Paranoia, narcisismo y excentricidad definen la personalidad del líder libio




En un cable de 2009, escrito por el entonces embajador de Estados Unidos en Trípoli Gene Cretz, y dado a conocer el año pasado por Wikileaks, se definía a Muammar Gaddafi como "voluble" y "excéntrico", que le tiene miedo a estar en edificios altos y que prefiere no sobrevolar el mar. Ante la desaparición o huida del líder libio, toda la información sobre la personalidad y las actitudes de Gaddafi parecen ser útiles para entender los parámetros mentales con los que se mueve y cómo podría actuar ante el acoso de las fuerzas rebeldes que lo buscan vivo o muerto.

En esa línea, el periodista The New York Times John Burns define a Gaddafi como "excéntrico", "con una falta de racionalidad" y, considerando sus acciones, "desconectadas a menudo de la realidad", todos estos elementos "hacen más difícil predecir sus movimientos". Citado por CNN, el reportero, que recientemente ha estado en Trípoli, señala que Gaddafi "es un misterio. Todos especulamos y especulamos sobre un hombre impredecible".

El mismo embajador Cretz sostuvo que Gaddafi evita en principio mirar a su interlocutor a los ojos y muchas veces pueden producirse silencios largos e incómodos en una reunión con él. Pero de la misma forma puede ser "un interlocutor interesado y encantador, un autoproclamado intelectual y filósofo, ansioso desde hace años de tener la oportunidad de compartir con la otra persona sus puntos de vista sobre los temas globales", escribió el diplomático en el cable del Departamento de Estado.

Gaddafi "presenta un cuadro paranoide activo en el final de su evolución" y "sus ademanes y locuciones denotan una personalidad rígida y egocéntrica, mientras que el lenguaje compulsivo y entrecortado es propio de los paranoides y de personas megalomaníacas", explicó al diario español El Mundo José Cabrera, psiquiatra forense y autor del libro La salud mental y los políticos.

Así, sus extravagancias -como la obsesión de querer dormir en tiendas beduinas independiente de dónde esté, sus guardaespaldas femeninas y su equipo de enfermeras ucranianas- no harían otra cosa que acrecentar su personalidad narcisista y poderosa. De hecho, no se trata de un paranoico a secas, sino uno con éxito y poder (sus casi 40 años en el poder lo demuestran), pero que lo hacen más peligroso, porque podría dar rienda suelta a su creencia de superioridad y a su narcisismo.

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