Patentes de alcoholes




Señor director:

La semana pasada resolvimos limitar las patentes de botillerías utilizando la facultad de la Intendencia para fijar el número de permisos de venta de alcohol cada tres años.

Ello, pues nos dimos cuenta que ha existido una proliferación indiscriminada de estos locales que ha llevado a la paradoja de que existan comunas donde hay más botillerías que farmacias.

Este fenómeno ha ocurrido por diversas razones, entre ellas, las patentes de arrastre que venían desde antes de 2004 cuando la ley se modificó haciendo más restrictiva la entrega, fijando una patente por cada 600 habitantes. Además, sólo desde entonces se incluyó a los minimarkets como patentes restringidas, quedando muchos de ellos funcionando. Asimismo, en la década de los noventa hubo comunas que se dividieron y quedaron con una distribución desigual de patentes.

Nos dimos cuenta que hasta ahora no se había pensado en el impacto que puede causar en la ciudad una repartición indiscriminada de este tipo de locales.

Según la opinión técnica del Senda y la Subsecretaría de Prevención del Delito, el mayor número de estos locales contribuye a la percepción de inseguridad de los vecinos.

Lo que hicimos fue reordenar la distribución, de manera que se fija un límite para las patentes tipo A y H (botillerías y minimarkets) en una patente por cada 1.250 habitantes. Esto significa que se congela el otorgamiento de estas patentes en muchos municipios que las tenían en exceso.

Es una medida a largo plazo que no sólo beneficiará a los vecinos, sino también a los mismos dueños de botillerías, que verán las consecuencias positivas de una distribución más justa. A la larga serán las botillerías que tengan un mejor comportamiento, tanto administrativo como respecto de su entorno, las que van a sobrevivir para beneficio de todos.

Juan Antonio Peribonio
Intendente metropolitano

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