el escenario competitivo, creemos que es el momento adecuado para explorar alternativas estratégicas". Las palabras pronunciadas este lunes por Timothy Dattels, el director de BlackBerry que encabeza el comité encargado de revisar las opciones de la multinacional, marcaron un punto de inflexión: el momento en que la compañía canadiense admitió la profundidad de sus problemas, lo que, según la visión de los analistas, equivale a colgar un letrero de "Se vende" en su puerta.

Aunque el anuncio pueda parecer sorpresivo, si hay que ponerle fecha al comienzo de los problemas de BlackBerry, un buen punto de partida es el lanzamiento del iPhone, en enero de 2007. "Plantearlo como un mar de cambios es exagerado", consideró entonces el CEO de la firma, Jim Balsillie.

En ese tiempo, BlackBerry estaba en una posición cómoda: tenía 50% del mercado norteamericano de los smartphones, según datos de Gartner, y una capitalización bursátil de US$ 77 mil millones. Sus clientes eran sobre todo empresas y gobiernos, que contrataban el servicio para sus empleados. Hoy su participación de mercado es de apenas 3,4%, y su valor en Bolsa es 14 veces inferior: US$ 5.500 millones.

¿Cómo pudo equivocarse tanto? A su favor, hay que decir que Microsoft y Nokia tampoco pensaron que el iPhone se popularizaría como lo hizo: Steve Ballmer declaró que sin un teclado, el nuevo dispositivo no tendría gran atracción entre los clientes de negocios. Y sus primeras versiones no pasaron uno de los controles de calidad de Nokia: seguir funcionando tras varias caídas desde una altura de un metro y medio.

Pero además, BlackBerry no reconoció la amenaza de los smartphones asiáticos de bajo costo, ni anticipó la tendencia creciente entre las empresas a permitir que los empleados eligieran el aparato que querían usar y, en lo posible, que pagaran por él. En cambio, siguió apostando a su seguridad y red dedicada, insistiendo en el segmento empresas en lugar de tratar de llegar directamente al consumidor.

El año pasado, debilitada por una interrupción de sus servicios que dañó su imagen de confiabilidad, Blackberry cambió la plana ejecutiva e hizo una revisión estratégica de su plan de negocios. Ese proceso terminó con el lanzamiento del sistema operativo BB10 y los teléfonos Q10 y Z10, en enero de este año. Aunque bien evaluados, es probable que hayan llegado tarde. Las ventas en el segundo trimestre estuvieron un millón de unidades por debajo de lo previsto por los analistas, y la base de clientes se redujo a 72 millones, cuatro millones menos que en el primer trimestre. Además, hubo una pérdida trimestral neta de US$ 84 millones. Esas cifras provocaron el llamado a la paciencia de su CEO, Thorsten Heins. "Es una batalla cuesta arriba, pero hacemos lo mejor que podemos", dijo a los accionistas el 10 de julio. "BlackBerry aún está en sus etapas iniciales de transición", afirmó. Pero vino el anuncio del lunes que marcó un cambio de rumbo.

Salidas posibles

BlackBerry ha sido comparada con Nokia, que también enfrenta un camino cuesta arriba, con Dell, la firma de computadores que su fundador Michael Dell quiere comprar con ayuda de un fondo de inversión para sacarla de Bolsa y reestructurarla fuera del escrutinio público, y también con Palm, que fue comprada por HP en abril de 2010 y desapareció casi un año después.

Ya el viernes previo al anuncio, se hablaba de una compra apalancada, una figura en la que la empresa comprada paga por la adquisición con su propio flujo de efectivo. Prem Watsa, el principal accionista de BlackBerry a través de su sociedad de inversión Fairfax Financial, renunció el lunes al directorio por un eventual conflicto de interés con la revisión estratégica. "Creemos que la renuncia de Prem Watsa al directorio apoya el escenario de una posible compra apalancada", declaró a Financial Times Peter Misek, de Jefferies. "Fairfax, junto a fondos de pensiones y bancos canadienses, quiere cerrar el capital de BlackBerry". Eso les permitiría reorganizar la firma sin la presión del mercado de valores.

Según Bloomberg, banqueros de JPMorgan y RBC Capital han estado sondeando posibles compradores desde el año pasado, sin éxito. Parte del problema es que el gobierno canadiense debe autorizar las compras de sus empresas nacionales, y ya ha dado señales de que rechazaría, por razones de seguridad nacional, la adquisición por parte de una firma china, como Lenovo, Huawei o HTC, los interesados más probables.

El artículo de Bloomberg agrega que las firmas de capital privado en particular tienen poco interés en comprar la compañía completa, debido a lo incierto de su futuro. Pero los analistas destacan el valor de los activos de propiedad intelectual de BlackBerry, que valorizan entre US$ 1.000 millones y US$ 3.000 millones. Steven Li, analista de Raymond James Financial, estimó en un informe que en caso de liquidación, es decir, si la empresa es vendida por partes, podría valorizarse entre US$ 7 y US$ 15 por acción (hoy se cotiza US$ 10,51), ya que cuenta con patentes por US$ 1.600 millones y licencias por US$ 824 millones.

Además de una venta, existe la opción de que la firma decida seguir adelante, pero orientada al software y servicios. En 2010 compró QNX, una firma cuyo programa se usa en dispositivos médicos fabricados por General Electric, así como en el servicio OnStar de General Motors y en los automóviles de Audi y BMW. Pero es poco probable que vuelva a ser un actor relevante en el mercado de la telefonía, donde, según datos de IDC, cuatro de cada cinco nuevos teléfonos que se venden usan el sistema operativo Android.

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