Pedro Peirano: "Antes de todo soy dibujante, es algo que no puedo dejar"

<P>El nuevo cómic del autor de Chancho Cero es El Club de los Juguetes Perdidos, que esta semana llega a librerías.</P>




¿De dónde saca esas ideas tan locas, Pedro Peirano? Un par de ballenas de piedra que protegen el Mar del Perpetuo Silencio y castigan a todo el que hable, una escalera repleta de cuervos que no dejan que nadie suba hasta la Catedral del Tiempo donde pueden cambiar su pasado o el rey de la Isla de las Visitas, ha transformado a todos sus habitantes en maquetas de papel. "No sé de dónde se me ocurren todas esas ideas. A mí me gustan que las cosas sean raras y divertidas. Esa de la escalera de cuervos, por ejemplo, la soñé", dice el periodista.

Hace ya varios años que Pedro Peirano es conocido por ser una de las mentes más creativas de la televisión chilena. Desde fines de los 90, cuando fue uno de los cerebros tras Plan Z y Factor humano, programas de culto del desaparecido canal Rock & Pop, luego siguió en TVN con programas como Mira tú y el más exitoso de todos: 31 minutos, junto a Alvaro Díaz. Pero no sólo eso. Peirano también escribió y dirigió con Sebastián Silva la cinta Gatos viejos y hace poco fue guionista de No, la película de Pablo Larraín, sobre la campaña publicitaria de la opción política que derrotó a Pinochet. Eso sí, antes de ser guionista y director, Peirano fue dibujante y un asiduo lector de cómics. Desde chico se devoraba las historias del Pato Donald, Tintín y el local Mampato del fallecido Themo Lobos. "Antes de todo soy dibujante y por eso es algo que no puedo dejar. Si ahora escribo guiones o dirijo películas es porque antes hice cómics. Todo lo veo como un cómic. Entonces, cuando puedo hacer sólo eso, es increíble, porque sólo yo hago la dirección de arte, la caracterización de personajes, el guión y los dibujos", dice.

Así, nacieron las viñetas de la hilarante Chancho cero, que el dibujante publicó en 2002 en formato libro, sobre la decadente Escuela de Lobotomía de la Universidad Nacional y sus mediocres estudiantes, inspirada en más de alguna forma en la Escuela de Periodismo de la U. de Chile, donde Peirano se formó. Ahora, el periodista vuelve al cómic con una historia infantil titulada El club de los juguetes perdidos, editada por Random House y que esta semana llegó a librerías.

En ella cuenta la aventura de un niño curioso, un ratón codicioso y un elegante pero miserable caballero que irán juntos tras la pista de un mapa que contiene la clave de un tesoro. El dibujante ya prepara una segunda parte.

Aunque casi todo es ficción, el punto de partida es un hecho verídico. Le pasó al propio Peirano: a los seis años perdió su juguete favorito, un gato de plástico azul que cayó en una acequia y nunca más recuperó. "Era una porquería de juguete, pero yo lo encontraba increíble, nunca más vi uno parecido. Es terrible, porque uno nunca piensa qué va a pasarte. ¿Cómo podrías perder un juguete que quieres tanto?... o sea ¡por qué!", exclama Peirano.

El libro está dedicado a Themo Lobos. ¿Qué heredaste de las lecturas de Mampato para tu cómic?

Fue formador. El creaba mundos ricos y villanos muy entretenidos y malvados. Tenía una vocación de profesor admirable. Yo no quiero educar a los lectores, pero sí rescato la moral de amistad entre los personajes de Themo Lobos. El poder ser amigo de alguien aunque fuese un desastre. Eso de que te quieran a pesar de ti mismo.

Metido en mil proyectos, Peirano está ahora mismo en México, trabajando en la segunda temporada de Niño Santo, la serie de misterio que escribe para la productora Canana Films, de Gael García y Diego Luna. El club de los juguetes perdidos lo hizo en los descansos entre No y Niño Santo, por eso demoró cuatro años en publicarla, aunque la idea la tenía en la cabeza desde 2009.

¿Estás satisfecho con el cómic?

Todo me gusta. Creo que es súper para niños, pero los adultos pueden reírse también. A los niños les gustarán más los personajes y las aventuras y a los adultos el humor. En ese sentido es como 31 minutos, que alcanza los dos niveles. ¿Te gustaría lograr en cómic personajes como los de 31 minutos?

Uno no trata de hacer personajes así, sucede que a veces se vuelven famosos. Nunca pensamos lo que iba a suceder con 31 minutos, aún nos sorprende. Han logrado una vida aparte de nosotros.

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