Paulina Pérez: "Hay que pedirle a la justicia civil un rol más protagónico"
<P> La sicóloga explica el trabajo que despliega esta arquidiócesis frente al tema de delitos sexuales.</P>
"Es buena, da voz al dolor profundo de los fieles ante el descubrimiento de estas terribles realidades". Así opina la directora del Departamento de Prevención de Abusos del Arzobispado de Santiago, Paulina Pérez, respecto de Spotlight, el film que acaba de obtener el Oscar a "mejor película" , y que relata como la Arquidiócesis de Boston, en EE.UU., intentó evitar que los abusos sexuales protagonizados por sacerdotes de Massachusetts fueran conocidos.
La sicóloga sostiene que su institución debe ayudar para que Chile deje de ser uno de los países con un importante número de denuncias de abusos sexuales, según ha publicado la Oficina de la ONU para la Droga y el Delito. Y también para dejar atrás casos emblemáticos del propio clero, como el de Fernando Karadima.
¿Qué significan, hoy en día, los abusos sexuales para la Iglesia?
No hay nada más antireino que el abuso de menores. Esto va en contra de nuestro principio fundamental, y por eso, el cardenal Ricardo Ezzati ha sido enfático en que no vuelva a ocurrir. Me dolió mucho cuando el obispo (Alejandro) Goic (vicepresidente de la Conferencia Episcopal) dijo que pasamos de ser una Iglesia que protegía al excluido, durante la dictadura, a una Iglesia agresora.
¿Cómo funciona este Departamento de Prevención de Abusos?
Se empezó a trabajar en esto en 2014. Después se promulgaron las "Líneas guía", el código que establece los procedimientos que deben seguir todas las diócesis de Chile con el tema.
¿Quienes trabajan allí?
Distintos profesionales que apoyan al arzobispo en la toma de decisiones y las políticas de prevención. Creamos estrategias con la promoción de un ambiente sano en la formación de todo agente pastoral.
¿A quiénes está dirigido este departamento?
A toda la gente de pastoral y parroquias, pero también a los colegios que tienen dependencia del Arzobispado, además de los movimientos y nuevas comunidades. No trabajamos sólo para evitar que los curas abusen de los niños.
Un propósito del departamento es erradicar conductas para prevenir los abusos. ¿Como cuáles?
Esto tiene que ver con el abuso del poder. Nuestra Iglesia tiene un carácter jerárquico, lo que no es ningún secreto. Lo que nos interesa es que estas jerarquías no sean de dominio, si no lugares donde se beneficie la convivencia.
¿Qué opina de la labor del gobierno en el combate de los abusos sexuales?
Me llama la atención los esfuerzos de la política pública, que se enfocan en la reparación de las víctimas. La prevención es un tema que aún está en deuda. El Sename la ha tenido que sacar porque es un servicio, no un ministerio, por tanto no asume la línea preventiva, que en un minuto sí la tuvo. Si vas a un colegio, te dirán que asumen el abuso sexual, pero no tienen más que un protocolo de denuncia cuando el problema ya existe. A todos los colegios les exigen, por ley, un protocolo de denuncia. Incluso existe uno que lo puedes descargar desde la web del Mineduc. O sea, es un tema que aparece cuando hay denuncia, pero, ¿qué hacemos en prevención?
¿Es posible prevenir un abuso sexual, considerando que no depende de la víctima?
Existen muchos modelos para prevenirlos. El autocuidado es uno de los más conocidos y que más se trabaja en educación y salud. Es un modelo que se ha promovido mucho, pero que también tiene críticas, porque de alguna manera responsabiliza al niño de poder detener el abuso y desconoce toda la dinámica abusiva. También existen otros modelos que regulan el contacto con los menores. Algunas congregaciones religiosas tienen normas, por ejemplo los jesuitas y los salesianos, que regulan el contacto. Nosotros hemos probado por otra vía. Trabajamos fortaleciendo los factores protectores y el desarrollo de vínculos sanos, con empatía, acompañamiento, educando a la comunidad.
¿Considera que las sanciones canónicas son proporcionales a los abusos?
Es derecho canónico, no podemos pensar que funciona como un aparato de justicia civil. La Iglesia, de una u otra manera, ha tenido que asumir la sanción de esta situación en un aparataje que no estaba preparado para resolverlo.
¿Considera que deberían reformarse las sanciones?
La ministra de Justicia ha dicho que de 25 mil denuncias que llegan a la fiscalía, sólo el 10% tienen una sentencia condenatoria. El sistema judicial no es lo suficientemente condenatorio. Entonces, hay que pedirle a la justicia civil que tenga un rol más protagónico.
¿Existe autocrítica en los sectores más conservadores de la Iglesia?
Hemos aprendido que debemos sanar la herida. A partir de esa situación hemos visualizado otras dinámicas, como la revisión de los procesos formativos de los sacerdotes.
¿Recomienda ver Spotlight?
Sí, a pesar que no muestra los esfuerzos que se siguen desarrollando contra los abusos sexuales en la Iglesia Católica. Pero es valorable que el director haya llamado al Papa a seguir combatiendo esta problemática durante la premiación de los Oscar.
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