Patrick Swayze: Muere un icono del cine romántico de fines de los 80
<P>Tras un año y medio de tratamiento, murió el protagonista de <I>Dirty dancing</I> y <I>Ghost</I>. A los 57 años, el actor tuvo una historia de amor digna de película y una batalla contra el cáncer de páncreas que superó las expectativas de vida de los médicos.</P>
La peleó y sorprendió a los expertos, esos que dicen que los enfermos de cáncer de páncreas no sobreviven más de seis meses desde que se les diagnostica. A Patrick Swayze se lo detectaron en enero de 2008 e incluso se dio el gusto de hacer una serie (The beast, para el canal A&E) en pleno tratamiento. Pero no dio más. Ayer, a los 57 años, falleció por complicaciones de un cáncer que -en abril pasado- se extendió al hígado. Según se informó, estaba en su domicilio, tranquilo y acompañado de su esposa, Lisa Niemi, con quien estuvo casado 34 años y con la que vivió una historia romántica como la de sus películas más famosas: se conocieron cuando eran adolescentes, cuando ella asistía a clases de baile impartidas por la madre de él, que era coreógrafa. El flechazo fue fulminante. Nunca más se separaron. Y Niemi, quien junto al actor escribió un libro de memorias que saldrá publicado en los próximos meses, estuvo a su lado cuando a fines de los 70 el actor tuvo serios problemas de alcoholismo y desde el año pasado, cuando Swayze tuvo que hacer quimioterapia y los dolores eran tan intensos que los médicos le dieron marihuana para aplacarlos.
Aunque en 1983 Francis F. Coppola lo reclutó para su cinta Los desalmados -semillero de varios actores-, no fue sino hasta 1985 que tuvo su primera aparición mediática, como uno de los soldados de la serie Norte y Sur, sobre la Guerra Civil en Estados Unidos. El éxito, eso sí, vino de lleno en 1987, interpretando el rol por el que pasará a la historia del cine: como el instructor de baile Johnny Castle en Dirty dancing. La cinta, que recaudó más de US$ 300 millones en todo el mundo, hizo que Swayze lograra una nominación al Globo de Oro, la impronta de sex symbol de los 80, un inesperado éxito radial (She's like the wind) y, para la posteridad, la clásica escena final, con él impulsando por los aires a Jennifer Grey al son de The time of my life.
Tres años después se anota el segundo batatazo de su carrera: Ghost. Como el hombre que es asesinado y vuelve convertido en fantasma para que su esposa (Demi Moore) descubra quién lo asesinó. Otro éxito de taquilla y otra escena que pasó a la historia, con la pareja esculpiendo greda mientras suena Unchained melody.
Sin embargo, Swayze logró el que quizás sea el mejor rol de su carrera en 1991. Dejando de lado el tono más azucarado de sus anteriores trabajos, personificó al antagonista de Keanu Reeves en Punto de quiebre. Y de la mano de la directora Kathryn Bigelow, se anotó una actuación destacable como el surfista líder de una banda que asaltaba bancos con máscaras de ex presidentes de EE.UU. Una notable cinta de culto que, sin embargo, no alcanzó para reimpulsar su carrera, empantanada en comedias románticas.
Y vinieron cintas olvidables (La ciudad de la alegría), actuaciones secundarias (Donnie darko), la autoparodia (Noches de La Habana) y el olvido. Hasta que salieron los reportes de su enfermedad, las imágenes de Swayze demacrado, el esperable "homenaje" hollywoodense, el morbo por el tiempo de vida que le quedaba y el dolor del actor, que reconocía tener miedo a morir.
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