Pasajeros relatan los minutos de terror dentro del vagón del tiroteo

A tres días de la balacera que protagonizó Israel Huerta Céspedes (45) a bordo del vagón N° 0080 que se dirigía hacia la Estación Plaza de Maipú, la fiscalía ha recabado declaraciones de víctimas y testigos, además de antecedentes que permiten reconstruir el ataque en el que murieron Mario Acevedo Meneses (55) y Fernando Oñate Muñoz (43), y resultaron heridos Karina Catalán (26), Sebastián León (23), Antonio Rebolledo (21) y Jonathan Vásquez (20).

A continuación, extractos de los testimonios del ataque relatados por los pasajeros:

"Estaba en el penúltimo vagón del Metro en dirección a Plaza de Maipú y, antes que el tren entrara a los andenes, miré por la ventana que separa los carros y vi que, a unos cinco metros de mí, en el último vagón, había una persona que vestía pantalones oscuros y una chaqueta color gris cuadrillé, y caminaba portando en sus manos un arma".

"Faltaba poco para entrar a la estación, estaba cerca de la puerta para bajarme y noto que (Israel Huerta) estaba nervioso. Algo me dijo que no le quitara la vista de encima. El tipo estaba nervioso y me miraba, luego sacó la pistola, apuntó y pegó el primer balazo".

"Esta persona de tez morena, pelo corto canoso, con barba larga canosa, comenzó a disparar a los pasajeros. Pude ver que tenía en su mano una pistola, yo estaba a un metro de distancia, en ese momento me tiré al suelo y cubrí a mi polola con mi cuerpo, pero lo estaba mirando en todo momento, fueron alrededor de nueve disparos, todos dentro del vagón".

"Me agaché hasta esperar a que se abrieran las puertas y protegerme. Al detenerse el Metro y abrirse las puertas, esta persona guardó el arma entre sus vestimentas y salió caminando en forma normal".

"(Huerta) bajó con el arma en su mano, la guardó en su cintura y salió caminando, en ese momento le brindé primeros auxilios a un joven que estaba herido en su pecho; pasados unos 15 minutos llegó personal de la ambulancia".

"Un herido venía saliendo del vagón. Estaba caminando con la mano en el pecho, en el lado contrario al corazón. Lo tiramos al suelo, de espalda. Salía mucha sangre, pero cuando nos preguntaba si salía harta sangre, le decíamos que no".

"Preguntamos qué había pasado, si habían tratado de asaltar o algo así, y (el herido) dijo que no, que sin motivo le habían disparado. Me preguntaba si iba a morir y nosotros le decíamos que no, le tirábamos tallas y chistes".