Para pasear con un verdadero francés
<P>La segunda generación del Citroën C3 creció en dimensiones, mejoró sus motores, y tras probarlo en las calles de París y alrededores, resultó ser un auto mucho más atractivo, visual y conductivamente. El nuevo modelo llegaría a Chile a mediados de año. </P>
Manejar por las calles de París es una travesía. Los monumentos y las calles históricas albergan millones de autos, y la astucia tras el volante no sirve de nada si el vehículo no responde. Quizás por esto es que el Citroën C3 es un digno descendiente de la industria francesa.
La segunda generación del compacto de Citroën es completamente nueva, y sólo existen vestigios de la antigua generación, como su forma redondeada tipo monovolumen y la carrocería de cinco puertas.
El modelo es mucho más grande que la generación que aún se vende en Chile, y que nació en 2002. Mide 3.941 mm de largo (+91 mm), 1.728 mm de ancho (+61 mm), 1.524 mm de alto (+5 mm), y su distancia entre ejes es de 2.466, frente a los 2.460 mm del modelo anterior. El maletero, en tanto, quedó en 300 litros, cinco menos que el antiguo modelo, pero como tiene una concepción funcional y juvenil, está lleno de portaobjetos.
En el interior se nota una superioridad en calidad y diseño respecto a la primera generación. Tiene tres tipos de plásticos y aplicaciones similares al aluminio. Si bien todo se ve muy armónico, Citroën sólo debería mejorar uno de los plásticos utilizados.
Destaca el tablero flotante, muy parecido al que tiene el DS3, y que entrega mayor espacio para las piernas del acompañante. Hay nuevos controles y una consola más funcional y práctica que la anterior.
El habitáculo destaca por su gran luminosidad, gracias a que tiene un parabrisas panorámico de 1,35 metro de longitud, que se prolonga por el techo hasta la altura de los asientos delanteros. Eso sí, se puede dejar como un parabrisas normal gracias al sistema corredero del techo, similar a un sunroof, pero más grande.
La posición de manejo es más baja que en el antiguo C3, pero no por eso es incómoda. Si bien el fabricante francés indica que el auto tiene cinco plazas, la verdad es que con cuatro personas el auto anda bien y van todos sentados muy cómodos.
Entre el equipamiento destacan cuatro airbags (frontales y laterales delanteros, de serie en todas las versiones), frenos ABS, luces diurnas, computador a bordo, aire acondicionado, volante regulable en altura y profundidad y kit eléctrico completo (vidrios, espejos y cierre centralizado).
Auto para pasear
El nuevo Citroën C3 está disponible en Francia con ocho motores, cuatro bencineros (1.1 de 60 Cv, 1.4 de 75 y 95 Cv, y 1.6 de 120 caballos) y cuatro diésel (1.4 de 68 Cv y tres 1.6, de 90, 92 y 112 caballos). A Chile, el nuevo modelo llegará a mediados de año equipando el bloque gasolinero 1.4 de 75 caballos, misma versión que se comercializa en la actualidad.
La unidad testeada en Francia fue la diésel 1.6 litro de 90 Cv, con un torque máximo de 215 Nm, que comienzan a sentirse bajo las 2.000 rpm. El motor es bastante silencioso, en ralentí y en bajas revoluciones, y es casi insonoro a velocidad constante, lo que reafirma que el grupo PSA sigue siendo uno de los mejores fabricantes de este tipo de bloques petroleros.
Tiene escaso turbolag, y para los 90 caballos disponibles, sorprende su respuesta, pues es ágil y dinámico gracias a su peso y dimensiones.
La suspensión delantera es independiente tipo McPherson y atrás lleva un brazo rígido con una viga transversal de torsión. Es una suspensión citadina, firme, que absorbe bien las irregularidades de la carretera y los baches urbanos. Además, transmite mucha confianza en carretera circulando a alta velocidad. En estas condiciones, la suspensión aísla muy bien el habitáculo, aunque esto no pasa si el pavimento tiene ciertas irregularidades, ya que la carrocería cabecea y tiende a cargarse en curvas. A pesar de eso, el nuevo C3 siempre se siente como un auto estable y seguro.
Si bien existe un excelente tacto en la dirección, la que está muy bien asistida, cuenta con dureza variable de acuerdo a la velocidad del vehículo, que resulta suave cuando se circula despacio y firme cuando se va rápido. Le falta feedback hacia el conductor, pero resulta muy maniobrable.
La transmisión es mecánica de cinco velocidades, bien relacionada para que el motor sea económico. El urbano de Citroën también puede ser un buen compañero para escapar de París y emprender rumbo a Versalles, con un rendimiento cercano a los 27 km/h en carretera. ¡Magnifique!
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